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Sábado, 16 de Julio de 2016

Gabriel Oliva Navas

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7 CONSEJOS PARA VENCER EL MIEDO A NADAR EN AGUAS ABIERTAS

 

 

 

 

Inmensa, verde en el oleaje y plata en la calma, profunda e infinita en el horizonte. Te sientes insignificante, te paralizas, abdicas irremediablemente y decides volver a casa -mañana entreno en la piscina y ya me pondré-. Conjuras una vez más. Pasada una semana, decides -por enésima vez- poner fin a esa agonía. Cargas tu mochila con el neopreno, tus gafas de natación, crema hidratante, otra anti-rozaduras  y una protección solar; sin embargo, aún queda espacio en esa mochila para un sinfín de excusas que se van introduciendo a medida que te acercas a la orilla. -Me duele el hombro, parece que hay bastante oleaje… no es un buen día-. Suspiras mientras sientes cómo las olas rompen sobre tu cuerpo y retumban en tu conciencia. La realidad, definitiva y contundente: otro día más que no te atreves.


Y es que nadar en aguas abiertas -mar, río o lago- supone un gran conflicto emocional para muchos amantes de la natación. Algunos se enfrentan a ello con determinación aunque van pereciendo a medida que le van surgiendo numerosos contratiempos; otros desisten en el primer intento  tras una experiencia demoledora. Pero, de una vez por todas, te has decidido a dar descanso a la piscina,  te has atrevido a prepararte para una triatlón o aquatlón, e incluso te has desafiado a realizar la famosa travesía de tu localidad que tantas veces has visto y  envidiado. Entonces,  ¿cómo podrías superar  ese miedo que te provoca nadar en mar abierto?
    

En primer lugar, diremos que el miedo es una emoción que se caracteriza por un sentimiento desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o ficticio, en el presente, pasado o futuro. Esta emoción tiene un rechazo al riesgo, por lo que una de las consecuencias es no actuar: la parálisis. (Diego Gutiérrez, 2015).
    

Efectivamente, nos hemos llevado toda nuestra vida nadando bajo la coraza y el manto protector de la certeza que nos propicia una piscina climatizada, con carriles bien delimitados, socorristas,  agua plana y cristalina y sin más especies vivas que otros nadadores. No obstante, el escenario que ahora se presenta es bien distinto y repleto de los más profundos desencadenadores de miedos. En aguas abiertas, el miedo a desorientarte y perderte en la profundidad del mar, a sufrir una lesión y que no te puedan auxiliar, a encontrarte con un ser vivo mayor que tú y hambriento, a sufrir un ataque de pánico o de ansiedad y descontrolar la respiración, son protagonistas en el diálogo interior que se va desarrollando simultáneamente a cada ciclo de brazadas que vas ejecutando.
    

Argumentando en este sentido, veo oportuno indicar que podemos dividir el miedo en tres niveles diferenciados  (Jeffers, 2007):


    a) Nivel Superficial: Miedos orientados hacia la situación, son los que suceden en tu vida (enfermedades y lesiones, envejecer, pérdidas económicas y familiares, muerte,…) y también son los miedos que exigen realizar una acción (tomar decisiones, cometer errores, hablar en público, hacer amigos,…).


    b) Nivel interno: Los miedos de este nivel tienen relación con los estados internos de tu mente y muestran tu capacidad de desenvolverte en el mundo (miedo al rechazo, al éxito, al fracaso, a la incapacidad, a sentirse vulnerable).


    c) Nivel profundo: Es el nivel central, es el mayor miedo al que te enfrentas. Te sientes incapaz de afrontar ese miedo.


 Lo que te propongo en este artículo, es que seas capaz de aumentar la confianza en ti mismo y empieces a enfrentarte a todos esos miedos con pequeñas acciones. En esta ocasión, enfrentarte a tu miedo a nadar en aguas abiertas.
    

En primer lugar, debes identificar y profundizar en tu interior que es lo que te provoca ese miedo al nadar en aguas abiertas. Qué es lo que te paraliza realmente. Si es la profundidad, encontrarte con alguna especie marina no deseada o, por el contario, el hecho de que te genere cierta ansiedad nadar a través de las olas imposibilitándote una respiración fluida.  Probablemente, ninguno de ellos y todos a la vez. Aún así, una vez detectados y delimitados estos miedos, debes salir de tu zona de confort con la certeza de que los miedos se van a ir agregando a medida que vas progresando y planteándote nuevos retos. Para liberarte de esos miedos, debes actuar.
    

Para ayudaros en  vuestra propuesta de acción os dejo 7 consejos -siendo consciente de que hay muchos más- que pueden paliar esos miedos y hacer que el nadar en aguas abiertas sea una actividad placentera y gratificante:
    

1. Si la profundidad y la desorientación son uno de tus problemas, busca referencias que te generen seguridad. Por ejemplo, es fundamental que en tus primeras sesiones en aguas abiertas no te alejes mucho de la orilla y nades paralela a ella. Podrás visualizar la playa constantemente creando un poso de confianza y seguridad en ti mismo. De esta forma, notarás cuando te alejas demasiado de la orilla posibilitándote corregir inmediatamente la trayectoria. Para ello, cada varios ciclos de brazadas haz una respiración frontal para alinear tu trayectoria hacia el objetivo de llegada.  La orientación será mucho más efectiva si conoces bien el escenario y tienes puntos de referencias familiarizados (edificios, árboles,…). Por tanto, es aconsejable que empieces a nadar en playas, lagos o ríos que conozcas bien.
   

2. Es primordial que empieces a un ritmo suave controlando el ciclo respiratorio. Si empiezas nadando muy fuerte, el organismo te exigirá un demanda de oxígeno mayor,  provocando una respiración forzada, hiperventilarás y fácilmente sufrirás un ataque de pánico o una crisis de ansiedad.


3. Vigila el sentido del oleaje, si lo hubiese, y respira hacia el lado contrario donde rompen las olas para evitar el riesgo de tragar agua. En caso de que el mar estuviera en calma, lo ideal es la respiración bilateral (cada tres brazadas) descargando el esfuerzo hacia ambas zonas del cuerpo y consiguiendo una mayor amplitud visual y por tanto, una mejor orientación. Si estás acostumbrado a nadar solo por la derecha o por la izquierda, arbitrariamente cambia la respiración hacia el lado no dominante. Nadar en aguas abiertas puede provocar  leves mareos, intenta minimizar este hecho realizando respiraciones en ambos sentidos.
    

4. No des importancia a las rumiaciones y cavilaciones que te van surgiendo acerca de tiburones u otras especies devoradoras, focaliza tu pensamiento en lo que estás realizando y los beneficios que te están propiciando. Cuando ese miedo te invada, comienza a decirte internamente en cada brazada: aquí (para el brazo derecho) y ahora (para el brazo izquierdo). Pronto se desvanecerá ese miedo y volverás a pensar en tu objetivo de llegada. Otro pequeño truco, que a mí me fue bien, era cerrar los ojos cuando soltaba el aire, evitando ver la profundidad, y abrirlos en el momento de coger aire o buscar las referencias. Me dio seguridad en un principio, ahora los abro habitualmente.
    

5. Nada acompañado en tus primeros días. Intenta hacerlo con otros nadadores más experimentados que te puedan aconsejar y auxiliar en caso de una lesión. Si vas a nadar solo, nada aconsejable en principiantes, asegúrate de hacerlo en horas de cierta afluencia de usuarios en las playas, con los servicios de emergencia y rescate operativos, asegurándote de que alguien sabe que estás nadando y dónde estás nadando. Deposita tus cosas que no necesites para nadar en la orilla a personas que conozcas o si no conoces a nadie acércate a una reunión que te inspire confianza y pídeles el favor de que vigilen tus pertenencias. El objetivo no es su pérdida, sino que alguien sepa que estas nadando.
    

6. No nades por zonas de salida y entrada de embarcaciones, ni más allá de las balizas de señalización, las motos de agua u otras embarcaciones pueden que no te vean. Hoy en día puedes obtener pequeñas balizas para cargar, cómodamente, mientras realizas el nado. Te harán mucho más visible.
    

7. Familiarízate con tu equipamiento. El traje de neopreno, si lo utilizas, te protegerá del frío y te propiciará más flotabilidad y por tanto mayor avance en el nado. No obstante, puede provocarte rozaduras al principio (utiliza cremas en las zonas más conflictivas como el cuello, axilas, pecho…). Recuerda que el traje te oprime más que el bañador de la piscina, causando, a veces, sensación de ahogo y falta de aire. Hazte con él. Por último, es importante que utilices gafas que no sólo te protejan del agua sino también del sol.
    

Ánimo, atrévete y recuerda: “El miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente". Alonso de Ercilla y Zúñiga.

    

 

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  • Olga

    Olga | Miércoles, 27 de Julio de 2016 a las 16:18:20 horas

    Estupendo artículo que invita a reflexionar no sólo sobre el miedo a nadar en el mar. Enhorabuena !!

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  • Salvador

    Salvador | Jueves, 21 de Julio de 2016 a las 10:48:12 horas

    Magnífico artículo para todo aquel que tenga ansiedad al muy buenos consejos Gabriel, de nuevo gracias por compartirlos con todos!

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  • deportes

    deportes | Miércoles, 20 de Julio de 2016 a las 00:07:05 horas

    Y que este chaval se haya tenidp que buscar la vida fuera de Rota. Desde luego que se nos van los mejores. Enhorabuena te echamos de menos.

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  • Gracia Dominguez

    Gracia Dominguez | Domingo, 17 de Julio de 2016 a las 15:01:28 horas

    Muy recomendable este artículo para aquellos que no se atreven porque creen que es imposible vencer el miedo a lo desconocido. Buenos consejos

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  • Un seguidor

    Un seguidor | Domingo, 17 de Julio de 2016 a las 13:09:21 horas

    Ya no sé si llamarte el Arturo Pérez-Reverte del deporte o no sé...lo que si sé es que cada artículo vas mejorando y dando más en el clavo a parte de aportarme conocimientos nuevos. Un placer poder seguirte y que dure hasta que mi cuerpo me deje, jeje.

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  • Mar

    Mar | Sábado, 16 de Julio de 2016 a las 15:15:26 horas

    Me ha venido muy bien este artículo ya que siempre pongo mil excusas a la hora de nadar en el mar. Pondré en práctica tus consejos. Muchas gracias.

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  • Nadador

    Nadador | Sábado, 16 de Julio de 2016 a las 13:58:28 horas

    Gracias por los consejos, son muy útiles.

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  • isebel

    isebel | Sábado, 16 de Julio de 2016 a las 10:45:43 horas

    Gabriel estoy de a cuerdo que el miedo es nuestro peor e nemigo yo lo se por experiencia porque el miedo abese nos domina y nosotros somos lo que lo tenemos que ve esmuy buenos consejos

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