Balsa Cirrito
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LOS MALOS SON LOS MALOS
Hasta ahora siempre había pensado que la corrección política era básicamente positiva. Ahora no estoy tan seguro. Porque cuando en virtud de esa corrección comenzamos a creernos que la realidad es lo que debería ser y no lo que realmente es, hay que llamar a Houston: tenemos un problema.
Un par de ejemplos. Cada vez que sufrimos un atentado terrorista hemos de escuchar a muchedumbres de bienintencionados comentadores que retiran la responsabilidad del terrorista que ha apretado el gatillo o que ha tirado del hilo del cinturón de explosivos. La culpa, nos dicen, es de quienes los financian y de quienes les venden las armas. Vale, de acuerdo, pero vayamos por partes. El que haya que ir también por los que ponen el dinero no quita un gramo de responsabilidad de quienes cometen los actos. A mí - y supongo que a ustedes - ya pueden venir cien jeques a financiarme, que no se me ocurre poner una bomba en un estadio. Para que se ponga una bomba, tiene que haber un hombre malo que la ponga allí, lo cual no depende exactamente de quién haya por detrás. En Occidente estamos tan acostumbrados a considerar a los terroristas como víctimas de no se sabe qué, que, por una estúpida y pervertida lógica, tras cualquier atentado, menudean como espárragos los que dicen que, en realidad, nosotros, Occidente, somos los culpables de que nos pongan las bombas. No, picha, no. Los culpables, los malos, son los que atentan, y las víctimas, los buenos, son los que vuelan por los aires porque algún descerebrado tenga demasiados complejos y frustraciones y le dé por solucionar sus neuras con un baño de sangre. Reconozco que durante un tiempo también traté de entender a los terroristas. Ya no. Curiosamente, la frase que me hizo ver las cosas de una forma diferente fue una que leí en una crítica cinematográfica: "Esta película, decía el crítico, es bastante original, ya que trata el tema del terrorismo desde el punto de vista de las víctimas y no del que comete los atentados". Caray, me dije, algo falla cuando nos preocupamos más por saber qué sienten los malos que en auxiliar y proteger a los buenos.
El otro ejemplo. Después de cada atentado terrorista, ¿cuál es la frase que más se escucha? Venga, piensen un instante. Pues es la siguiente: "no hay que culpar a todos los musulmanes de lo que hacen unos pocos fanáticos". Y el que no diga ole que se le inscriba en el libro negro. Evidentemente, sólo un neonazi puede pensar que todos los musulmanes o los árabes son culpables de los atentados que se cometen en su nombre. Pero igual de absurdo es pensar que todos los musulmanes son inocentes. Hay algo que me mosquea enormemente, y es la dificultad de encontrar datos sobre el grado de radicalidad de los musulmanes. Busquen en internet, y hagan preguntas del tipo ¿qué porcentaje de musulmanes se puede considerar radical? Los resultados serán muy decepcionantes, porque apenas aparecen datos, y los que aparecen son de una poca fiabilidad que asusta. Se refieren a encuestas que se realizan entre los musulmanes y cuya elaboración parece responder a los criterios de corrección política que comentábamos al principio. Por ejemplo, preguntan en EEUU: ¿Le parece que los ataques contra las Torres Gemelas estaban justificados?; el encuestado podía responder: completamente - bastante - poco - nada. Lo divertido (o, mejor dicho, lo triste) es que si un musulmán respondía que los ataques contra las Torres Gemelas estaban sólo "bastante justificados", lo etiquetaban como "moderado". En fin, según esos parámetros, resulta que hay un 5% de radicales, que vendrían a ser unas 75 millones de personas. Es una barbaridad, aunque las cosas seguramente son mucho peores. Porque, suponemos, la policía no es tonta. Los servicios de inteligencia de todos los países tienen datos más fidedignos, y sobre esos casi nada sabemos. Lo cual es muy mal indicio, ya que si esos datos indicaran que la mayoría de la población musulmana es moderada, serían proclamados a los cuatro y hasta los cinco vientos. En fin, dando vueltas por internet encontré un vídeo de una periodista estadounidense de origen árabe. La mujer intervenía en un debate, y en un momento dado dijo: "el número de radicales, según los distintos servicios de inteligencia, está estimado entre un 15 y un 25%, con lo cual estaríamos hablando de una cifra entre 180 y 350 millones de personas". Caramba. Pues no serán todos, pero sí que son un muchos. Aunque, por supuesto, de todo lo que hagan la culpa la tenemos nosotros, faltaría más.
Desde luego, no hace falta decirlo, eso no significa que los musulmanes vayan a ser siempre así. De hecho, es seguro que no siempre serán así. Al fin y al cabo, hace diez siglos, los cristianos eran tan fanáticos como los muslimes; si me apuran, más burros todavía. No se preocupen, todo se andará, y supongo que llegará el día en que las mujeres musulmanas no usarán burkinis en las piscinas, sino que irán en topless. Cuando veamos a las mujeres musulmanas alegremente liberadas en las playas, haciendo honor a la famosa campaña de free the nipple, sabremos que el problema se ha solucionado.












Jack Sparrow | Viernes, 08 de Abril de 2016 a las 12:03:37 horas
Vaya lecciòn de matematicas se ha llevado la academica en Pedanteria Cuantica, profesora Marta. Muy bien por Merceditas, a eso se le llama un ZAS!!! en todo el paladar y sin infulas, sino respetuosamente. A partir de hoy la sra. Merceditas es mi heroina. Por cierto es curioso que aqui la profe Marta señala los deberes de los ingleses y portugueses con sus colonias, pero no menciona los del Imperio Español, que tambien tiene repartidas muchas excolonias por el mundo. Entre ellas en el Sahara, donde Juancar, el rey jubilado, le cediò el terreno a su "hermano" arabe de Marruecos. Y asì les và.
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