Balsa Cirrito
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QUE VIVA EUROPA
Seguramente recuerdan ustedes aquello tan sonado del "No a la Guerra" de los tiempos de José María Aznar. Ahora que han pasado unos años y con la perspectiva que da el tiempo, tiendo a creer que se trató de un movimiento un poco hipócrita. Bueno, también me daba cuenta entonces, pero no lo quería reconocer. Es cierto que mucha gente figuró en él con loables sentimientos pacifistas, con una actitud noble de horror ante los desastres de la guerra; pero también que igualmente importante era el deseo de arremeter contra el Partido Popular y, sobre todo, contra José María Aznar. Y no lo digo por decir, sino como persona que durante aquellos días organizó y participó en manifestaciones, fue miembro de una plataforma contra la guerra y que incluso llegó a presentar varios programas sobre el asunto en la TV local. Vamos, que sé de qué hablo. Pues bien, ese mismo tufillo de hipocresía me parece que emana del asunto de los refugiados sirios como si lo estuvieran aireando con un nebulizador.
Creo que es IU quien ha iniciado una campaña para retirar la bandera europea de los ayuntamientos ante lo que juzgan una vergonzosa actuación de la UE en esta cuestión de los refugiados, lo cual, francamente, y dicho sea con todos los respetos, me parece una actuación propia del perroflautismo más desatado. Habría que preguntar a quienes arrían la bandera de la UE qué encuentran mejor que la UE por esos mundos de Dios. ¿Acaso alguno de los simpáticos países islámicos donde encierran a las mujeres en sus casas y niegan la entrada a sus correligionarios musulmanes? ¿O tal vez la madre Rusia que bombardea de vez en cuando para que sus armas no cojan moho? ¿La exótica China cuyos responsables se hacen los chinos más que los suecos con - evidentemente - toda propiedad? ¿Qué hay mejor en el planeta que la Unión Europea? Díganlo, por favor, para saber a dónde dirigirnos.
Pero hablaba más arriba de hipocresía. Nos dicen que recibamos a los refugiados. De acuerdo. Pero al mismo tiempo quienes tanto se indignan y piden deben indicarnos a qué estamos dispuestos a renunciar por recibirlos. Se habla de un par de millones de asilados. A diez mil euros por persona y año son veinte mil millones de euros. Cifra muy hermosa, pero que posiblemente sea irreal, ya el precio final sería con toda seguridad cuatro o cinco veces superior, y eso siendo muy moderado. ¿De dónde saldría ese dinero? No podemos estar al mismo tiempo exigiendo que acaben los recortes y pidiendo que destinemos grandes cantidades a los refugiados. Más refugiados suponen más recortes. ¿Cuánto y en qué estamos dispuestos a recortar? ¿En sanidad? ¿En educación? ¿En servicios sociales? Que se diga. Que se hable con honestidad. Porque, además, suponiendo que habláramos de dos millones de personas, no serían dos millones, sino una cifra siete u ocho veces superior, ya que con un punto de apoyo en el continente, Europa se vería invadida - literalmente - durante los siguiente años por oleadas inacabables de familiares procedentes del Medio Oriente y del norte de África. ¿Estamos dispuestos a soportarlo? ¿Seguro?
Añadamos - y es algo que también hay que decir claramente, aunque suene feo - que no estamos hablando de portugueses que vienen a España o de españoles que van a Francia o de franceses que marchan a Italia. Estamos hablando de personas con una cultura y unas costumbres muy ajenas a las nuestras y cuya adaptación supondría una ingente cantidad de problemas. Y no me refiero a problemitas menores de chichinabo, sino a problemas graves, a choques violentos, a colisiones terribles entre diferentes formas de ver el mundo. Nos puede valer como ejemplo lo ocurrido en Colonia en el pasado fin de año, cuando miles de alemanas fueron agredidas sexualmente por musulmanes, muchos de ellos refugiados, que pensaban que las mujeres europeas eran como las frutas en un supermercado, que cada cual se llevaba la que más le gustara. Miles de agresiones en una sola noche y en una sola ciudad. Multipliquen. No podemos jugar a Disneylandia, tenemos que saber que si llegan refugiados pasarán estas cosas. Y pasarán muchas veces. Y tenemos que saber, igualmente, que, queramos o no, entre los refugiados se nos colará cierto número de fanáticos terroristas, terroristas que, como que la noche sigue al día, terminarán atentando en territorio europeo, y que causarán víctimas europeas a las que no valdrá de nada la generosidad que hayan podido mostrar sus países. Todo esto es tan seguro como que Atlético de Madrid eliminará al Barça en la Champions, y no podemos mirar hacia otro lado, fingir que la realidad es lo que nos gustaría que fuera y no lo que verdaderamente es.
Pero, además, me temo que los patrocinadores exaltados de los refugiados no parecen darse cuenta de cuán racista y prepotente es su actitud cuando denigran a la buena Europa y no hacen lo mismo con el resto del mundo, mismamente, con los países árabes o musulmanes. Parecen decirnos que los árabes son unos pobres bárbaros e ignorantes, incapaces de hacer nada en condiciones y que siempre necesitan un europeo al lado para comportarse como Dios manda. Su actitud implica en el fondo un desprecio tan grande por todo lo extraeuropeo que no sé como no se dan cuenta de su contradicción y de lo absurda que resulta su acción de quitar banderas, porque ¿de qué es Europa responsable? ¿Por qué tiene que sentirse peor un europeo que un estadounidense, un saudí, un japonés, un indonesio o un sudafricano? ¿Quien narices nos ha dado el papel de papaíto del mundo?
Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Dejar que los sirios se pudran en medio de la guerra? Ni de coña. Claro que debemos ayudarlos, protegerlos y asilarlos. Pero debemos hacerlo sin medias verdades, sabiendo a lo que nos exponemos y, preferentemente, tratando de que se solucionen las cosas en su origen, para lo cual presumiblemente haya que tomar alguna acción militar. Debemos acogerlos sin adoptarlos, ampararlos sin cambiar nuestro modo de vida, darles esperanzas sin quitárnoslas nosotros. Si me preguntaran, diría que sí, que estoy dispuesto a realizar el sacrificio, a que nos recorten un poco para que se salven muchos. A correr algunos riesgos para conservar tantas vidas. Es más, creo que es lo que hay que hacer, a lo que estamos obligados. Pero, del mismo modo que en la carretera existen señales de tráfico que nos marcan los peligros potenciales, es bueno que sepamos los que nos aguardan en este camino. Que, como digo, es obligatorio emprender.
Y una más. Los que atacan a Europa y piden la retirada de banderas no sé si se dan cuenta de que están haciendo un homenaje a la denostada Europa. Si no, ¿conocen otro lugar en el mundo donde tanta gente se sienta culpable de algo que ni ellos ni los gobiernos de sus países (al menos de la mayoría de los países) han tenido nada que ver? El mundo es muy grande, y si los refugiados quieren venir a Europa y no a otro sitio, por algo será.












Animo | Viernes, 01 de Abril de 2016 a las 15:27:24 horas
Se anima alguien a escribir algun artículo sobre el hambre, a escribir o a comentar, me temo que el plan de los refugiados va todo por el tema de recibir dinero de la troika o Europa o como quieran llamarse, los refugiados la mejor ayuda que pueden recibir es el alto al fuego y etc poder volver y empezar de nuevo en su pais en paz ni mas ni menos, y no se os olvide que existen paises que pasan hambre y otros pasan sed y nadie dice nada ni hace nada ni para hacer un pozo, si tuvieran el oro negro seguro que llega algun pais espabilado junto a empresarios a invertir
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