Estación de penitencia completa la que pudo realizar ayer la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud, María Santísima de la Caridad y San Juan Evangelista en la noche de un Miércoles Santo que desde el principio apuntaba que se podría desarrollar con normalidad ante la ausencia de partes meteorológicos desfavorables.

A las siete y media de la tarde se abrían las puertas de la capilla de la Caridad por primera vez en esta Semana Santa 2016, con una plaza de Andalucía llena de gente esperando poder ver a los titulares de una de las hermandades más jóvenes de la villa, pero que  procesiona imprimiendo a su paso un carácter serio, solemne, austero y de luto.

Aunque normalmente los cofrades han podido ver esta salida procesional con la luz del día años anteriores, en esta ocasión, dado que todavía no se ha efectuado el cambio de hora en primavera, que tendrá lugar este sábado 27 de marzo, la salida de Jesús de la Salud y María Santísima de la Caridad se hizo con la noche ya caída. Aún así, las temperaturas eran agradables y el hecho de que hoy Jueves Santo sea festivo para muchos ciudadanos, hizo que las calles estuvieran llenas para disfrutar de esta salida procesional.

Con un cortejo compuesto por unos 250 hermanos, entre los que destaca el Grupo Joven de  la hermandad, portando cirios, insignias y algunas cruces, aparecía Jesús de la Salud en sus Tres Caídas guiado una vez más, y desde hace 30 años, por el capataz Joaquín Bandarra, experto en llevar el paso con sobriedad gracias a su cuadrilla de 30 costaleros. En el recorrido, sólo en algunos tramos se podía escuchar la capilla musical de la banda de música  "Fernando Guerrero" de Los Palacios que acompaña a virgen, el resto, silencio roto por el murmullo de muchos ciudadanos que lo esperaban a pie de acera. Como suele ser habitual en la Semana Santa de Rota, los titulares que procesionan en la villa suelen estar custodiados por policías nacionales, miembros de la Asociación Santo Ángel de Rota (ASACRO), que vestidos de gala, imprimen mayor realce a los titulares.

Jesús, vestido con túnica morada de terciopelo, salía de su capilla y tras el trabajo que su cuadrilla de costaleros tiene que realizar, debido a las pequeñas dimensiones de la puerta de la Caridad, que obliga a sacarlo de rodillas y casi a pulso, iniciaba su recorrido, esta vez a la inversa de años anteriores para llegar a la parroquia de Nuestra Señora de la O de cara y saludar a las hermandades que tienen allí su sede canónica. Tras él, buena representación de la cantera de esta cofradía con muchos hermanos jóvenes y con más de una veintena de niños de muy corta edad que dejan la estampa entrañable del cortejo, y que abrían paso a María Santísima de la Caridad que ayer estrenaba un pañuelo y el encaje del pecherín.

Dado que no había apenas viento, la candelería de la virgen, pintada a mano con diferentes símbolos y escudos de hermandades, además de con la inscripción de hermanos de la hermandad fallecidos este año, aportaban una imagen espléndida de una dolorosa que llora el calvario de su hijo acompañada de San Juan Evangelista. El luto se impone por las calles con las marchas fúnebres que se dedican a su paso y que levantan respeto entre los ciudadanos que esperaron para verla ayer guiada por el capataz Manuel Jesús Pizones que se estrenaba  al frente de este palio.

Tras cinco horas de estación de penitencia, Jesús de la Salud y María Santísima de la Caridad, volvían a su templo con las luces apagadas de la calle Charco y plaza de Andalucía en señal del recogimiento propio que siembra esta hermandad en las calles de un Miércoles Santo que ayer se pudo vivir pleno.