LA AMENAZA DE LA PLAZA (VIVAN LAS FUENTES)

Roma es una ciudad que te mueres de chula. Y aparte de sus ruinas -romanas, claro - y de sus iglesias, lo que más llama la atención de la Ciudad Eterna son sus plazas. Realmente son hermosas, y lo que caracteriza a casi todas es que se hallan adornadas por una fuente o por un grupo escultórico o por ambas cosas. La piazza Navona, piazza Spagna, piazza Barberini, piazza di Trevi, etc., están siempre hasta la bandera de turistas deseosos de disfrutar de sus bellezas. En nuestra Rota, por lo que vamos viendo, hemos adoptado una estrategia absolutamente contraria. En vez de adornar las plazas con estatuas o fuentes, las dejamos a cuerpo pelado. No sé yo si vamos a ganar a Roma.
 

Porque una de las características del arte desde principios del siglo XX es su tendencia al camelo. Todavía recuerdo descojonado el primer premio de la Bienal de Londres de hace ocho o diez años. Ese primer premio fue para un tipo que presentó una habitación desnuda, sin nada en ella, tan sólo un fluorescente que se encendía y apagaba. El jurado, después de una gloriosa paja mental, interpretó que el artista había querido reflejar... No me acuerdo que decía el jurado que había querido reflejar, pero da igual, porque se trataba de un timo; un timo sustentado por la pedantería, esnobismo y falta de criterio del referido jurado.
    

En los últimos años, y no sólo en Rota, una brigada estética de artistas sin puntería parece empeñada en convencer a ayuntamientos y entidades oficiales (o sea, los que sueltan el dinero y hacen los encargos), que la decoración más bonita es la inexistencia de decoración. Minimalismo a lo bestia. Y en el apartado de las plazas, parece que lo que predica esta nueva secta es la desnudez. Soy muy aficionado a la desnudez, pero en otros ámbitos. Ese rollo del nada por aquí, nada por allá, está bien para los nórdicos; para los finlandeses, los suecos y los noruegos que son más sosos que una paella de acelgas. Pero para nosotros, meridionales con el barroco metido en la sangre, casi es un insulto.
    

Fíjense en algunas de las plazas de Rota de los últimos tiempos. La que está donde estaba el cine Royal que parece un solar pintado. O la plaza de la Merced. No creo que haya en el mundo plaza más desangelada y con menos gracia que la plaza de la Merced. ¿Tanto trabajito costaba ponerle una fuentecita o la estatua de un santo (ya que las estatuas de santos son las únicas que se erigen en nuestro pueblo)? ¿Qué niño - en el caso de que haya niños que jueguen en esa plaza - tendrá cuando mayor un recuerdo medianamente poético de los momentos de su infancia transcurridos allí?
    

Y digo esto porque la plaza de la Costilla, todavía inacabada, tiene pinta de que va a ser igual. Una especie de pista de fútbol sala sin porterías. Es verdad que uno tiene el mar al frente, y siempre puede mirar por la barandilla, pero, vamos, no es eso. Reconozco que en nuestro pasado reciente las estatuas que se han erigido en la localidad, en más de una ocasión, tampoco es que hayan mejorado el vacío, y han servido más para el chiste que para otra cosa. Pero precisamente por ello, propongo lo siguiente: Rota es un pueblo lleno de artistas plásticos, varios de ellos de gran relevancia. ¿Por qué no creamos una comisión artística independiente, sin relación con los partidos políticos, formada por algunos de esos expertos que hemos mencionado antes y que asesorara al ayuntamiento antes de acometer las obras? Por supuesto, tal comisión también podría meter la pata, pero casi seguro que sería en menor número de ocasiones. Porque si bien es verdad que nuestros antepasados tampoco nos dejaron en Rota un patrimonio artístico apabullante, también lo es que menos todavía le vamos a dejar nosotros a nuestros descendientes.
  

El creerse moderno es algo terrible, y a los concejales de todo el mundo es muy fácil camelarlos con el rollo de la modernidad. Pero deberían saber que no hay nada menos moderno que hacerse el moderno; es más, resulta indecentemente cateto (¿Han visto alguna vez a un dirigente de ERC con unas gafas que no sean absolutamente de disssssseño?). Dicho de otra forma, más fuentes y más rocallas y menos líneas rectas (acabo de pasarme por la plaza de la Merced para comprobar lo que digo y, horror, a su lado El Escorial parece churrigueresco).

PD. Me indica un amable lector que bien podría dejar algún recuerdo para la recientemente desaparecida Librería Atenea. Cómo no. Son malos días para libros y periódicos por mor de las nuevas tecnologías, pero cuando desaparece una librería siempre tenemos la sensación de que amputan algo en nuestro espíritu. Reconozco que yo mismo, años atrás, antes dejaba de comer que de comprar diariamente El País. Ahora tiempo que no lo adquiero, sino que lo leo en el ordenador. En todo caso a Ángel y a Atenea les queda el orgullo de haber mantenido abierta una librería en Rota durante más de 30 años, que no es poca cosa.
    

Otra PD. Acabo de ver el cartel de Carnaval de este año y estoy flipando. En colores. Sobre todo en rosa. Muchas gracias al autor, Mario Muñoz, y a la delegación de Fiestas del ayuntamiento de Rota. Francamente, no lo esperaba y, desde luego, me ha gustado mucho, aunque me recuerda que han pasado ya tres décadas de aquello. A mis cuarenta años, este tipo de cosas emociona, porque, como todo el mundo sabe, cuando salí por primera vez con el cuarteto yo tenía diez años.