Balsa Cirrito
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DE CÓMO MESSI Y CRISTIANO GANARON LAS ELECCIONES GENERALES
¿Recuerdan cómo era su televisor en 1977? (Suponiendo que hubieran nacido por entonces). Pues el televisor era un aparato gordinflón y con la pantalla pequeña y abombada; en España, además, en blanco y negro en la mayoría de los casos. ¿Y su coche? ¿Recuerdan como era su coche? Pues el coche era un vehículo con líneas rectas y poco redondeadas, con un cuadro de mandos más simple que una guitarra de una cuerda y un maletero tan pequeño que no cabía ni un cadáver completo (a no ser que se trocease previamente). ¿Y los bares? ¿Cómo eran los bares de 1977? Pues los bares eran unos lugares indeciblemente sucios, donde todo el mundo tiraba los desperdicios al suelo, donde fumaba hasta el camarero de la barra y donde la tapa más sofisticada era la cazuela de huevos a la flamenca? ¿Y la democracia de 1977? ¿Cómo eran la democracia y las elecciones de entonces? Pues, mire usted, exactamente igual a las de ahora.
Caramba, podría decir alguien muy extrañado, ¿cambia todo, hasta el estampado de los calzoncillos, y las elecciones siguen igual, sin variar una coma de sus reglas desde unos tiempos tan lejanos? Y le responderíamos a ese alguien: sí, señor alguien, lleva usted toda la razón al extrañarse.
Hace bastante tiempo, en uno de los primeros artículos que me publicó Rota al día, sostuve, de coña, que las elecciones debían cambiar, que el modelo actual era bastante shitty, y que había que implantar la que podríamos denominar Regla del Balón de Oro, similar a la que tantos galardones ha concedido a Messi y a Cristiano Ronaldo. Entonces lo decía de broma, pero con el tiempo ha terminado por parecerme una idea excelente, que permitiría que los ciudadanos se sintieran mucho más partícipes, y que los políticos no tuvieran cheques en blanco.
Voy a recordar como serían esas elecciones. Porque el sistema tampoco es tan complicado. Al igual que las votaciones para el trofeo futbolístico del Balón de Oro, en la fórmula que propongo no estaríamos hablando de unas elecciones donde se vota al todo o nada, no señor, sino una fórmula en la que el votante podría expresar sus opiniones con matices. Cada votante tendría que indicar en su papeleta un partido al que le otorgara 3 puntos, otro partido al que le concediera 2 puntos, y un partido al que le diera 1 punto. Después, se sumaban los puntos y ganaba el que más tuviera. Fácil, ¿verdad? Y, ¿qué ganaríamos con esto? Pues, de entrada, nos ahorraríamos los análisis poselectorales que tan baratos salen a los que los pronuncian y que son un peñazo y un ejercicio de prepotencia. Como los ciudadanos votan sólo una cosa, los comentaristas pueden atribuir a los ciudadanos las intenciones que les vengan en gana. Con el método que propongo, no sería así. Habría constancia de qué habrían votado determinados ciudadanos en primer, segundo y tercer lugar, y cada partido conocería las preferencias secundarias de sus votantes, de forma que a la hora de los pactos, como vemos tantas veces, los representantes políticos no podrían saltarse tan alegremente los votos. Sería, además una forma en la que podríamos mostrar sutilmente nuestra crítica. Por ejemplo, imaginen un votante habitual del PP que está cabreado por los casos de corrupción del partido. Se sigue considerando ideológicamente cercano al PP, pero no quiere que sigan los mismos. Pues podría votar, es un decir, de la siguiente forma. 3 puntos Ciudadanos; 2 puntos PP; 1 punto UPyD. Así su mensaje quedaría claro. Otra situación. Imaginemos que el PSOE gana unas elecciones, y no tiene muy claro si lo que le han pedido los votantes es que se tire hacia la izquierda o que se tire para la derecha. Pues tendría fácil la decisión. Sólo tendría que comprobar si las estadísticas de sus votantes, de los que le conceden 3 puntos, han votado en segundo lugar al PP, Ciudadanos, o IU. Si es el PP, vista a la derecha. Si es IU, vista a la izquierda. Si es Ciudadanos, ya veremos. El sistema del Balón de Oro, acabaría además con el voto útil y con los votos subsidiados, o del miedo o de los estómagos agradecidos... Se me ocurren muchas más ventajas de este sistema, pero no quiero ponerme pesado.
Eso sí, si me preguntaran cómo distribuiría mis votos en las elecciones del domingo, diría lo siguiente. PSOE, 3 puntos. Ciudadanos, 2 puntos. IU, 1 punto. Y que sea lo que d´Hont quiera.












para "rappel" | Lunes, 21 de Diciembre de 2015 a las 18:44:03 horas
Sorry "Grouxo",el comentario iba para "rappel",merry Chistmas.
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