Sigo con asombro e incredulidad la manipulación mediática que estamos viviendo en la campaña electoral para las próximas elecciones generales del 20 de diciembre. Parece ser que sólo quienes nos afecta dicha manipulación, basada en el ninguneo y la invisibilidad con que los mass media están castigando a una coalición como Izquierda Unida (ahora bajo el nombre más amplio de Unidad Popular) o a UPyD, estamos en condiciones de poner el grito en el cielo ante tan descarada, injusta y cruel actitud. ¿Nadie en Podemos, Ciudadanos, PSOE o PP alza la voz contra tal ataque a la pluralidad democrática? Al menos desde las altas esferas de estos partidos “beneficiados” por el ninguneo a Unidad Popular no se escucha ni un reproche o lo hacen con la boca pequeña, lo que me preocupa aún más y me hace dudar de si es por falta de reflexión o por agradecimiento a recibir las migajas de esta “farsa electoral” en que los medios están convirtiendo la campaña.
    

¿Alguien me podría explicar quién decide, por ejemplo, qué partidos deben participan en los debates o deben acaparar las principales noticias durante la campaña y en base a qué criterios? Tenía entendido que los criterios estaban consensuados en cuanto a los resultados de los anteriores comicios de igual índole, es decir, de las últimas generales; pero hete aquí que en esta campaña el consenso ha saltado por los aires. En las redes sociales se oyen justificaciones para todos los gustos a lo que está pasando, la mayoría de ellas sin fundamento electoral (que es de lo que se trata), pensemos en algunas de ellas:

“Son los cuatro partidos que tienen opciones de gobernar”. ¿En base a qué criterios? Si nos atenemos a los resultados de las últimas elecciones, las catalanas o las municipales, basta un solo argumento para desmontar este lugar común: en esas convocatorias Podemos no se presentó como tal, sino agrupado con otras fuerzas o como agrupación de electores, yendo incluso en ocasiones de la mano con Izquierda Unida, por ejemplo en Cataluña; si tomamos como referencia las elecciones andaluzas dudo mucho de que el resultado de Ciudadanos y Podemos los coloque en la “pole position” para gobernar de cara a las generales; pero si queremos ir más allá y nos fijamos en las elecciones europeas, menos se sustenta este argumento.

“Son los cuatro partidos mayoritarios según las encuestas”. Aquí, cual Mortadelo, me mondo. Todos sabemos que quienes elaboran la mayoría de las encuestas son los propios medios de comunicación, los mismos que organizan los debates y que eligen las portadas y las noticias… La pescadilla que se muerde la cola. Si quieren ningunear a Unidad Popular lo tienen muy, pero que muy fácil. ¿Y de la encuesta del CIS qué podemos esperar?, cocinada y precocinada tal y como los mismos partidos que sí tienen “minutos de juego” están hartos de denunciar. Además si ese fuese el criterio, ¿qué encuesta ha acertado alguna vez un resultado electoral? Es más, el previsible elevado número de indecisos, mayor aún en estas próximas elecciones ante la multiplicidad de opciones, invalida el argumento “encuesteril”.

“Deben estar representados los dos partidos emergentes y los dos tradicionales”. Hay que entender aquí que Izquierda Unida – Unidad Popular, no es ni lo uno ni lo otro, y por lo tanto nos cargamos así los casi treinta años de historia democrática de Izquierda Unida con más de un millón y medio de votos en las últimas generales. Quien argumente así o está intentando la cuadratura del círculo o se la coge con papel de fumar.

Y mientras tanto la campaña sigue, y el ninguneo y la manipulación continúan. Con esta reflexión sólo espero que los “librepensadores” que abundan en las redes sociales y que son mayoría social (o eso quiero creer) reflexionen sobre esta injusta situación que estamos padeciendo por parte de los medios de comunicación, que cada cual saque sus conclusiones y se ponga en nuestra piel. Aquellos que se conviertan en cómplices de la manipulación o incluso disfruten de ella porque así salen ganando, flaco favor le están haciendo a la democracia atacando uno de sus pilares: la pluralidad política. Pensemos pues, votemos sin que nos teledirijan (nunca mejor dicho) y no participemos de la farsa.
 

Pedro Pablo Santamaría Curtido