¡VIVA ROMA! (MEJORANDO LO PRESENTE)

La semana pasada me tope en internet con un vídeo que venía a ser una especie de demostración científica de la mentecatería humana. La acción se desarrollaba en el pleno de un ayuntamiento andaluz. Desconozco en cuál; de hecho, sé que se trataba de Andalucía porque detrás del alcalde se veía una bandera verde y blanca. El asunto del pleno era la rotulación de una nueva avenida. Al parecer, el gobierno municipal (cuyo partido ignoro, ya que el vídeo no lo mencionaba), había propuesto poner a la nueva calle el nombre de Avenida del Descubrimiento. En este momento del pleno, interviene el representante municipal de Podemos  (o grupo afín). Pues bien, el referido concejal podemoso se lanza a un discurso confuso, abundante en inexactitudes históricas y, ya embalado, pronuncia unas palabras que hacen que se me caiga el alma a los pies. “Además, dice el concejal podemita, Avenida del Descubrimiento es un nombre españolista, y eso no lo podemos aceptar”.
(Hago una pausa para echarme un par de respiraciones profundas).

¡Qué no puede soportar un nombre españolista! ¡Qué tío! ¿Entonces qué quiere en España, en Andalucía? ¿Un nombre de calle portuguesista? ¿Marroquinista? ¿Italianista? ¿Costamarfileño? ¿Calagurritano? A este buen señor, ¿le parecen mal todos los países o sólo es España quien goza de su desprecio? ¿Le gusta la paella? ¿Habla el idioma comanche? Pero, sobre todo, me pregunto lo siguiente: ¿para qué narices se presenta Podemos a las próximas elecciones de España, un país que tantos de sus miembros confiesan pública y repetidamente despreciar? No tiene ningún sentido, al menos en mi planeta. Por supuesto, no creo que el patriotismo se demuestre con golpes de pecho o con banderazos de rojigualda, pero mucho menos se demuestra afirmando constantemente que se odia el país que se pretende gobernar. Estos tíos de Podemos son la tralla. Cuando el bolivariano Nicolás Maduro dice: Venezuela, patria y socialismo, el patriotismo es aceptable; pero si Pedro Sánchez habla de patriotismo es un vendido no se sabe a quién. Los movimientos secesionistas de Bolivia, la tierra de Evo Morales (que también hay allí independentistas), son descalificados sumariamente por los podemitas, ya que los consideran insolidarios; los movimientos secesionistas de España no sólo son respetables para ellos, sino que son alentados y mirados con simpatía. ¿Conocen éstos el significado de la palabra coherencia?

Pero acabo con la historia del ayuntamiento, porque lo mejor es el final. Para terminar el discurso del pleno del que hablaba al principio, el concejal  de Podemos se lanza de cabeza (lo de cabeza no es ironía) a una espiral dialéctica y localista. Viene a decir: “propongo que en vez de ese nombre imperialista de Avenida del Descubrimiento, llamemos a esta nueva calle Avenida de los Romanos, porque fueron los romanos quienes fundaron y civilizaron nuestra tierra, y es de ellos de quienes nosotros venimos y a quienes debemos homenajear”. Después de soltar semejante andanada, el concejal respira, se rasca la cabeza y mira desafiante al resto de los ediles.

La verdad es que me hubiera gustado ser el alcalde de ese pueblo, porque nunca nadie tuvo una réplica más fácil: “Señor concejal, responde el alcalde, ¿tiene usted idea de lo que ha dicho? ¿Sabe usted que el pueblo más imperialista de la historia fue el pueblo romano? ¿Acaso cree usted que los romanos llegaron a España por un referéndum? Pues no señor, los romanos llegaron a España – como a las Galias, a Grecia o a Germania – a sangre y a fuego. ¿Y quiere usted descalificar el nombre de Avenida del Descubrimiento por imperialista y propone el de Avenida de los Romanos? Señor concejal, es usted un poco inconsecuente”. Por supuesto, todos los que escuchan al alcalde sustituyen la palabra “inconsecuente” por la palabra “imbécil”. El concejal de Podemos, sin embargo, después del ridículo no parece haberse dado por enterado. Su expresión sigue siendo desafiante, de “aquí estamos los dos, yo y mis narices”.

Sin duda alguna, Podemos es un partido marxista, pero no de Karl, sino de Groucho. Por difícil que parezca, han hecho realidad la famosa frase de Groucho Marx: “nunca pertenecería a un club que admitiera por socio a alguien como yo”. En Podemos parecen pensar que España es el club. Y ya han dicho que no quieren ser socios. Sólo quieren presidir el club.