Como última remesa de votos de la cosecha 2015, justo para terminar el año y con los polvorones y los mazapanes encima de la mesa, por cierto sin que la Lotería haya mostrado su esquiva cara, el 20 de Diciembre, otra lotería, (esa seguro que toca, aunque no compres en el pueblo en que pasaste las vacaciones) nos vendrá a amargar un poco más las Navidades.

Pues sí, Don Mariano decidió, pues así lo consideró la guardia pretoriana que el momento más propicio para su dulce despedida no habría de ser otro que la Navidad. Ya se sabe, entre los que vienen como El Almendro a casa por esa fechas y las lucecitas que adornarán la pretendida mejora económica, puede que sea más llevadero el trago amargo de los populares.

Ellos lo saben y por eso se permiten que aflore todo lo que tenga que salir, las continuas e inevitables sacudidas que sufre Génova con casos y más casos, absolutamente inasumibles. Si a esto le sumamos a Aznar y a Aguirre contra Rajoy, nos hace pensar que, esta gente asume que se les acabó la cuerda y que será mejor retirarse a los cuarteles de inverno para cuando la patronal o las agencias de rating consideren que está el tema maduro para que vuelvan en olor de multitudes, que ya están mentalizados para volver cuando la economía, según los amigos de la Troika, lo requiera para salvar España. ¿Acaso creen que, por muy prepotente que sea nuestro más ineficaz expresidente, se le iba a permitir al Sr. Aznar y de Botella lanzar sus andanadas contra el candidato? No hay más que ver el perfil de los tertulianos que envía el partido gobernante que traslucen el fracaso a ojos vista. En cambio, sí se ha visto un bonito detalle, Doña Soraya, con mucha diferencia lo mejor del PP, no tiene reparo en marcarse un baile con toda su gracia en El Hormiguero. Un aplauso para ella. El problema es que su partido aún no se atreve a soltar el lastre machista que arrastra y la propone como candidata. Quizá no tenga el tamaño ¡qué manía con poner candidatos con más de 1.90!, pero sí la altura política; bueno eso es cuestión del rival y no le vamos a decir a quien tiene que poner en el campo.

¡Ah, bueno! ¿Qué quién va a ganar? Está claro, Pedro Sánchez de la mano de Albert Rivera. Pasaremos por alto todos los hilos que se han movido desde el 25 de Mayo de 2014 que el tema ya está muy manido. Incluso el Sr. Mas se ha encargado de proporcionar al líder de Ciudadanos el empujoncito que requería con el callejón sin salida donde se metió.

Susana Díaz les abrió la puerta y el nuevo partido, que quede claro que no he dicho nada contra ellos, ni lo diré, mientras no hagan motivos con sus acciones de gobierno, les prestó el apoyo que le era imprescindible. Tampoco habría que criticar, ya sabemos que el bipartidismo es más de lo mismo y si la gente lo quiere, pues …. Sin duda leyendo los 72 puntos del acuerdo para apoyar la investidura, viendo lo que hay, tampoco es que estuvieran tan mal. Aunque ahora, a la hora de traducirlos en la práctica se empiecen a ver otros tonos. Me llamó la atención que Ciudadanos impuso la reducción impositiva para las clases medias y bajas: en los últimos días, será para no discriminar, parece que será para todo el mundo igual. Y eso, de progresista no tiene un pelo; es más, se asemeja al mantra con que aburren los economistas neoliberales del gobierno. De paso, otra medida, que yo no había leído porque no estaba escrita, eliminar algunas empresas públicas andaluzas: o sea, neoliberalismo puro y duro.

Quizá nos estemos metiendo en demasiadas profundidades, por lo tanto mejor volver a la superficie. Y aquí nos encontramos que el viejo sueño de Felipe de ver un país gobernado por una coalición PP-PSOE, como si no existiera ya en la práctica, acaba de tomar forma en una versión remozada y más fácil de digerir y seguro que al personal le encanta el matrimonio. El Sr. X no consigue que sea el PP quien acompañe al PSOE en el gobierno o viceversa, pero sí la nueva savia que va a renovar la vieja guardia conservadora. Es que Pedro Sánchez cuadra más con Albert Rivera, mirándolos bien parecen hasta del mismo instituto. A quienes hemos empleado el término de Cánovas y Sagasta para explicar la sucesión en nuestra época, no nos va extrañar nada.

Volvemos a la casilla de salida: nos han debido salir tres seises seguidos.

Tiempo al Tiempo.

Manuel García Mata