Balsa Cirrito
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PERMÍTANME QUE INSISTA (ME PASO A IKEA)
Sí, por favor, déjenme que insista, porque miro a un lado y a otro y constantemente veo el mismo error y la misma incongruencia. ¿Alguien me puede explicar coherentemente como una persona de izquierdas llega a simpatizar con el secesionismo catalán o vasco? Y no ya porque los orígenes históricos de ambos sean tales que a su lado el nazismo parecería un movimiento liberal, sino por el hecho tan sencillo de que el exceso de particularismo, la exaltación del localismo o la negación de la fraternidad no son precisamente sentimientos muy progresistas. Ni tampoco parece muy de izquierdas el hecho de centrarse en las diferencias en vez de centrarse – como sería más lógico – en lo que une a los pueblos; o el tener como objetivo lo que aleja en vez de lo que acerca. ¿Qué se hizo de la universalidad? ¿Qué de la Internacional? ¿Por qué tanta gente cree que es más avanzado enarbolar una bandera andaluza (o gallega o canaria o riojana) que una española? Llamativamente, no siempre ha sido así. Durante el siglo XIX los liberales eran llamados patriotas por los realistas ultraconservadores. Rafael de Riego, el hombre que da nombre al himno de la República Española, se calificaba a sí mismo de patriota español. Curiosamente, los menos progresistas de entonces, los más dados a que la Patria fuera una trinidad junto con Dios y el Rey, eran los vascos, los navarros y algunos catalanes y aragoneses.
Porque, además, con los particularismos nunca se termina. Es el cuento de nunca acabar. Pongamos por ejemplo Andalucía. ¡Nuestra patria andaluza! ¿Qué es Andalucía? ¿Ocho provincias? Bueno, relativamente. Los almerienses en los últimos tiempos están desarrollando un sentimiento antiandaluz que da gloria escucharlos. Son bastantes los que no se consideran andaluces y, de hecho, se ha creado por allá un partido político o una asociación que busca independizarse autonómicamente. Pues venga, quitamos Almería; Andalucía son siete provincias… Pero, todo hay que decirlo, ¿siete? Por algo se habla de Andalucía Oriental y Andalucía Occidental. ¿Qué tenemos en común nosotros, los graciosos occidentales, con esos malages de Jaén o de Granada con su mala follá? Nada de nada (o, por expresarnos en la lengua patria: ná de ná). Vale, pues somos de Andalucía Occidental, nuestra nación… ¿Nuestra nación? Esos cordobeses hablan abriendo mucho laaaaas vocaaaales. Y los onubenses… ¡Pero si ni siquiera tenemos carretera con Huelva…! O sea, que sólo somos Sevilla y Cádiz, como decía el gran Fernando Villalón, las dos partes en las que se divide el mundo…
Pero, ¿de verdad estamos a partir un piñón con esos sevillanos? Ellos son sevillaneros y feriantes; nosotros carnavaleros y cupletistas. Ellos son grasiosos; nosotros graciozoh. Ellos comen rabo de toro; nosotros pescaíto frito. Ellos van de sobraos; nosotros de ingeniosos… Nada, nada, nos quedamos los gaditanos en nuestra patria… Cádiz… ¡Cádiz…! ¿Cádiz? ¿Y qué hacemos con esa gente del Campo de Gibraltar que son prácticamente extranjeros? ¿Qué…? Fuera de nuestra patria gaditana, campogibraltareños, que sois unos maleantes y unos contrabandistas… ¿Y qué me dicen de los habitantes de la Sierra? ¡Con lo brutos que son! ¡Si hablan que no se les entiende ni el pimiento que va dentro del serranito…! No los quiero en mi país… ¡Fuera, fuera…! ¿Quiénes quedamos? Pues quedamos los de la Bahía de Cádiz, Bahía de Cádiz, gloriosa bahía donde fenicios y romanos lograron armonizar… Bahía de Cádiz… Bahía de Cádiz… Si digo la verdad, la gente de El Puerto de Santa María siempre me ha parecido una imitación pálida de los jerezanos que a la vez son una imitación pálida de los sevillanos… ¡Nada de portuenses en mi país! ¿Mi país? Mi país es Rota… ¡Rota! Aunque… Aunque, si soy sincero, nunca me ha gustado la gente de la zona de El Molino… Y los de la parte de las 512 viviendas tampoco me hacen mucho tilín… Y los que están de la Costilla para afuera, prácticamente no son roteños… Y…
Ya lo decía Ikea: Bienvenido a la república independiente de mi casa.












Lenin | Sábado, 26 de Septiembre de 2015 a las 18:28:52 horas
Hubo un golpe de estado, esto es un intento de secesión de unos traidores a la patria y al estado democratico, que desembocó en una guerra civil. Por seguro que si Rusia hubiera apoyado a la Republica Española, un tal Francisco Franco no hubiera pisado la peninsula, no habría tenido lo que hay que tener para salir de Africa y se la hubiera envainado. Y si el resto de paises democraticos hubieran intervenido idem. Y si el gobierno republicano hubiese sido como lo describen los que defienden aquel golpe de estado, el dictador Franco, hubiera acabado criando malvas, en su primer intento golpista
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