Antonio Franco
![[Img #48414]](upload/img/periodico/img_48414.jpg)
PECADOS CAPITALES
Decía José Luis Sampedro que la idea de pecado es falsa desde su definición. Razonaba el ilustre personaje que “pecar es, ni más ni menos, que ofender a Dios”. Afirmaba el escritor que “si Dios existe, pensar que el hombre pueda llegar a ofenderle es rebajar mucho a Dios y sobrevalorar demasiado al hombre”. Pero, fuera de estas concepciones y pensamientos, indudablemente valiosos y, sobre todo, razonables, siempre se ha sostenido que la ENVIDIA es el pecado nacional por excelencia. Otro insigne pensador, Antonio Gala, afirma que la envidia produce tristeza en quien la padece, ya que ser envidioso implica impotencia por no poseer los bienes del vecino. La envidia, los celos, produce, pues, resentimiento, animosidad, rencor, tirria y rabia hacia el poseedor de lo apetecible por el envidioso. Y, comprenderán ustedes, en esas condiciones, semejantes individuos siempre están a disgusto. La envidia no es siempre producida por “objetos materiales”. Se puede llegar a envidiar hasta los estados de ánimo. Este tipo de envidia “inmaterial” alcanza su cota más alta cuando lo que se llega a envidiar es la felicidad de otras personas. Al ser la felicidad un concepto tan abstracto y tan personal que poco o nada tiene que ver con los bienes materiales que se posea, el envidioso y la envidiosa se sienten totalmente desprovistos de argumentos para paliar su falta de felicidad frente a los “felices envidiados”. Sólo una desgracia en la persona envidiada, les produce “algo de felicidad” a estos personajes. Si es que, alegrarse del mal ajeno, puede ser considerado un acto que produce felicidad.
Como de pecados capitales va el tema, tampoco la persona envidiada está libre de caer en las garras de algunos de estos. Al sentirse envidiada, corre el peligro de sentirse altiva, arrogante, presuntuosa, engreída y pedante, entre otros calificativos. Es decir, puede caer en manos de la SOBERBIA.
Otro de los pecados capitales dicen que es la PEREZA. Dado que esta viene a significar la desgana, sobre todo, a trabajar, no encuentro el lado pecaminoso de esta, a no ser que alcance un estado muy, muy, muy crónico. Es más, la pereza puede entenderse como “el contrapeso” a un castigo divino. Dios castigó al hombre a ganarse el pan con el sudor de su frente por haber desobedecido su “divino mandato” y comer del fruto del “árbol prohibido”. El hombre “creó”, en un alarde de rebeldía, las vacaciones. ¿ O eso fue más adelante?
Y la AVARICIA, ¿qué podemos decir de este pecado o estado emocional tan humano? Pues, al igual que la envidia, la avaricia no tiene que contemplar sólo el poseer cuánto más bienes materiales mejor, también puede derivar en otros hechos inmateriales.
Tanto la LUJURIA como la GULA, son pecados más bien vacacionales. Qué no sé yo porque se les consideran pecados a asuntos que producen felicidad a los humanos.
Por último, la IRA. Esta puede afluir como explosión de un estado de envidia, ante la soberbia mostrada por el envidiado. Es lo que se conocemos por “ coger un monumental cabreo”.
Salud.












Pecadora | Lunes, 03 de Agosto de 2015 a las 23:14:58 horas
La envidia es el triste homenaje que la ignorancia le da al mérito.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder