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Sábado, 01 de Agosto de 2015

Antonio Franco

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PECADOS CAPITALES

 

 

 

 

 

Decía José Luis Sampedro que la idea de pecado es falsa desde su definición. Razonaba el ilustre personaje que “pecar es, ni más ni menos, que ofender a Dios”. Afirmaba el escritor que “si Dios existe, pensar que el hombre pueda llegar a ofenderle es rebajar mucho a Dios y sobrevalorar demasiado al hombre”. Pero, fuera de estas concepciones y pensamientos, indudablemente valiosos y, sobre todo, razonables, siempre se ha sostenido que la ENVIDIA es el pecado nacional por excelencia. Otro insigne pensador, Antonio Gala, afirma que la envidia produce tristeza en quien la padece, ya que ser envidioso implica impotencia por no poseer los bienes del vecino. La envidia, los celos, produce, pues, resentimiento, animosidad, rencor, tirria y rabia hacia el poseedor de lo apetecible por el envidioso. Y, comprenderán ustedes, en esas condiciones, semejantes individuos siempre están a disgusto. La envidia no es siempre producida por “objetos materiales”. Se puede llegar a envidiar hasta los estados de ánimo. Este tipo de envidia “inmaterial” alcanza su cota más alta cuando lo que se llega a envidiar es la felicidad de otras personas. Al ser la felicidad un concepto tan abstracto y tan personal que poco o nada tiene que ver  con los bienes materiales que se posea, el envidioso y la envidiosa se sienten totalmente desprovistos de argumentos para paliar su falta de felicidad frente a los “felices envidiados”. Sólo una desgracia en la persona envidiada, les produce “algo de felicidad” a estos personajes. Si es que, alegrarse del mal ajeno, puede ser considerado un acto que produce felicidad.


Como de pecados capitales va el tema, tampoco la persona envidiada está libre de caer en las garras de algunos de estos. Al sentirse envidiada, corre el peligro de sentirse altiva, arrogante, presuntuosa, engreída y pedante, entre otros calificativos. Es decir, puede caer en manos de la SOBERBIA.


Otro de los pecados capitales dicen que es la PEREZA. Dado que esta viene a significar la desgana, sobre todo, a trabajar, no encuentro el lado pecaminoso de esta, a no ser que alcance un estado muy, muy, muy crónico. Es más, la pereza puede entenderse como “el contrapeso” a un castigo divino. Dios castigó al hombre a ganarse el pan con el sudor de su frente por haber desobedecido su “divino mandato” y comer del fruto del “árbol prohibido”. El hombre “creó”, en un alarde de rebeldía, las vacaciones. ¿ O eso fue más adelante?


Y la AVARICIA, ¿qué podemos decir de este pecado o estado emocional tan humano? Pues, al igual que la envidia, la avaricia no tiene que contemplar sólo el poseer cuánto más bienes materiales mejor, también puede derivar en otros hechos inmateriales.


Tanto la LUJURIA como la GULA, son pecados más bien vacacionales. Qué no sé yo porque se les consideran pecados a asuntos que producen felicidad a los humanos.


Por último, la IRA. Esta puede afluir como explosión de un estado de envidia, ante la soberbia mostrada por el envidiado. Es lo que se conocemos por “ coger un monumental cabreo”.  
Salud.

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  • Pecadora

    Pecadora | Lunes, 03 de Agosto de 2015 a las 23:14:58 horas

    La envidia es el triste homenaje que la ignorancia le da al mérito.

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  • The Joker

    The Joker | Lunes, 03 de Agosto de 2015 a las 15:34:53 horas

    Me va a perdonar la sra. Marta, pero las gulas tambien son pescados, muy apreciados por cierto. Y la lujuria se podrá tachar de pecado y lo que quiera cada cual, pero hay que recordar que es un atributo divino, esto es algo de lo que el creador dotó al ser humano para alentarlo a la procreación, sino el ser humano seria una especie animal en extinción. Y lo que lo iban a celebrar las demás criaturas de la creación...

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  • Marta

    Marta | Lunes, 03 de Agosto de 2015 a las 07:50:01 horas

    Sr. Franco, la gula es un pecado, creo yo que gordo.
    El exceso en el comer y el beber no trae ná weno. Usted quizás no lo ve tan "malo" en cuanto que no "ataca" al prójimo, pero puede ser mu malo para uno mismo. Y ya sabe usted por donde comienza la caridad, por uno mismo.
    La lujuria entendida como "pasión cegadora" o vulgarmente "encoñamiento" anda que no nos trae quebraderos de cabeza...

    Por lo demás, pues muy de acuerdo con los otros 5

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  • Tomasito

    Tomasito | Domingo, 02 de Agosto de 2015 a las 15:16:54 horas

    ¡Cachis diez!,parece usted, que tuviera antecedentes como mínimo de seminarista!,aunque no creo...,pero y sisi...

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