MAREJADILLA DE CALOR

Dicen los meteorólogos que las altas temperaturas que estamos sufriendo son históricas. Estamos batiendo marcas en este terreno. No hace falta que lo digan los que se dedican al estudio de los meteoros, lo estamos comprobando en nuestra propia piel.

Los que viven del Turismo reconocen que las altas temperaturas les viene bien para sus negocios. Supongo que les vendrá bien a los negocios que se encuentran situados en la costa, no así a los del interior, por aquello de sobrepasar los cuarenta grados centígrados la mayor parte de los días. La calor,como la lluvia, nunca es a gusto de todos. Pero lo que para unos puede suponer aumento de beneficios, para otros es un síntoma de que el clima está cambiando y “los extremos” que se están produciendo en las mediciones meteorológicas en todos los sentidos ( frío, calor, lluvia, vientos huracanados...) no es más que la prueba del deterioro planetario por mor de la mano del hombre.

Con tantas olas de calor seguidas como estamos sufriendo esto se ha convertido en una marejadilla de calores. Aunque las sucesivas olas de calor se están produciendo en este mes de julio, para algunos la ola de calor comenzó la noche del 24 de mayo. No estoy hablando de subidas exageradas de temperatura aquella noche, sino de otro tipo de calores y sofocos, del que aún, me da la impresión, no todos se han repuesto.

Si nos preguntasen por el paisaje terrestre que mejor representa la calor, todos diríamos que es el desierto. Pues eso, muchos tienen por delante “una travesía por el desierto”, como metafóricamente se le denomina. Otros, aunque se han librado de esa  calurosa vía, tienen por delante todo un itinerario menos placentero del que han tenido hasta ahora. Es lo que tiene caminar con “sombrilla”, que cuando te la quitan sufres toda la furia de lorenzo, del sol o del astro rey, como prefieran.

La situación mencionada no se refiere a Rota, no crean. Me estaba acordando de ciudades como Madrid o Cádiz. Aunque, ahora que lo pienso, podría extrapolarse perfectamente a nuestra localidad. Al fin y al cabo, Madrid y Cádiz, tampoco se han librado de las olas de calor sufridas. Basta con echar un vistazo a los mapas del tiempo.
Con tanto calor ambiental, me estoy perdiendo. He pasado del factor climatológico al elemento político-emocional, para volver al principio y mezclar todo. En fin.

Espero que con tanto cambio no haya vuelto a “pegarle tortas a la gramática”, como amablemente me apuntaba una asidua lectora la pasada semana.

¡Qué sople un poco de Poniente! A ver si los ánimos, digo los grados en el termómetro, se apaciguan y se hacen más soportables los días y las noches. 

Salud