Balsa Cirrito
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MECACHIS EN EL KICHI
Seré breve (aunque no leve). De toda la hornada de nuevos alcaldes que nos ha traído el último tsunami, al que veo más próximo a Terminator es al conocido como Kichi, primer edil de Cádiz.
El individuo es de cuidado. Reconozco que algunas de las cosas que me desagradan de él pueden ser manías personales. Por ejemplo, su forma de hablar. El tal Kichi parece de los que piensan que ser andaluz exime de cualquier preocupación por el lenguaje, y que uno puede hablar en un pleno del ayuntamiento con el deje arrastradillo de “mañana me voy a Amsterdam a ver los coffe sssshops” o como si estuviera tomando cervezas con los compañeros de célula (célula anticapitalista, claro está). O su forma de vestir. Tan ridículo es aparecer en la playa con corbata como vestir en una boda con bikini, pero, en fin, ya digo, puede que éstas sean manías personales mías.
Lo que ya me parece más recusable es el inmenso amor que parece tener Kichi por la persona conocida como Kichi. Viéndolo da la sensación de que el hecho más importante de la vida de Kichi ha sido conocer a Kichi. Si había algo que me irritaba de Teófila Martínez era su insólita capacidad para el autobombo y para la propia alabanza, para lo cual utilizaba todos los recursos que el bastón de mando ponía en sus manos, algo así como el cayado que utilizaba Moisés en Los Diez Mandamientos, que ahora se convertía en varita mágica municipal. Pues bien, Kichi tiene toda la pinta de que ganará a Teófila, porque su falta de pudor juraría que es, incluso, superior al de la oxigenada exalcaldesa. Muy comentado ha sido el detalle de Kichi de utilizar las pantallas LED del ayuntamiento de Cádiz para escribir en ellas: “DESDE ESTAS PANTALLAS YA NO SE HACE PROPAGANDA POLÍTICA”, lo cual indica que, o es incluso menos inteligente de lo que sospechábamos, o que es un cínico redomado, o ambas cosas. En todo caso, recuerda a lo que decía aquel otro: “soy una persona modesta, tanto que soy la persona más modesta del mundo”. Pero hace dos o tres días, el gran Kichi se superó a sí mismo. Según he visto en facebook, ha editado un manifiesto (escrito en tono pedante-reivindicativo y asesino del idioma) presumiendo de que ha intentado parar un desahucio en Cádiz, pero que no ha podido, el pobre, aunque las razones que nos da son tirando a confusas. Repito por si no se entiende. El tío presume de que ha conseguido lo mismo que los otros, o sea nada, pero como él es superguay y canta en una comparsa, y habla arrastrando las eses, vacila del asunto como si hubiera conseguido el edificio Atlántico para los homeless de Cádiz. Ya es molesto que los políticos se estén apuntando éxitos que en el fondo no les pertenecen demasiado. Pero Kichi ha ido un paso más: presume de los fracasos. Podemos imaginar su balance dentro de cuatro años cuando vuelva a presentarse (porque estos tíos guays son iguales que los no guays, hay que despegarlos del sillón con la vaporetta). Kichi presentará a los ciudadanos de Cádiz un enorme catálogo de cosas que no ha conseguido. Y lo hará el tío con su sonrisa de sobrado, que para eso él es el Kichi. Y les pedirá a los gaditanos otros cuatro años más.
Eso sí, yo le daría un consejo al Kichi para hacerse todavía más famoso. Yo que él me cambiaba el nombre. Así, como suena. Y en vez de El Kichi me pondría de mote El Sushi. Sólo tiene que reemplazar la primera sílaba. Y, a cambio, conseguiría fama mundial, porque el Sushi se conoce en todos lados. Aunque lo mismo lo he juzgado mal, y este hombre es un tipo tímido y discreto al que no le gusta llamar la atención ni va buscando la fama a toda costa. Cualquiera sabe.












zanardi | Jueves, 02 de Julio de 2015 a las 14:50:34 horas
Hay mucha gente que le gustaría ir vestido al trabajo de otra manera. Camareros, empleados de banca, cajeros de supermercados, curas, etc. El alcalde no tiene por qué ser menos. Claro está que el que vaya bien vestido no garantiza nada; pero tampoco garantiza la honradez que vaya en plan hippy. Verstido con camisas de cuello Mao y con bandanas, el Kichi podría ser tan chorizo como Bárcenas. Lo uno no quita lo otro.
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