PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Sin duda, una de las características de una sociedad democrática se materializa en la participación de la ciudadanía en la vida pública. La calidad de una democracia se visualiza en el mayor o menor grado de participación ciudadana. Si el énfasis de la participación ciudadana se pone en  la elección de cargos públicos por sufragio universal, sin ir más allá, entonces el sistema democrático pierde muchos enteros. Se ha comentado y se ha comprobado con creces que los ciudadanos no se conforman con depositar un voto en los diferentes procesos electorales, sino que quieren ir más allá.

Las administraciones más cercanas a la ciudadanía, los ayuntamientos, en su mayoría entienden la participación ciudadana como una cuestión meramente informativa, y a lo más que aspiran es a crear una sensibilización entre los ciudadanos. Pero para que haya verdadera participación se tienen que dar otros niveles más aparte de la mera información y que son la opinión y la decisión.

El solar donde se asentaban las viviendas de los maestros en la barriada de El Molino puede ser un buen ejemplo para comenzar a “construir” una verdadera participación ciudadana. Si sólo damos información sobre la actuación que se va a llevar a cabo en susodicho solar, sin que los vecinos se sientan agentes activos y sean sólo meros receptores de esa información, entonces la participación ciudadana es realmente de muy “baja calidad”. Si, por el contrario, a los vecinos se les pide opinión sobre la actuación que se  va a llevar a cabo, habremos avanzado un poco más en el terreno de la participación. Aún  así, como la opinión es sobre un proyecto presentado, todavía la participación ciudadana no llega a ser plena del todo. Para que la participación sea plena tenemos que llegar al nivel de “Decisión”, esto es, los vecinos diseñan un proyecto conjuntamente con el ayuntamiento y se decide cómo va a ser, con quién, cuándo, cómo... El resultado final, por lo tanto, incluye las aportaciones que han hecho los vecinos. No  cabe duda de que las diferentes ejecuciones son más lentas, pero se puede afirmar que son más participativas y, por tanto, más democráticas.

Con todo, hay que decir que la participación depende de tres elementos principales, y que son querer, poder y saber. Si los ciudadanos no desean participar, ésta deja de existir. Si los ciudadanos quieren participar pero no pueden hacerlo porque desde las administraciones no se les facilitan los medios para ello, la participación queda anulada. Y, por supuesto, para participar hay que saber hacerlo. Para ello es imprescindible de que los ciudadanos estén formados y que las instituciones  faciliten los medios para esa formación. De todas formas, a participar se aprende participando.

En Rota contamos con un movimiento asociativo rico y consolidado. Esta particularidad es fundamental para que la participación ciudadana pueda alcanzar el grado máximo. Pero hay que tener voluntad política para llevarlo a cabo poniendo los medios  y la información necesarios para que ello funcione de una manera eficaz.
Salud.