Balsa Cirrito
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POR SUPUESTO, HABLO DE LAS ELECCIONES
"Me sentaré a la puerta de mi casa para ver pasar el cadáver de mi enemigo”. Proverbio árabe
Ganar o perder unas elecciones, en el fondo, es lo mismo, al menos para quien haya saboreado el triunfo en alguna ocasión. Si algo seguro tiene la democracia es que los vencedores de un día serán los derrotados del mañana. Que la gloria, los coches oficiales y la vara detrás del paso de la Virgen del Rosario son flor de una primavera. Que acudir a cenas oficiales, recibir palmadas en la espalda, experimentar la adulación sumisa y reverente, comprobar como todos los chistes son reídos y todas las palabras admiradas, no es el estado natural del ser humano, sino el estado propio de un alcalde de pueblo. Los generales romanos, cuando desfilaban en triunfo por la ciudad, después de una gran victoria, mientras eran aclamados por la muchedumbre, escuchaban a un servidor que junto a él desfilaba en el carro y le susurraba: memento mori, o sea, recuerda que eres mortal.
Y suelto toda esta parrafada algo deprimente porque voy ofrecerle un par de consejos al nuevo alcalde (que supongo que se sumarán a los cientos de ellos que está recibiendo durante los últimos días). El primero queda implícito. Le pediría a Javi que en todo instante tenga presente el momento en que abandonará el cargo. Que ojalá sea con dignidad, con las manos limpias y sin sospechas, sin nada de que avergonzarse y pudiendo mirar a todo el mundo a la cara, que es algo que, por desgracia, no consigue buena parte de los políticos. Que seas tú, Javi, uno de los que sí lo logra.
Mi segundo consejo es de género arguiñanesco. El gran Karlos Arguiñano suele decir frases como la siguiente: “para los políticos es muy fácil: sólo tienen que hacerlo bien”. Pues eso, hay que hacerlo bien. Y hacerlo bien significa que hay que actuar siempre de la manera que uno considera más justa, sin mirar exactamente si esa manera es la que le va a convenir políticamente, empleando el sentido común y no las elucubraciones falsamente maquiavélicas, escuchando más que haciéndose escuchar, no traicionándose a sí mismo, no tratando a los ciudadanos como si fueran niños de pecho, y, sobre todo, con una gran modestia: juraría que los roteños estamos un poco cansados de políticos ególatras y preferimos a personas más normales. Y, desde luego, hacerlo bien no significa no equivocarse. Es más, adoro a los políticos que se equivocan (que se equivocan moderadamente), porque supone que tratan de hacer cosas, y que quieren hacerlas de manera distinta. A menudo se piensa que para ganar unas elecciones desde el gobierno hay que chalanear, intrigar y trampear; sin embargo, probablemente, la forma más sencilla sea simplemente gobernando bien. Creo que en vez de un consejo son seis o siete, pero, vaya, no todas las semanas hay elecciones municipales.
Y las de la semana pasada fueron, desde luego, uno de esos cataclismos de las urnas que de cuando en cuando acontecen y que dan la vuelta a todo el tinglado. En Rota, además, andábamos a ciegas por la falta de encuestas. Todo el mundo llegaba con las máximas expectativas porque no había datos que impidiera tenerlas. Nadie le había demostrado a Jesús Cuadro que no pudiera sacar siete concejales. El mismo día de las elecciones, Lorenzo hablaba, incluso, de “mejorar” sus resultados, y es hasta posible que hablara sinceramente. Cuando llegaron los datos de las primeras mesas electorales se desató la euforia en la Casa del Pueblo y la tristeza en el Castillo de Luna (y algunas otras tristezas y alegrías). Con todo, el mundo es muy relativo. Hace doce años, con el mismo número de concejales y un porcentaje de votos más alto, Domingo no conseguía ser alcalde y las lágrimas se desataban entonces en la sede del PSOE. ¿Sorprendido por los resultados? Pues un poco. Desde luego, no esperaba que Evalorenzo revalidaran la mayoría, pero tampoco que quedaran tan lejos. Por cierto, de momento y, al menos de cara al público, Evalorenzo han tenido una muy elegante y democrática actitud ante la derrota. Enorme éxito para los socialistas y para su líder, y no pequeño para IU, en un momento donde esta formación ha bajado prácticamente en todos lados; parte importante del mérito de este resultado se debe, sin duda, a mi compañero de columna, Antonio Franco. UPyD, como siempre, se ha quedado fuera. Suelo decir que los resultados de las elecciones no son justos o injustos, sino que son los que son. Sin embargo, en este caso debería decir, al menos, que los votos obtenidos por UPyD han sido poco razonables. Han trabajado durante los últimos cuatro años como el que más, con propuestas interesantes y crítica inteligente, apareciendo en cualquier lugar donde hubiera problemas. No es agradable ver que todo este trabajo no ha tenido recompensa. Contrasta esto, desde luego, con el concejal logrado por Rota sí se puede. Una formación aparecida a última hora, con un bagaje inexistente a sus espaldas y el cartel electoral más feo y más cutre que recuerdo haber visto en mi vida; Rota sí se puede, sin embargo, se ha llevado, como por arte de magia, un hermoso concejal. Espero que demuestren que se lo merecían.
Para Samuelín y los Cuatro Fantásticos












BalsaCirr | Sábado, 30 de Mayo de 2015 a las 22:49:15 horas
Reconozco que el calificativo de "cutre" al cartel de "Rota sí se puede", sobraba. Mis disculpas.
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