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Sábado, 14 de Marzo de 2015

Balsa Cirrito

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NEOGUIRIS

 

 

 

 


Los veo con expresión despistada y con cierto recelo en la mirada. Escrutan los precios de los productos, quizás no muy seguros de si resultan caros o baratos porque, al fin y al cabo y como todo el mundo sabe, los españoles no son el ejemplo máximo de la honestidad. Casi siempre se trata de personas mayores, pero tampoco demasiado; tienen aspecto más bien de recién jubilados. Por supuesto, son guiris. Pero no guiris de los de toda la vida, de los del authentic american-roteñing guiri, no, sino de otro tipo. Si hay algo que en Rota sabemos, es distinguir a un guiri americano de un guiri de otra nacionalidad. Y estos de los que hablo no vienen de los EEUU. Suelo ir al supermercado a una hora en la que espero que haya poca gente, o sea, entre las cuatro y las cinco, y en ese lapso, éstos que podríamos llamar neoguiris casi son mayoría. Conozco a algunos de los cajeros del supermercado y les pregunto:


    - Oye, ¿sabes de dónde son estos extranjeros?
    - No estoy seguro, pero americanos de América no son.
    - Ya, eso me parecía. ¿Y los ves a menudo? ¿Te suenan las caras?


    Mi amigo el cajero se rasca la barbilla antes de responder:

 

    - A algunos sí. Llevan aquí un tiempo y los veo venir de vez en cuando.


No sé si me equivoco porque no dispongo de dato alguno y es sólo una impresión personal y puede que equivocada, pero juraría que han comenzado a instalarse en Rota grupos de jubilados europeos cada vez más nutridos. Y ya se sabe cómo empiezan estas cosas. Primero llega uno, le gusta el sitio y le dice a un amigo que ha encontrado un lugar estupendo. A su vez el amigo se lo dice a otro amigo y se va corriendo la bola. Al final esto se convierte en Benalmádena.


Está claro, y supongo que ustedes al igual que yo conocen algunos casos, que muchos jubilados extranjeros, al calor de los bajos precios de la vivienda en España, están comprando casas en Andalucía y se vienen a vivir para acá. Si Rota se estuviera convirtiendo en uno de los destinos para esta gente, formidable. Estos jubilados del norte sólo traen beneficios. Consumen, no roban empleos, atraen a sus hijos y familiares más jóvenes para que pasen aquí las vacaciones, no se emborrachan y ni siquiera suelen votar en las municipales…
  

Eso sí, ya lo dice la parábola: el grano sólo germina en la buena tierra. Si por casualidad tenemos la fortuna de que grupos de consumidores con nivel adquisitivo europeazo aparezcan por nuestros lares y se queden aquí, tenemos que hacer bien las cosas. No lo digo de coña, sería bueno que se crearan clubes para guiris (al guiri, ya sea alemán, sueco u holandés, le gustan mucho los clubes), que en los supermercados hubiera alguien que chamullara el alemán, oficinas municipales específicas para facilitarles cualquier trámite y que la oficina de turismo del ayuntamiento patrio se promocionara por esos lares del norte, mejor que por FITUR, que, y lo digo como persona poco entendida en la cuestión, juraría que no hace mucho efecto. Que cuidáramos esta posible fuente de riqueza: como saben, por aquí no tenemos demasiadas. Eso sí, tenemos que ofrecerles calidad. Tengo un caso de una familiar jubilada (en este caso italiana, y aunque un italiano nunca es un auténtico guiri, sino algo así como un español que come demasiados fetuccini, para el caso, nos va a servir) una familiar, digo, que se vino a vivir la primavera pasada a El Puerto de Santa María. Esta pariente estaba tanteando el mercado antes de comprar una casa en España, entre otras cosas porque primero quería vender su vivienda en Italia. Durante la espera, alquiló una casa. Pasó la primavera encantada, lo mismo el verano y el otoño, sus hijos venían a verla con frecuencia y adoraban la zona. Sin embargo, este invierno se volvió para Milán a toda pastilla. Como seguramente saben, Milán es una ciudad del norte de Italia, donde hace un frío que pela. Sin embargo, esta familiar mía aseguraba que nunca había pasado más frío en su vida que durante el pasado invierno en El Puerto de Santa María. Nuestras viviendas, como bien sabemos, no se hallan muy adaptadas para las bajas temperaturas (total, si son tres semanas, decimos). Y es que el guiri, incluso el italiano, está acostumbrado a ciertas cosas. Pero a lo que voy. Hace años se decía que Andalucía podría convertirse en la California de Europa. Más bien creo que podría convertirse en la Florida europea, que tampoco sería malo. Uno de los pilares de la prosperidad del estado norteamericano de Florida son los residentes jubilados del resto de los EEUU. Pero para eso tenemos que currárnoslo. Este tipo de negocios no son como el de encontrar petróleo que es algo que cae del cielo (o del suelo). Pero a la larga son mejores. Y, qué caramba, alguna vez tenemos que tener suerte.

 

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  • Marianico el embustero

    Marianico el embustero | Viernes, 20 de Marzo de 2015 a las 16:23:12 horas

    José, no te ilusiones. Sólo son un grupito de gente, que lo gestiona otro paisano suyo, que vienen solamente a jugar al golf. Compran en Mercadona y otros supermercados y cuando lleguen los precios del verano, dejan Rota para volver a sus casas una vez retirada la nieve de sus propios campos de golf.

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  • viriato

    viriato | Lunes, 16 de Marzo de 2015 a las 18:03:55 horas

    ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ!!! Perdón, me he quedado pensando en Morfeo.

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