Balsa Cirrito
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EL FEMINICHISMO NUNCA DUERME/EL MEN POWER EN LUCHA
Probablemente no sea el momento más adecuado para enjarretar este artículo, a las pocas fechas de haberse celebrado el cacareado Día Internacional de la mujer trabajadora, pero ya me conocen, si yo fuera diplomático todavía no habría terminado la Guerra de los 100 años. Aunque, pensándolo mejor, sí que es la fecha adecuada. Porque voy estando harto. Me hace gracia a mí eso de un celebrar día por la mujer trabajadora; según se ve, el hombre trabajador está todo el día tocándose el ombligo de la estatua de Buda y leyendo el Marca. Aunque tampoco debía de extrañarnos, hay la tira de días internacionales dedicados a la mujer o a asuntos femeninos; sólo uno a cuestiones específicamente masculinas.
Uno de los eslóganes más repetidos del lobby feminichista es aquel que dice que las mujeres cobran menos. En estos días he leído numerosos artículos a este respecto y, por lo general, tienen el mismo valor científico que Rappel hablando de física subatómica. No me voy a entretener, porque sería prolijo y cansado, en destripar el asunto, pero quedémonos con un dato. Según la Unión Europea, las mujeres cobran un 16% menos que los hombres. Un insignificante 16%. Se cita la cifra como un insulto a la condición femenina, pero si tenemos en cuenta que el tipo de profesiones que eligen las mujeres, su imposibilidad física para desempeñar ciertos trabajos de alto riesgo o el hecho de que las mujeres (y de eso no tienen la culpa los hombres ni el machismo dominante de siglos ni las películas de Alfredo Landa) dan a luz y amamantan a sus hijos, con las consiguientes mermas profesionales, es fácil entender que la equiparación salarial es un hecho, y que ese 16% equivale a la nada. Me atrevería a decir que con ventaja para las mujeres. Y esto no son palabritas, sino que existe una prueba que acaba con todos los argumentos. Una asociación española de hombres separados ha ofrecido un importante premio en metálico a quien quiera que demuestre que las mujeres cobran menos que los hombres desempeñando los mismos trabajos. Hasta la fecha, nadie se ha embolsado ese premio porque nadie ha sido capaz de demostrarlo. Por supuesto, de eso no hay ningún estudio de la Unión Europea. Es más, al leer estas palabras mías muchas personas se sentirán indignadas porque no pueden concebir que la realidad no sea lo que ellos quieren que sea. Están tan acostumbrados a afirmar que las mujeres son discriminadas salarialmente que no conciben que esto pueda no ser cierto. Machismo, machismo, dirán, a la hoguera con él.
En mi opinión, el sexo desfavorecido y cada vez con mayor fuerza es el sexo masculino. Ya he mencionado en muchas ocasiones como los medios de comunicación, la publicidad, las películas y casi todo lo que se nos ocurra, está destinado a las mujeres, fomenta los valores de las mujeres, o coloca a las mujeres como el sexo positivo. Los hombres son como los negros en las películas de los años sesenta, siempre los malos.
Unos cuantos ejemplos. El primero lo he vivido en mis propias carnes. Me gustan los niños pequeños. Cuando voy a un supermercado o a veces en la playa, me acerco a alguno y charloteo con ellos. Me ha ocurrido en más de una ocasión que al verme los padres del pequeño o de la pequeña hablando o tirándole una pelota al tierno infante, se me acerquen con cara de mal disimulada prevención, a veces con franco miedo, y, sin mediar palabra, se lleven el niño de mi lado porque, ya se sabe, los hombres, en conjunto, somos un grupo de degenerados y de perversos sexuales que si hablan o juegan con un niño es para cometer luego todo tipo de abusos. No creo que le pase eso a las mujeres
No digo nada en los casos de separación matrimonial. Si hay pensión alimenticia no hace falta señalar quién se la va a llevar. Y en cuanto a la custodia de los hijos, bueno, ahí el finis mundi. Para que un juez – o jueza – otorgue la custodia al marido, tiene la madre que ser una prostituta heroinómana con instintos psicopáticos y complejo de Medea. Porque si no no hay manera.
En el aspecto sexual es donde la discriminación resulta más irritante. Cualquier detalle de sexualidad por parte de las mujeres es pícaro o divertido; en el caso de los hombres es vicioso u obsceno. Imaginen una película donde una mujer de cincuenta y siete años tenga relaciones con un hombre de veintinueve. La mujer será una señora superguay, que instruirá al joven en los secretos de la vida y cuya capacidad amatoria dejará extasiado al individuo en cuestión. Una película en la que un tipo de cincuenta y siete se lía con una joven de esos mencionados veintinueve es sobre un viejo verde que sólo consigue a la jovencita porque esta forrado de dinero.
Quizás el campo donde los disparates han llegado a lo más alto es el lingüístico. Se le enmienda la plana a la gramática para que coincida con ciertas ideas de corrección. El tener que repetir todo en masculino y femenino en las enumeraciones resulta una aberración contra las leyes de la lengua difícil de evaluar. Frases que me he encontrado del estilo de: “los profesores y profesoras, que a la vez sean tutores o tutoras de los alumnos y alumnas, deberán ponerse en contacto con los padres y madres…”. Parece que la mayor parte de la humanidad española no se ha enterado que “padres”, no significa progenitor hombre, sino conjunto de progenitores hombre y mujer, como parents en inglés o genitori en italiano. Todavía recuerdo con asombro aquella famosa sandez del “jóvenes y jóvenas”, de Carmen Romero, según lo cual, digo yo, habría también que decir “personos y personas”, ¿no?.
Podría seguir citando ejemplos un rato. Un rato largo, largo, largo. Pero no merece la pena. Y no merece la pena porque en este asunto no hay disputa. Evidentemente, ahora me estoy expresando por escrito, pero si estos mismos argumentos los sostuviera en una conversación, saldría escaldado porque con sólo calificarme mi interlocutor o interlocutora de machista, ya habría perdido esa discusión. Decir machista es como decir abracadabra. Una palabra mágica, que excusa tener que dar esas cosas tan vulgares que se llaman argumentos. Para qué argumentar, si con sólo pronunciar la palabra sagrada ya no hay más que hablar. Machista, y se acaba el debate.
Entendámonos. Como cualquier hijo de vecino estoy a favor de la igualdad de sexos. Pero estoy hasta el gorro de que se agite el fantasma del machismo. Sobre todo porque la inmensa mayoría de las ocasiones es falso. Completa y absolutamente falso. Trabajo con jóvenes y son mucho más numerosos los comentarios y las actitudes de eso que denomino feminichismo por parte de las chicas que los machistas por parte de los chicos. Pero, vamos, infinitamente superiores. No niego, por supuesto, que eventualmente se puedan producir situaciones machistas; pero también feminichistas. La cuestión es que cada hecho o dato susceptible de ser considerado machista es aireado a los cuatro vientos como un ultraje al género humano. Lo contrario se oculta.
Lo veo venir, vamos a tener que crear el Men Power.












malefica | Sábado, 14 de Marzo de 2015 a las 09:57:41 horas
Nunca pienso que soy mas o menos que un nombre , soy igual, y quien no piense lo mismo , si es mujer e TONTA ysi es homre es un acomplejado1
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