Balsa Cirrito
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CÓMO SE MANIPULAN UNAS ELECCIONES
Probablemente la mayoría de ustedes conoce al escritor John Grisham, al menos de oídas. Varias de sus novelas han sido llevadas al cine, algunas con notable éxito, como La tapadera, El informe pelícano o El jurado. No está considerado como un autor de eso que llamamos gran literatura, porque sencillamente no lo es, pero se trata de un narrador que escribe con claridad y elegancia; sus historias y personajes son casi siempre sólidos y, que es a lo que voy, trata asuntos que casi nadie aborda. Acabo de leer una de sus novelas que lleva por título La apelación y nos da en ella un curso práctico de cómo se manipulan unas elecciones en EEUU.
Es algo que admiro de los americanos. Su increíble capacidad autocrítica, que si bien es cierto que compensan con una también notable capacidad para el autobombo, no deja de resultar encomiable. En Europa nos gusta considerar a los yankees como una especie de fanáticos ultraderechistas, como unos paletos sin cultura pero con dinero y como unos militaristas violentos, listos sólo para explotar al tercer mundo. Es cierto que a veces lo son o lo pueden parecer, pero también que en Europa, no digamos en España, no hay gente con narices de realizar un análisis lógico y pormenorizado de los apaños electorales como lo hacen ellos.
No conozco nada semejante en nuestro país. Es más, aquí estas cosas se mencionan de tarde en tarde, como de pasada, como un mal irreparable. Todo lo más, se analiza algún caso demasiado flagrante del tipo del Tamayazo, pero no vamos más allá, porque no hay ni redaños ni ganas.
Muchos españoles creo que han pensado (hemos pensado) durante años que los policías corruptos, los jueces que se venden, las empresas que manejan a los políticos como a empleados, eran cosas de las películas guiris. Que en España casi estábamos libres de tales pecados y que lo que había en nuestro país eran comportamientos aislados y poco frecuentes. Como mucho, creíamos en la corrupción del orden picaresco, la de la tradición nacional, la de poca monta, la de mucho ingenio y escasos vuelos. Por ello, nos hemos dejado atrapar como idiotas. Pensábamos que aquí las grandes empresas no tenían tanta mano como en los EEUU de las pelis. Y, sin embargo, está claro quién nos gobierna y no son precisamente aquellos a quienes votamos.
Si no, ¿cómo es posible que las compañías eléctricas suban los precios con total impunidad? ¿Cómo es posible en España que no vaya ningún banquero a la cárcel? ¿Cómo es posible que se rescate a los bancos sin pedir después límite salarial para sus directivos?¿Cómo es posible que cierta clase de empresas tengan decenas de miles de reclamaciones y no pase nada? ¿Cómo es posible…?
¿Que cómo? Muy sencillo, el poder del vil metal. Y ni siquiera estoy insinuando que compren a los políticos. Es todavía peor, porque les resultan gratis (al menos, de entrada). La fórmula es la siguiente: quien no entre en el juego de esos grandes poderes sabe que no sale elegido. Y si por un casual llega a salir, casi es peor, porque la campaña de desprestigio que le cae encima al honrado pardillo no la soporta ni la madre Teresa, de resultas que convierten al ingenuo que no traga no ya en un cadáver político, sino en un cadáver humano.
Este es el juego y casi seguro que va a seguir siendo siempre así. Si alguien se atreve a anunciar que va a meter mano a los bancos o a las eléctricas no llegará a ningún lado. Los ciudadanos serán convenientemente convencidos de que quien tales cosas diga, es un indeseable o un fanático o un comunista radical o un muerto de hambre o un pederasta o todas esas cosas juntas. De resultas, los ciudadanos no votarán a ese individuo tan peligroso. Y, por supuesto, con la ayuda de los medios de comunicación, sobre todo de los más potentes (a lo cuales los bancos casi siempre tienen cogidos por no les digo dónde), y con el auxilio de muchos tontos útiles, que llegan a creer todos los argumentos y toda la basurilla que propagan los poderosos.
¿Y podemos hacer algo para luchar contra esto? Sin duda. Emborracharnos. ¿Nada más? Bueno, emborracharnos y esperar hasta la siguiente reencarnación, a ver si sale más buena.












REPUBLIKA | Martes, 18 de Noviembre de 2014 a las 18:34:19 horas
Sr. Pepito Grillo, me consta por ejemplos fehacientes que la cupula nacional del PSOE coincidirá en mucho con la forma de ver el asunto que tiene el opinador, pero que una gran mayoria de las bases rotundamente No. Y es ahí donde nace el divorcio entre las bases y los dirigentes traidores a la verdadera ideologia y fundamento de un partido socialista y obrero. No se puede estar en misa y repicando, no se puede estar defendiendo al obrero y hacer politica social y al mismo tiempo ser un titere del sistema empresarial y de la banca.
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