Balsa Cirrito
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TORTURA JUVENIL
Creo que he mencionado el asunto varias veces, pero cuando el camelo es grueso, hay que repetirlo a menudo para que, por lo menos, nos quede constancia del tamaño de la bola que engullimos.
Algunos de los mejores años de la vida se están convirtiendo, por gracia de la legislación educativa, en años de tortura reglamentada. Como profesor de instituto, certifico de las cada vez más numerosas crisis de ansiedad que sufren los jóvenes a causa de los estudios, y de las situaciones psicológicas contundentemente negativas que es fácil observar en cualquier aula de bachillerato.
La presión es doble.
Por un lado, los datos del informe PISA (un día de estos hablaré del nulo valor que tienen las pruebas del tan cacareado informe) (¿He dicho hablaré? Quise decir demostraré) que obligan a los profesores a endurecer su actitud en las aulas. Joder, que estamos en la cola de Europa. Que somos el culo del primer mundo. Que hay que ser más severos. Pues leña al mono, y el papel del mono lo representan en este caso los más débiles e inocentes, es decir, los estudiantes. De resultas, muchos profesores están volviendo insensiblemente a un papel que en realidad detestan, el del enseñante inflexible e inmisericorde, cuyo nuevo dios es el Programa (así, con mayúsculas). Ah, el Programa. Todo esto con una Administración que aprieta, aprieta y aprieta.
El segundo elemento de presión es más cruel todavía. Hablo de las notas de selectividad y de las notas de corte de las facultades. Como seguramente ustedes saben, las universidades tienen establecidas unas notas mínimas para el ingreso de alumnos. Dicho así no parece muy grave, pero cuando se miran las notas parece imposible que los españoles estemos por debajo del promedio europeo en el nivel educativo, porque para estudiar casi cualquier carrera las notas deben andar por encima del nueve. ¿Todos los españoles tienen el cerebro de Severo Ochoa o de Menéndez Pelayo? ¿Cómo se explica? ¿Qué pretenden con esto? Pues muy sencillo, que las universidades privadas hagan negocio. ¿Y por qué quiere nadie que hagan negocio? Pues porque existe una especie de creencia, no sé si real, que dice que los estudiantes de los colegios privados y de las universidades privadas terminan votando a partidos de derechas. Objetivo entonces: que el mayor número de españoles estudie en colegios privados y universidades privadas, porque dentro de unos años esto significará un mayor número de votos. ¿Suena mal? Pues todavía es peor.
Es peor porque nos mienten como los imbéciles que somos. Se nos dice que las universidades tienen una limitación y que por eso se establecen notas de corte. El país, la sociedad española, nos aseguran, no puede soportar un número infinito de médicos o de abogados o de ingenieros informáticos, porque la sociedad española no demanda tantos profesionales. Hasta ahí, casi podíamos estar de acuerdo. Pero se les olvidó decir que España no soporta un número enorme de abogados pobres, de médicos pobres, o de ingenieros pobres. Si tienes pasta para pagar una carrera no hay limitación ninguna, porque quien se matricule en una universidad privada puede estudiar lo que quiera. Y da igual que esa universidad privada oferte tantas o cuantas plazas de médico o de abogado, nadie pone limitaciones y ahí no vemos que nadie se preocupe por la saturación. Hay quien dice que en esas universidades el nivel de calificaciones va directamente ligado al nivel económico, pero yo no lo creo* …
Y los que están ahora casi tienen suerte, porque a los de dentro de muy pocos años les va a ir todavía peor. ¿Que no es posible? Cosas veredes, amigo Sancho...
PD: Tras unos meses de ausencia, estoy encantado de volver a reunirme con los lectores de Rota al día. Ojalá no les resulte excesivamente molesto. (Aunque tampoco es malo molestar con moderación).
* Por cierto que a menudo se dice que los colegios privados sacan mejores notas en selectividad que los públicos. Es falso. No hay datos al respecto. Los únicos ciertos que conozco son los de que el año pasado, de los 15 Premios Nacionales de Bachillerato que se concedieron (que si no estoy equivocado se otorgan tras unos exámenes idénticos para todos), 14 fueron para alumnos de institutos públicos. Y, ya que estamos, la tercera parte de esos premios fueron para chicos andaluces, esos que supuestamente se hallan a la cola de España. Me permito recomendar a este respecto un excelente artículo que el director del IES Drago de Cádiz, Salvador Hernández Alonso, escribió al respecto en el Diario de Cádiz (y cuyo enlace no logro encontrar).












Lectora | Viernes, 07 de Noviembre de 2014 a las 19:43:37 horas
HOmbre Cirrito!! bienvenido de nuevo!! Se te ha echado de menos. A ver si afinas en los temas que tocas que antes de irte no ibas muy allá. Saca tu vena más crítica que es lo que esperamos.... no tiene que ser necesariamente contra este gobierno municipal, que temas tiene a morir para jartarse de criticar, pero buenoo, no estaría mal una pinceladita de tu afilada pluma. A ver con que soprendes esta semana....
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