BUEN VIAJE

Me dice un amigo que a veces no entiende lo que quiero decir en esta página. O que, incluso, en ocasiones me interpreta en un sentido completamente opuesto al que yo le digo que tienen mis palabras. Pues bien, en esta ocasión espero que no ocurra, y para ello voy a tratar de hablar bien claro.

En un total son diecisiete los imputados por el asunto de los monos (o diecinueve, porque no me he enterado bien). Mi pregunta es la siguiente: ¿va a pagar el ayuntamiento la defensa de todos? Porque los gastos legales de semejante tropa pueden suponer la ruina para el municipio.

Y se plantea una doble situación. Por un lado, parece una barbaridad que el mismo pueblo contra el que alguien comete un delito, se arruine pagándole los abogados al delincuente.

Pero también es cierto que podría ser que uno o varios o, cualquiera sabe, todos los imputados, resultaran inocentes, y tampoco sería razonable que se arruinaran ellos por pagar algo que injustamente les ha caído encima. Una compañera de trabajo me apuntaba el otro día una solución para este problema; una solución tan sencilla y tan clara que no entiendo cómo no se lleva a la práctica.

Y es la siguiente: cada cual se paga su abogado y sus gastos. Que la sentencia es exculpatoria, pues el ayuntamiento le reembolsa lo gastado. Que el individuo (o la individua) es culpable, pues que apechugue con la factura. Así de fácil.

Pero voy a añadir algo más. Mi deseo, y hablo desde un punto de vista absolutamente personal, es que todos los imputados en este asunto resulten inocentes (no que los declaren inocentes, sino que efectivamente lo sean). Y lo digo como deseo. Como un ojala basado no en pruebas o razonamientos, sino sólo en el corazón. Que al final todo fuera sólo una inoportuna confusión. E, insisto, no lo señalo por quedar bien, sino que se trata de un anhelo sincero.

Y del mismo modo tengo otro deseo. Que salga lo que salga en el juicio se vayan y se quiten de en medio. Porque si son o no son honrados lo decidirán los tribunales. Que son muy malos gobernantes lo vemos todos los días sin ayuda de nadie. Y lo son, lo son, lo son.

¿Que qué? Que fíjense que con la tira de años que llevan en sus sillones apenas podemos hablar de alguna acción interesante o positiva para nuestro pueblo, algo que uno llegue a exclamar: “buen trabajo, señores, buen trabajo”. Así que váyanse, per piacere; presto, presto, váyanse.

(Y como dije que iba a hablar claro repito: he dicho Váyanse, no Beyoncé) (Que los hay que se agarran a cualquier cosa).