Calle Charco, con Antonio Franco
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LA BALANZA DE LA JUSTICIA A VECES ESTÁ DESEQUILIBRADA (AL MENOS, ME LO PARECE)
Ya se sabe que todos, o casi todos, los días se aprende algo nuevo. No en vano la experiencia viene a ser como la cátedra de la vida. Hace unos días quedé enterado de una sorprendente noticia. Sorprendente porque “descuadraba a mi lógica pensante”. Tengo que admitir que mis razonamientos no son siempre acertados. Más bien debería decir que casi nunca lo son. Se puede denominar ingenuidad congénita. Sí, podría llamarse así. En fin. A lo que iba, resulta que quedé enterado (y ya digo, sorprendido) de que un agente de la policía local puede ofender y dirigirse con total falta de respeto a un superior siempre que el ofensor se encuentre fuera de servicio. Esta falta de decoro se considera una falta leve. Y, además, prescribe como si nada hubiese pasado.
Mi lógica me hacía creer que un policía tenía que dar ejemplo siempre, esté o no de servicio. No me imagino a un policía fuera de servicio paseándose con una borrachera de primera división, creando unos meandros en su caminar digno de cualquier arroyo de la cornisa cantábrica. Y no me lo imagino porque en mi desacertada lógica pensaba que un agente del orden debe dar ejemplo siempre, vista o no de uniforme.
No me imagino a un médico fuera de la consulta, saliente de una guardia de veinticuatro horas, que siendo testigo de un infarto, pongamos por caso, y a la llamada desesperada de ¡un médico!, ¡un médico!, haga oído sordos porque en esos momentos está disfrutando de una merecida jornada de descanso.
Tampoco me imagino a un cargo político en situaciones escandalosas tan sólo porque esté disfrutando de un viaje de placer. De vacaciones quiero decir. Porque el político tiene que dar ejemplo siempre.
Pero, al parecer, la policía no tiene porque actuar de igual forma cuando está de servicio o cuando está libre de él. Tiene la prerrogativa de ofender a sus superiores y exponerse a una pequeña reprimenda. Y, a lo que parece, a veces ni a eso.
Son situaciones que chocan. Me chocan.
Me extraña también el castigo que le quieren imprimir a otro policía local por, al parecer, “desobediencia a un superior”. No voy a entrar en el caso de “supuesta desobediencia” y de sí el agente lleva razón en su negativa a la orden del mando o si es el mando quien la tiene. Pero el castigo que, al parecer, le tratan de imponer creo que es desproporcionado. Nada menos que dieciocho meses de empleo y sueldo. Un año y medio sin percibir un euro.
En del primer caso, el expediente prescribe. Me pregunto ¿por qué?
En el segundo, parece que se quiere dar un escarmiento ejemplar. Me pregunto ¿por qué?
Como cada día se aprende algo nuevo, voy a ver si escudriño y acabo por enterarme de las inclinaciones de la balanza de la Justicia y los motivos de su balanceo.
Por este año, nada más.
Que el año nuevo sea mejor que el que dejamos y que nos acompañe la salud.












Las verdades del barquero | Viernes, 03 de Enero de 2014 a las 22:54:03 horas
Este policía no se merece esto, es penoso que por querer hacer las cosas bien te tengan cojido entre ojo, si no le ríes la gracia eres malo , que pena me da cierto señores, por que no hacéis mención de la placa que le han dado por salvar a un niño, por que no baséis mención de quien cojio al delincuente tan peligroso en la redada pasada, podría llevarme hablando horas y horas de la profesionalidad de este compañero, pero ustedes soy tan ineptos que no lo veis o no queréis verlo, TARDE O TEMPRANO LA VERDAD LE GANARS LA PARTIDA A LA MENTIRA Y EL FALSERIO, SI NO TIEMPO AL TIEMPO......
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