Poco ha tardado nuestro ínclito presidente en hacer méritos para darle la vuelta al calcetín. Si la semana anterior, saliéndome absolutamente del tiesto me descolgaba con la alabanza a la decisión de ponerle las peras al cuarto a Mr. Adelson por el tema EuroVegas, pasados apenas unos días ya hay materia más que suficiente para poner otra vez en la palestra los desmanes de los muchachos de Rajoy. No sé si buscar la comparación puede quitar un tanto de dramatismo a lo que viene a continuación, no es para nada mi intención. Así que sin más preámbulos... al toro.

Tras la provocación que ha supuesto la vergonzante y fascistoide ley de Seguridad Ciudadana, de la que no hablaré para evitar que se diga que repetimos argumentos, pero que merece una diatriba bastante más ácida que mis suaves opiniones; el gobierno de la rancia, tradicionalista y servil derechona española, al servicio del poder establecido, tanto en lo celestial  como en lo terrenal, mostrando fehacientemente a quien obedece, aparece con una de las leyes que no por anunciada era menos temida: la ley del aborto, que por no hacer juegos tontos de palabras no calificaremos de “aborto” de ley.

“Aborto” de ley, porque nos retrotrae a tiempos predemocráticos, para conseguir el texto más regresivo de Europa. Pero bueno eso parece que nos enorgullecerá, pues ser los primeros es una de,  nuestras debilidades: campeones de Europa  y del Mundo de Fútbol, campeones de Europa del paro, campeones de Europa del precio de las tarifas eléctricas, campeones de Europa de las diferencias sociales, campeones de Europa de la evasión fiscal, campeones de Europa de la corrupción, campeones de Europa de las descargas piratas, ...lo dicho para sentirse orgullosos (Si alguien lo pide puedo seguir citando, pero igual no me cabe en el escrito).

Mientras las españolas sufriendo una ley que, aparte de las trabas normativas derivadas conocidas, la carrera de obstáculos en que se convierte la tragedia de un aborto, que no creo que sea plato de gusto para nadie, se complica por la exigencia del dictamen de tres facultativos, el que las atiende y dos más, con el gasto que esto supone. Está claro: No es una ley; es un castigo y una provocación. Sólo le falta el soez comentario de la Andrea Fabra de turno diciendo el famoso “¡Que se jodan!”

Este es un gobierno para ricos y esta es una nueva demostración. ¿O es que la niña de papá, por muy creyente que se considere, va a cargar con un embarazo no deseado? Si no es aquí, a abortar fuera. En esto tienen mucha experiencia sus antecesoras. Para qué seguir, que ya sabemos todo el mundo de qué va esto.

Eso sí, nuestro partido en el poder manifiesta su sensibilidad por sus compatriotas en cuanto tiene ocasión. Días atrás esos perversos diputados de la Izquierda Plural tuvieron la desfachatez de presentar una propuesta para que a aquellas familias afectadas por lo que se considera la “pobreza energética” no se les corte el agua, la electricidad o el gas, si no pudieran pagarlo durante el invierno. Los votos populares tumbaron la iniciativa: otro personaje, no sé si familiar de Andrea Fabra, de su padre o de... (lo dejaremos así), glosó previamente su postura recordando lo sensibles que son, pues nos han regalado la reforma laboral. Ya saben, nos quejamos de vicio.

Como no podía ser de otra manera, nuestros gobernantes siguen sirviendo al pueblo. Anunciaron a bombo y platillo que la luz no subiría, e incluso ellos han subido un 5 por ciento la parte que les toca, los famosos peajes. Eso sí, ha tenido que ser la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia quien ha parado de momento el subidón del 11 por ciento de las compañías. Igual tan atrevidos funcionarios se encuentran con el mismo premio que quienes se opusieron a Fernández Díaz en el tema de la Gürtel, o a Montoro por calificar de delito contra la  Hacienda los hechos relacionados con la infanta.

¿No querían arena? Parece mentira que dejásemos tirados a los saharauis, porque aquí la arena se nos acabará.


Manuel García Mata