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Sábado, 23 de Noviembre de 2013

Balsa Cirrito

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VIVA GUTEMBERG




 
Dicen que China es el país del mundo con mayor afición al juego. Me lo creo. El hecho de comprar un producto electrónico de origen chino ya supone participar en un arriesgado juego de azar. Es cierto que se trata de productos baratos; pero también que el consumidor se anda preguntando todo el tiempo: ¿funcionará?, ¿moriré electrocutado?, ¿sacará hojas la impresora?, ¿escupirá chicharrones? Por lo general, como ocurre en casi todos los juegos, el que se arriesga, pierde, y el aparato, ya sea un MP5, una tableta o  un faro para la bici, no funciona. Aunque no es de China y de sus productos de quien quiero hablar.

Hace cosa de año y medio me compré un libro electrónico. Lo adquirí por internet, era de marca china y su precio insultantemente barato.  Además, de estos que son – creo que se dice así – retroiluminados, por lo que podía ver películas, examinar fotos y escuchar música (a veces, incluso, al mismo tiempo). Venía, además, el e-libro con unos dos mil quinientos títulos almacenados. Por supuesto, al principio lo adoré como a un sueño de Borges. Aquello de disponer de una colosal biblioteca portátil de forma gratuita y sin ni siquiera necesidad de piratear los textos, era el paraíso para cualquier lector. ¡Y vaya si leí! Como un desesperado. Pero no fue agradable, porque, al disponer de tantos títulos, experimentaba la sensación un poco angustiosa de aquel que se está perdiendo algo, parecida a la de de ese otro tipo que ha contratado todos los canales del paquete de Canal +, se pone a ver la televisión y teme no haber elegido el canal más interesante; de tal suerte, leía libro digital tras libro digital con la furia de un neófito tecnológico.

El e-libro se convirtió en mi compañero inseparable. Salía a la calle siempre con él, puesto que cualquier rato de espera, ya fuera en la consulta del médico ya en la cola del banco, lo amenizaba con mi elegante aparato. Y así anduve casi un año. Pero el dispositivo fue poco a poco fallando. Primero se le salió un interruptor. Luego tardaba mucho en encenderse. Al final se fastidió por completo. Aunque la garantía fuera de dos años, se trataba de una inversión más muerta que las acciones de una empresa de Ruiz-Mateos: a un producto chino comprado por internet échale un galgo a la garantía, que no la atrapa. No escarmenté y volví a comprar otro e-book chino, aunque éste un poco más caro y en un comercio de confianza. Ni diez días me duró. Realicé la devolución y, mientras aguardaba el reembolso del aparato para comprar otro, me di cuenta de que en realidad no me gustaban los e-books. Quiero decir, I mean, me gustaba el hecho de disponer de una enorme biblioteca volandera, pero el libro electrónico en sí, no.

Cuando leemos asociamos el contenido a la presencia física del libro. Si pienso en los libros que leí en mi e-book, me doy cuenta de que confundo la mayoría, que mezclo los unos con los otros, que no los individualizo como ocurría con los volúmenes físicamente encuadernados. Y, por supuesto, y esto es algo que percibí desde el principio, la satisfacción que se experimenta en la lectura de un e-book es muy inferior a la que se obtiene de un tomo con las hojas de papel. Incluso, la forma de leer resulta muy diferente, ya que en el volumen físico uno siempre tiene constancia de las páginas que restan, cosa que no siempre ocurre en el electrónico y que, como resulta fácil comprobar, perjudica notablemente a los libros que no son de creación literaria, ya que cuesta mucho hacerse una idea general, por no poder hojear hacia delante y hacia detrás.

Estamos acostumbrados a pensar que cualquier avance o cambio tecnológico es sagrado y poco menos que irreversible. A decir verdad, todo rechazo de una novedad tecnológica nos sitúa en la categoría de seres extravagantes. Negar la utilidad de las novedades nos convierte en retrógrados o, y es un insulto terrible en los días que corren, en antiguos. Pues bien, soy antiguo, prefiero el libro-libro al e-libro, sin dejar de reconocer la utilidad de este último para circunstancias puntuales, como pudiera ser un viaje, pero siempre sabiendo que, en definitiva, no deja de ser un sucedáneo, como la palometa del salmón o el pádel del tenis.
   
No sé, he escuchado muchas veces a expertos anunciar la muerte del libro tradicional, relegándolo al limbo donde reposan el video VHS, la cámara fotográfica de carrete o los dispositivos buscapersonas. Sin embargo, lo mismo se equivocan (cosa que es lo más habitual en un experto, ya sea del tema que sea) y el libro dure más de lo que se figuran. Gutemberg – el jodido – es mucho Gutemberg.


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  • Guttenberg

    Guttenberg | Viernes, 29 de Noviembre de 2013 a las 17:01:30 horas

    No sea usted tan ingrato querido "adolcross". Cuando se hace apologia de las nuevas tecnologias basandose en que las tradicionales son obsoletas, peores y prescindibles se cae en la ingratitud. Pero es que existen ocasiones que las innovaciones no superan ni son mejores en muchos aspectos a lo yá conocido. Existen muchos ejemplos que demuestran que en algunos ambitos los avances no hacen sino emprobecer nuestro patrimonio cultural, gastronomico, ludico, etc. "Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres.".(Heinrich Heine).

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  • viriato

    viriato | Viernes, 29 de Noviembre de 2013 a las 14:30:39 horas

    Joder adolcross, wuttenberg y la madre que me parió : hablad para que os entendamos todos!!!!!!!!!

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  • adolcros

    adolcros | Jueves, 28 de Noviembre de 2013 a las 20:54:16 horas

    No seas tan melodramático querido 'Guttenberg'. Nadie desvaloriza el revolucionario invento de la imprenta, simplemente "debemos usar el pasado como trampolín y no como sofá." — Harold Macmillan.

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  • Guttenberg

    Guttenberg | Miércoles, 27 de Noviembre de 2013 a las 18:00:01 horas

    Aquellos que defienden las nuevas tecnologias desvalorizando el invento que hizo posible que la cultura pudiese llegar a las clases sociales que hasta entonces no la tenian a su alcance, el invento que sirvió para culturizar e ilustrar a una mayoria de la sociedad que antes vivia en las tinieblas culturales, que acercó la cultura, educación y sabiduria a miembros de la sociedad que no tuviesen que pertenecer a la nobleza, el clero ó clases altas, el invento llamado libro y que a su vez hizo posible avanzar la ciencia y tecnologia hasta el punto de poder disfrutar en nuestro tiempo de avances tecnologicos como el citado e-book, podría ser considerado como perdida de memoria e ingratitud. Nunca podremos pagar el servicio que el libro ha prestado a la sociedad y nunca deberiamos dejar que desapareciese de nuestras vidas. El libro es el principal pilar donde se ha basado el progreso en todos sus ambitos y sería de desagradecidos el permitir ó provocar su desaparición. Quizás se deberia tratar de no lastrar la cultura de los libros con impuestos gravosos y favorecer que estuviese más al alcance de toda la sociedad. La magia de un libro jamás podrá ser igualada ni por un e-book, ni por un ordenador, ni por ningu avance similar, gracias a Dios.

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  • Entendido

    Entendido | Miércoles, 27 de Noviembre de 2013 a las 10:49:04 horas

    Adolcros, me da miedo llevarte la contraria, porque según lo que he visto otras semanas te pones un poco borde cuando te contradicen, pero tu discurso me parece una retahíla de esas que se sueltan en el pregón del Rosario. Te hartas de decir cosas pero no tienen mucho sentido. Dices que los ebooks no se pierden, ¿cómo que no? Que son portátiles. ¿no lo son los libros? Que tienen más interacción con el autor (??). Que permiten a las editoriales publicar más libros cuando es exactamente lo contrario, gracias a los ebooks van a desaparecer todas las editoriales, y sólo tienes que ver como han bajado las ventas. Dicen que es más fácil consultarlos. Vale, puede ser que encontrar una cita sí lo sea pero en un ebook es imposible estudiar. En mi empresa mandan con frecuencia memorandums, cuando son importantes los imprimimos porque en el ordenador o en la tablet, nadie los entiende. Además, creo te pones en plan un poco talibán porque creo que somos muchos los que preferimos los libros de papel y no por eso estamos en contra de la tecnología. Es como si a alguien que no le gustara la carne de cordero ya no le gustara ninguna carne. Cálmate, adolcros.

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  • la verdad

    la verdad | Martes, 26 de Noviembre de 2013 a las 15:47:53 horas

    La verdad es que no es lo mismo, pero la verdad tambien es que tiene mas pros que contras y eso es asi, adolcross ya se sabe que viene de una riña con cirrito el Ejpañol, con lo cual se ven las ganas, pero de todos modos majestuoso adolcross en su primer comentario, el segundo tampoco ha estado mal pero no tan serio.

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  • Curioso, Salud

    Curioso, Salud | Lunes, 25 de Noviembre de 2013 a las 17:21:59 horas

    Estoy de acuerdo con Balsa, la sensación de un libro de toda la vida no es la misma que leer en el e-book o en el ordenador. De hecho saco en papel algunas cosas porque no me encuentro cómodo leyendo en el ordenador. No sé si seré un retrógado pero es lo que siento y así lo expreso. Salud.

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  • adolcros

    adolcros | Sábado, 23 de Noviembre de 2013 a las 23:11:04 horas

    Bienaventurados los que me copian, de ellos serán mis defectos.

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  • Adolcross

    Adolcross | Sábado, 23 de Noviembre de 2013 a las 19:24:16 horas

    Grandisimo escrito¡¡¡, seguro que Almudena Grandes te felicita, quien sabe lo mismo te deja sentarte a tu lado.

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  • adolcros

    adolcros | Sábado, 23 de Noviembre de 2013 a las 14:28:19 horas

    Retrógrada oda a la tecnología en general y al libro electrónico en particular. Me encomiendo a Dios para que nuestros infantes no tengan constancia de esta blasfemia en pleno siglo XXI.

    Los Ebooks ocupan menos espacio.
    Los Ebooks no se deterioran, ni pierden.
    Los Ebooks son más baratos y rápidos de producir.
    Los Ebooks desafían el tiempo: pueden ser entregados casi al instante.
    Los Ebooks no tienen ediciones agotadas.
    Los Ebooks se acomodan al lector.
    Los Ebooks son de fácil consulta. Puedes buscar una palabra o frase instantáneamente.
    Los Ebooks socializan la lectura y hay más interacción con el autor.
    Los Ebooks son portátiles.
    Los Ebooks permiten a los editores a publicar más y a los lectores a leer más.

    Tú próximo artículo nos lo envías por correo ordinario en papel para que "lo disfrutemos más".

    Si no te llevas bien con la tecnología, haz propósito de enmienda y actualízate pero no pongas palos en las ruedas.

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