Pan para hoy y hambre para mañana...
Está más que claro, la Base Naval es la primera empresa extranjera en Rota, es la que da más empleo. Algunos dirán que es española –y lo es- pero quienes le echaron el ojo a nuestro pueblo y la construyó –para ellos- y la dotó de sus artilugios… fue el ejército estadounidense.
Son unos 900 empleos directos y entre 100 y 150 indirectos (taxi, mudanzas, algunos talleres familiares, comercios, hostelería…). No cabe duda del papel en el desarrollo económico de nuestra población. Es una realidad. Pero vamos a empezar a poner peros. Hubiera preferido que la empresa extranjera norteamericana hubiese sido una fábrica de coches, turismos o camiones, antes que una base militar, una infraestructura pa-ra – la- gue-rra. Dentro de la alambrada, nadie sabe lo que guardan; ni tampoco lo que entra y se queda, o lo que entra y cómo llega (qué basuras, restos, sustancias químicos y otras mierdas…) y qué tratamiento le dan, y después se llevan o no. Y no seamos ingenuos creyendo que son transparentes y nos rinden cuentas, que somos aliados y son con nosotros sinceros. El espionaje, la inteligencia militar, los secretos de Estado y otras conductas de disciplina ciega del estamento militar es lo que impera. De darle cuenta al Ministerio de Defensa español, nada de nada… No somos soberanos en nuestro propio suelo. Y no digamos el gobierno local, órgano popular democrático irrelevante e insignificante para el Estado Mayor extranjero. Luego, van y le doran la píldora, porque hay que ser agradecidos y debemos llevarnos bien con quienes vienen siendo nuestros vecinos… No es una población vecina histórica, con parecidas raíces, vivencias e intereses comunes… Son unos entrometidos, que mangonean medio planeta y la otra mitad. Llegaron hace cerca de 60 años porque a ellos les convenía, porque aquí no se les había perdido nada. Pidieron permiso a un débil gobierno franquista; le regaló al ejército español armamento caducado al peso, lo envolvieron en un convenio para guardar las formas y le dieron un empujón cariñoso a los mayetos de esos pagos. Hoy, donde hay iniciativas en la agricultura, hay hasta exportación y menos paro; en la sierra probaron con la fresa, hoy con el cultivo del espárrago y están saliendo… Y no se desloman como hace sesenta años. Las labores agrícolas son más cómodas hoy.
Es una realidad los cómodos empleos de la Base, pero que no nos vendan que con los cuatro buques AEGIS y las mil familias de militares se va a crear empleo de contratos fijos o indefinidos. Rota, teniendo una imponente base aeronaval, recibe poco a cambio y padece mucho desempleo. En el extremo noroeste de la provincia y constreñida por la alambrada, está condenada a no contar nunca con industrias o empresas medianas venidas de fuera; antes se instalan en los polígonos de El Puerto o Jerez; y eso es lo que le conviene a los intereses de los militares extranjeros, que Rota nunca llegue a ser autosuficiente, que nunca cubra por sí misma la demanda de empleo. Con las cada vez más superficies comerciales, con los salarios menguando, el comercio local cae en picado. El turismo estacional, de tres meses… Así las cosas, mal pinta tiene nuestro futuro. Por muchos buques que lleguen estamos condenados a sufrir la crónica cifra de entre 3.500 y 4.000 parados, según empiece o acabe el verano. Esa condena la padecerán los jóvenes de hoy y también la infancia que brota ahora, el futuro por venir lo tendrán negro.
La Base Naval tocó techo en la oferta de empleo. Ya garantiza poco margen. Es cierto que no hay una alternativa, luego que se quede ya que es lo único seguro que tenemos. Pero, si queremos a nuestro pueblo y su juventud, si queremos atender el presente y labrar nuestro futuro, debemos ir pensando en algo nuevo, en algo más; debemos alentar otras salidas a la Base, se trata de los nuestros, de los que vienen empujando… Si no es así, estamos conformándonos –así de conformistas nos ha moldeado la Base con sus sueldos y modo de vida fácil- egoístamente con el presente. Si no nos planteamos nada, no estaremos luchando por el bienestar de nuestra infancia y esa juventud que viene creciendo y querrá proyectar su vida rodeados de su familia y, a ser posible, en su pueblo. Mientras estén ocupando nuestro suelo, vamos a ponernos las pilas, vamos a ser más peleones y exigir –de los ministerios y gobierno español- compensaciones periódicas para impulsar la creación de empleo digno para tantos roteños parados. Si no, ahí está el refranero, pan para hoy y hambre para mañana. Continuará…
Manuel Helices Pacheco





























Jack I Burt | Miércoles, 04 de Diciembre de 2013 a las 17:27:45 horas
La problema de no tener industria en Rota no tiene nada de ver con la base.La problema es la misma que tiene muchos pueblos de la provencia, falta de imedios de distribucion. Todo tiene de ser importado y despues exportado por un solo carretera y que tiene que connectar con otra pueblo mayor para mover los productos nacionalmente.
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