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Sábado, 27 de Julio de 2013

Calle Charco, con Antonio Franco


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TODO ES UNA CUESTIÓN DE CONFIANZA



 
Luis Bárcenas ha comparecido ante la Justicia y lo ha hecho, más que para defenderse de las acusaciones que se le imputan, para “tirar de la manta”, intentando “no dejar títere sin cabeza”.

Acusar directamente al Presidente del Gobierno de estar al tanto de los tejemanejes del Partido Popular en referencia a la financiación ilegal del propio partido y de haber recibido emolumentos aparte de la nómina oficial no es  algo baladí. Normal que toda la oposición, al unísono, haya pedido la comparecencia del Presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados para dar cuenta y aclarar las acusaciones. En este sentido, el de tirar de la manta, los hay que prefieren dejar las cosas como están. Esto es, prefieren utilizar la táctica de cerrar los ojos y taparse la nariz, porque los resultados, vaticinan, podrían ser peores.
 
 A lo que iba, hasta se ha llegado a plantear, por parte del grupo socialista, una moción de censura sobre la base del artículo 113 de la Constitución. Dicha moción no va encaminada al cambio de Presidente y de partido gobernante, ya que, con la mayoría absolutísima del Partido Popular nunca prosperaría. Serviría para que el Presidente del Gobierno diera las oportunas explicaciones sobre estas acusaciones que su ex tesorero ha lanzado contra él.

Tampoco cabe aquí la estrategia contraria. Esto es, que sea el propio Presidente del Gobierno quien plantee al Parlamento una cuestión de confianza. Y no sería válido por la misma razón anterior: la mayoría absoluta del PP en el Congreso de los Diputados.

Lástima que la Constitución no recoja entre su articulado una cuestión de confianza popular. Esto consistiría, simple y llanamente, que el Gobierno disolviese las Cortes Generales y se expusiera a una cuestión de confianza del Pueblo. En otras palabras, convocara elecciones para conocer si sigue contando con la confianza que le otorgó el pueblo español en las pasadas elecciones.

Existen motivos suficientes para que se produzca este hecho. Sobre todo, porque el Partido Popular está llevando a cabo reformas y ajustes que no “vendieron” en la campaña electoral. Recuerdo que el PP proclamaba a los cuatro vientos de los mítines que para crecer había que crear empleo; que el empleo es la mejor política social. Prometió no tocar las pensiones. Que los pensionistas no se alarmen”, venían a decir, “ellos ya han cotizado para tener ahora la tranquilidad de sus pensiones”, venían a continuar diciendo. Bajarían los impuestos para incentivar el consumo y, como efecto dominó, subiría el empleo. Etc, etc.
En pocos meses, el gozo de los españoles en un pozo.

El paro ha seguido creciendo. El sector público ha quedado reducido a la mínima expresión, lo que ha generado más paro. La Inversión Pública, que debiera ser la que tirara del carro de la Economía del país, casi paralizada. Se han recortado derechos  que debieran ser intocables en un estado de derecho, en educación, en sanidad, en políticas sociales... Se han implantado tasas judiciales y universitarias que permiten poco margen de maniobra a la, cada vez más endeble, clase media.
Por no olvidar la Reforma Laboral, que iba a generar empleo, al vaciar de derechos logrados en años de peleas, a la clase trabajadora a favor del empresariado. No hay despido libre como de derecho, pero sí lo hay de hecho.

Si los españoles no votaron ninguna de estas medidas es normal que los españoles hayan perdido la confianza en el partido ganador de las últimas elecciones.
Hemos vuelto a épocas del subsidio social. Cada vez aumenta más el número de españoles que no tienen ni para comer. No digamos ya una vivienda digna para vivir.
¿Se puede tener confianza en un Gobierno así?
Si a todo este estado de recortes y ajustes, sacrificios para la ciudadanía, le añadimos los casos de corrupción clamorosos, es normal que los españoles no confíen ya en este Gobierno.
Si se demuestra las acusaciones de Luis Bárcenas de que además el Partido Popular se financió ilegalmente, su campaña electoral, además de estar llena de mentiras, estuvo adulterada.

Sería democrático también que esta cuestión de confianza popular se hiciese extensible a otras administraciones, tanto a la autonómicas como a las locales. Sería bueno conocer si la ciudadanía sigue confiando en sus gobiernos más cercanos. También si siguen confiando en los partidos de la oposición. Sería un síntoma de salud democrática.
Porque se puede perder la confianza tanto del gobierno como de la oposición. Y hay que asumir el riesgo, porque el riesgo, se llama Democracia.

Por eso, más que moción de censura, se trata de una cuestión de confianza. A juzgar por las encuestas, no parece que los encuestados tengan demasiada confianza en el gobierno actual en el caso de la denuncia por financiación ilegal del PP. La censura, la critica popular, ya existe. Y la confianza decrece en relación directamente proporcional a la censura.

Si el Gobierno no siente el aliento de la mayoría (o cree no sentirlo), si la seguridad con que accedieron al Gobierno de este país se ha ido diluyendo, si la intranquilidad se ha adueñado de la Calle y la esperanza se ha difuminado por las medidas, los datos y los efectos, entonces todo es una cuestión de confianza.
Salud.


 

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  • rafael triston

    rafael triston | Miércoles, 31 de Julio de 2013 a las 23:35:39 horas

    soy un hombre feliz, vota a upyd.

    Accede para responder

  • Antonio Franco García

    Antonio Franco García | Martes, 30 de Julio de 2013 a las 09:40:52 horas

    Gracias Rafael por leer cada semana mis artículos. Gracias también por su corrección. Salud y República.

    Accede para responder

  • Rafael

    Rafael | Lunes, 29 de Julio de 2013 a las 19:20:41 horas

    Señor escritor sabelotodo la expresión correcta es “no dejar títere CON cabeza” listillo.
    Salud y ARRIBA ESPAÑA

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