Balsa Cirrito
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¿MEJOR NO MENEALLO?
Quizás fuera preferible parar el carro. Mis simpatías por el Partido Popular no son excesivas, pero el caso Bárcenas, que como una presa desbordada amenaza con arrollar todo a su paso, bien pudiera llevarse cosas que tal vez no queramos que se lleve. La situación ha llegado a tal punto que si no se produce una escabechina judicial entre los altos cargos del PP, los ciudadanos sospecharemos que ha tenido lugar un tongo de dimensiones megalíticas, y nuestra confianza en el sistema habrá alcanzado un punto tan bajo que el mar Muerto nos parecerá el Himalaya. Por contra, una escabechina general del PP sencillamente acabaría completamente con el sistema.
Desde luego, estamos de acuerdo en que este sistema que padecemos no es precisamente el ideal, pero antes de destruir debemos pensar qué tenemos previsto tras la hecatombe. La destrucción a menudo conduce a situaciones peores que aquellas de las que se partía. Italia, por citar un país similar, sufrió a principios de los años 90 una crisis prácticamente idéntica a la española. La corrupción se extendía absolutamente por todos resquicios de la República. Era una hidra de mil tentáculos que abarcaba toda Italia, envolviendo la bota que vemos en el mapa en una neblina de dineros bajo cuerda, de reparto de influencias, de sórdidos chanchullos, de tramas oscurísimas… Los ciudadanos se hartaron (o tal vez fueran los jueces, porque los ciudadanos, tanto en Italia como en España, tragamos con casi todo); se montó un gran pollo y, de resultas, el entramado de los partidos se fue al garete y las formaciones tradicionales de Italia, PSDI, DC, PR, PLI, etc, sencillamente desaparecieron (lo cual probablemente se merecieran).
Hasta ahí parece una historia casi edificante. El problema es lo que llegó después. Y lo que llegó no fue la honradez de los cargos públicos, la transparencia y el fin de los apaños, sino Berlusconi y su Forza Italia, que, para entendernos, viene a ser más o menos la misma corrupción pero con recochineo y retransmitida por televisión (con el añadido de que no sólo se pulen el dinero, sino también a las jovencitas.)
Por lo demás, dar excesivo crédito a Bárcenas no parece muy lógico. Siempre detesté esa tendencia del periódico El Mundo de elaborar primeras páginas a partir de las revelaciones de delincuentes o de imputados. Y si me tocó las narices y le concedí poco crédito a ese diario cuando los que hablaban eran José Amedo o Trashorras o el de más allá, me ocurre igual con Bárcenas. Bárcenas es un hombre acusado de gravísimos delitos que inculpará si puede a la mujer de Obama para salvar su trasero.
Entendámonos, no tengo dudas de que en el PP ha existido financiación ilegal (tampoco hacía falta que Bárcenas nos lo dijera), y de que, como suele suceder, por el camino, algún particular se haya quedado con algunos miles de euros prendidos entre las uñas. El problema es que cuando la merde alcanza un volumen tan exagerado, removerla puede acarrear muchos riesgos. ¿Estamos seguros de lo que queremos? ¿Realmente deseamos conocer toda la verdad? ¿Tirar por completo de la manta? Francamente, no lo sé. Puede que, como decía el Quijote, mejor no meneallo.












Marianico | Lunes, 15 de Julio de 2013 a las 13:00:26 horas
Por supuesto no estoy de acuerdo contigo. El problema es que hay que rebuscar mucho para encontrar un politico que sea honesto. En todos los partidos hay corruptos. Y lo peor de todo es que los altos cargos saben cuales son y no hacen nada para evitar que sigan en el partido. Y mi pregunta es, por que callan? Y mi respuesta es siempre la misma, porque todos tienen algo de que avergonzarse. Ninguno esta totalmente limpio. Listas abiertas ya!!!!
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