Miles de roteños celebran el pase de España a la final de la Copa del Mundo

Pocas veces en pleno mes de julio a las ocho y media de la tarde vemos avenidas principales como María Auxiliadora o San Fernando prácticamente vacías. Pocas veces los comerciantes echan el cerrojazo a su negocio antes de la hora prevista. Pocas veces los roteños coinciden en su quehacer diario. Y no pocas veces, sino nunca hasta ahora, España había jugado una semifinal en la Copa del Mundo. Ayer sucedió.

Rota, como muchos otros lugares de España, fue una ciudad de contrastes. Mientras que la mayor parte del pueblo se asemejaba más a  una ciudad fantasma que a una zona costera en pleno verano, los negocios de hostelería donde usualmente se reunen los aficionados al fútbol, eran un hervidero en el que se concentraban cientos de roteños, en su mayoría ataviados con los colores de la Roja. 

Ya desde una hora antes el trasiego de coches, motos y transeuntes era enorme. No sólo de los aficionados más fieles al fútbol sino casi de la totalidad de la población roteña que animados por el ambiente que prometía el partido, se sumaron a lo que finalmente, fue una verdadera fiesta. En esa hora previa, los roteños buscaban su destino: casa de un amigo, bares, asociaciones o supermercados para hacerse con el avituallamiento de última hora fueron llenándose para poder disfrutar de esta histórica cita. Nunca China estuvo tan cerca de España. Antes de comenzar el partido, los abundantes bazares regentados por ciudadanos de este país sirvieron para que el roteño se hiciera acopio de todo los necesario para convertir a nuestro pueblo en un gigantesco mural con los colores de la Roja.

Durante el partido el guión fue el previsto. Muchos nervios, mucha tensión, calma chicha... Todo estalla cuando Carles Puyol  consigue perforar la meta alemana haciendo que el partido más importante de la historia del fútbol español deje de serlo en ese momento y convierta al del próximo domingo en lo que será, esta vez sí, el partido del siglo. La explosión de júbilo ya no pararía desde ese momento hasta altas horas de la noche.

Saltos, abrazos, besos y alegría contagiosa es lo que se pudo vivir desde ese momento y hasta bien entrada la madrugada. Y es que con el pitido final del partido, los roteños no dudaron en salir a la calle para festejar este histórico triunfo. Grupos de amigos, familias completas, parejas, mayores y pequeños inundaron las calles con los colores de una selección que en los últimos tiempos solo da satisfacciones. Si hubiese que destacar un punto representativo de la fiesta que Rota vivió anoche, éste fue sin duda, la Avenida María Auxiliadora.  En ese lugar se concentraron cientos de personas, tanto es así, que fue necesario que la Policía Local cortara el tránsito de vehículos. En el resto de la población el trasiego de coches fue constante e incluso los más valientes y jóvenes, se acercaron hasta la fuente de Virgen del Mar, lugar de grandes celebraciones deportivas, para bañarse.

Un baño que muchos desean que pueda ser multitudinario el próximo domingo cuando a las diez y media de la noche, España se proclame campeona del mundo.