GOBIERNO VERSIÓN 3.1 (EXPANSIÓN)



 
Con mucha frecuencia me refiero en esta página a la tortura en que se ha convertido leer un periódico. La avalancha negativa que recibe el lector de prensa de nuestros días le hace preferir a El País, instintivamente, la web del club Disney (o, para el caso, la de Penthouse) (dos grandes webs, todo hay que decirlo) (cada una en su estilo). Hay que tener el corazón grande y el alma fuerte para enfrentarse a tantas calamidades y malos presagios como llenan los diarios, lo cual para alguien como un servidor, durante muchos años devorador compulsivo de prensa, ha convertido la lectura de rotativos en un placer marcadamente masoquista.

Mis páginas favoritas de un periódico (incluso cuando en España el panorama era luminoso) siempre fueron, de todas formas, las de información internacional. Sin embargo, en la actualidad éstas no resultan más agradables o alentadoras de leer que las noticias españolas.

En todas partes parecen reinar la corrupción y los desaprensivos, y si los españoles creíamos tener la exclusiva de los gobernantes sinvergüenzas e inmorales, o el copyright en la producción de bribones enchaquetados, estamos muy confundidos. Quiero decir, pensamos que algunas cosas tienen solución, que algún día los que mandan serán justos y ecuánimes; pero bien pudiera ser que corriéramos tras un imposible. Si miramos lo que ocurre en el ancho mundo, tenemos muchos motivos para pensar que esas soluciones no existen. Mientras los humanos manejemos el tinglado, siempre serán más los malos que los buenos. Sin embargo…

Sin embargo… En fin, lo que voy a decir, a primera vista parece una estupidez. A segunda, quizás también. Y a tercera. Y a cuarta. Y a quinta. Pero a partir de la sexta vez que se piensa en ello, sólo parece una idea un poco extravagante. (Aunque, en el fondo, es lo que tienen las estupideces, que cuando uno las repite lo suficiente, acaba cogiéndoles cariño).

Y la idea es muy sencilla. Si no somos capaces de encontrar gobernantes honestos, que nos gobierne un programa de ordenador. Efectivamente, gobierno software. Por lo pronto, tendríamos honradez garantizada. Un programa de ordenador no se queda con comisiones, ni contrata a familiares (como mucho, a una impresora), ni se lleva dietas, ni termina de consejero de una caja de ahorro; por no tener, no tiene ni sueldo. Es más, en algunos aspectos no entiendo por qué no se utiliza ya. Digo, la concesión de obras. La venta de material a un municipio. La contratación de cierto personal. ¿Qué tiene de malo que las realice una computadora?

Por supuesto, todos tenemos en la memoria la influencia de las películas que nos muestran un turbio futuro dominado por las máquinas, como en 2001, Terminator  o Matrix, por poner varios ejemplos conocidos. Sin embargo, no creo que ese futuro dominado por las máquinas fuera peor que un futuro dominado por los hombres. Es más, estoy casi seguro que sería mucho mejor. Me atrevo a decir que en un maquinogobierno no habría ni guerras ni hambrunas en el tercer mundo ni obras inútiles ni sobresueldos a cargo del partido. Y la alternancia en el gobierno sería entre Microsoft e IBM, con posibilidad de hacer coalición con Olivetti. 

Y por fin (¡por fin!), quienes mandan iban a respetar un programa. Nada más que por eso merecería la pena.