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Sábado, 25 de Mayo de 2013

Balsa Cirrito


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POR UNA VEZ, AZNAR EL BUENO



 
Quizás sea José María Aznar la única persona de la que invariablemente he escrito pestes. Siempre he pensado que antes me hacía  de los hare Krisna o me colocaba un piercing en el lugar oculto (dicho sea sin menospreciar a nadie) que pronunciar un elogio de Josemari. Sin embargo, en sus declaraciones de la pasada semana he encontrado motivos para la alabanza, y aunque parezca mentira, no se trata de ironía.

Por supuesto, en la ya famosa entrevista de Aznar en Antena 3, todas las justificaciones de los regalos para la boda de su hija y de sus relaciones con la trama Gurtel, me resultaron tan mohosas, chulescas y atrabiliarias como las del Aznar de siempre. Sin sorpresas. Aznar necesita resolver las cosas a escupitajos, aunque sean verbales, y prefiere la batalla a la negociación. Aznar nunca hubiera escrito la famosa novela Guerra y Paz porque si él le hubiera puesto nombre, se habría quedado en la primera mitad del título, negándose su bolígrafo a transcribir la segunda (y vamos a parar ya, porque para ser una alabanza de Aznar, no hago más que darle caña)

(Aunque pensándolo mejor, sigamos un poco)

Recientemente, la autora de  un libro sobre las mujeres de los distintos presidentes de gobierno españoles, que durante treinta años trabajó en el palacio de la Moncloa, decía que Aznar era “una persona con enormes carencias personales”. Miguel Ángel Rodríguez, de profesión bocazas y amigo de Aznar, suele reconocer que Josémari siempre anda de malhumor, y que cuando juega al pádel, no se sabe si está ganando o perdiendo, porque su expresión es, inevitablemente de mala leche.

Todo esto lo digo, porque resulta palmario que al expresidente del gobierno español le va la marcha. La marcha salvaje. Y en este marco, hay que encuadrar sus recientes críticas a Rajoy. Entre todo lo que ha dicho Aznar veo dos cosas – y ahora sí –muy positivas. La primera es exigirle al actual presidente del gobierno que respete el programa con el que lo eligieron. Lo repito, porque parece mentira que un político importante suelte esto a su propio partido: respetar el programa con el que lo eligieron. Estamos tan acostumbrados a que quienes gobiernan hagan lo que les sale del piercing y a que respeten sus programas electorales tan poco como a sus votantes, que no tenemos más remedio que alabarlo y casi sacarlo en procesión. Y dice mucho del mundo en que vivimos el hecho de consideremos a un político que hace las cosas que prometió que haría como a un bicho raro raro raro.

La otra cosa que juzgo digna de alabanza es su devoción neoliberal. Precisamente la semana pasada me burlaba en estas páginas de Josemari por este motivo, pero reconozco que su fe en su ideario económico es tan firme que no puedo dejar de admirarme. Aznar continúa con el mantra de los neoliberales: “hay que bajar los impuestos”. Le da igual que el Banco Mundial, el FMI, el Banco Central Europeo o el primo de Angela Merkel digan lo contrario. “Bajar los impuestos”. Aznar sigue impertérrito. Defiende su idea con la firmeza de los abducidos. Y no sé si será bueno eso o no para la economía, pero lo mismo el tipo, por una vez (una sola) lleva razón.



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  • Perroflauta

    Perroflauta | Domingo, 26 de Mayo de 2013 a las 13:47:50 horas

    Gran comentario!! cuánta razón y humor en tus palabras!!

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