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Sábado, 11 de Mayo de 2013

Balsa Cirrito


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NO SIEMPRE ES BUENO PRODUCIR MÁS


 
 

Por lo general, las diversiones salen caras, con lo que imagino que en el momento presente, de caninidad masiva, los españoles nos divertimos más bien poco. Con todo, la actividad más satisfactoria para los humanos, según opinión generalizada, sale casi siempre gratis (obsérvese que he subrayado el casi siempre) y, sin embargo, diríamos que no se practica en exceso. Por supuesto (y voy a dejarme ya de hablar con segundas), me refiero a la dulce actividad de la procreación.

Gracias a la crisis, la natalidad española debe andar más o menos igual que los niveles de colesterol del mahatma Gandhi cuando salía de un ayuno. Bien es cierto que en los tiempos de prosperidad tampoco es que tuviéramos una afición desmedida por la producción de niños. En los años 90 nos convertimos en el país con el menor índice de natalidad del mundo. Luego, con la inmigración, repuntamos un poco, pero en seguida hemos vuelto por donde andábamos, acentuando incluso la tendencia.

Querido lector, si tiene un hijo menor de tres o cuatro años, tiene un raro tesoro. Si tiene dos, comienza a convertirse en un tipo extravagante. Si me dice que tiene tres, es usted un inmigrante marroquí o un mentiroso.

Sin embargo, me gustaría estar en la piel de esos niños, y no sólo por el rejuvenecimiento. Otras generaciones han tenido que abrirse camino en la vida a codazos, empujando a los lados para hacerse huecos, poniendo y recibiendo zancadillas para lograr un lugar en el mundo.

(Estos niños del futuro no van a tener a quien darle un codazo, y van a ser tan pocos que, el que menos, llegará a diputado provincial o a tertuliano de Tele 5).

Hay quien supone, sin embargo, que en tales condiciones, con poca gente y escasa competencia, llegaremos a una edad oscura, a una era de decadencia generalizada y que no sólo sufrirá España, sino también el resto de los países desarrollados donde – bien que algo aminorado – el descenso poblacional es igualmente un hecho.

Pudiera ser. Una nueva Edad Media. Tal vez un periodo universal de reposo y recogimiento de un planeta que lleva quinientos o seiscientos años de avances y evolución acelerados y que quizás vaya necesitando un poco de calma. Cualquiera sabe. Resulta muy probable que el no tener que andar a hostia limpia por la vida haga a los humanos más débiles y menos creativos. Sin el darwiniano struggle for the life, el humano languidecerá. Seguramente. Vale. Pues sí. Aunque, en cualquier caso, reconozco que no me importaría vivir en ese mundo de hombres débiles, escasamente creativos y algo aplatanados, sí; pero plácido y confortable a la vez.

Y, sobre todo, en ese futuro hipotético, qué placer iba a darnos mirar las listas de paro, puede que incluso inexistentes. A ese precio, casi merece la pena dejar de procrear un poco.


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  • ROSALIA DE CASTRO

    ROSALIA DE CASTRO | Viernes, 17 de Mayo de 2013 a las 14:40:22 horas

    Tambien te comes el coco tu bastante balsa para escribir el articulo seguro que lo has hecho conociendote en 5 minutos.

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