Calle Charco, con Antonio Franco
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REPÚBLICA
“España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo”.
Con estas palabras comienza el artículo primero del Título Preliminar de la Constitución de la República española de 1931. No se puede negar que tiene un contenido hermoso y sencillo. La Constitución de 1931 fue redactada por todos, por los conservadores y por la izquierda. Se trató de un pacto ya anunciado (el Pacto de San Sebastián) por el que, tanto los partidos políticos de la época como el pueblo, decidieron que la monarquía no era la solución para la crisis de aquellos momentos históricos.
Cuando leo comentarios y oigo voces que quieren dar lecciones histórica-morales sobre aquel período de la Historia de España, me sorprendo. Mi sorpresa parte, sobre todo, de las opiniones de los detractores de lo que supuso la República. Para éstos, aquellos años sólo son vistos como años de desordenes públicos, de fundamentalismos extremos, de caos, de confusión.
Es verdad que la coyuntura histórica del momento no ayudaba a la consecución de que la II República llegara a realizarse plenamente. Por un lado, las dictaduras fascistas estaban en todo lo alto. Hay que reconocer que estas ideas nazis tienen un buen caldo de cultivo cuando existe crisis económica. Les sonará eso de que los inmigrantes sobran y se aprovechan de las bondades del estado del bienestar (sanidad, educación, prestaciones por desempleo…). Al nazismo también “le sobraban” los judíos en aquella Alemania hitleriana. Por otro lado, la dictadura del proletariado personificada en la Unión Soviética. Reconozco que es una idea muy simple y excesivamente resumida, pero creo que entendible.
En nuestro país, “los bandos” se definieron muy pronto.
Estoy seguro de que los que hablan mal de la II República desconocen la obra de Ángel Ossorio y Gallardo, ignoran la aportación de Ortega y Gasset al articulado de la Constitución de 1931, y no saben interpretar los versos de Antonio Machado. El primero, Ossorio y Gallardo, participó en el advenimiento de la República como diputado constituyente, en el partido conservador. Se consideraba “un monárquico sin rey al servicio de la República”. En cuanto a José Ortega y Gasset, creó, la Agrupación al Servicio de la República junto a intelectuales de la talla de Gregorio Marañón y Pérez Ayala. Tanto Ángel Ossorio y Gallardo como José Ortega y Gasset eran de ideología conservadora y de derechas.
Y qué decir del gran poeta. Antonio y Machado abandonó España los últimos días de la guerra civil por “encontrarse en la lista de los peligros públicos” para el régimen de Franco. El bueno de don Antonio. Su único daño fue considerar la libertad como un derecho del ser humano. Ni siquiera cogió un fusil. Para hacer daño a los fascistas bastaba sólo su pluma.
Hay que reconocer que la dictadura fascista del General Franco cumplió bien su papel. Borró de los libros de Historia cualquier alusión a la Institución Libre de Enseñanza, a la Generación del 27 y a la obra reformista de la República. Sólo permitió que perviviera en la mente de los españoles, las checas, los incendios de las iglesias y conventos. Hizo olvidar, eso sí, las persecuciones, los fusilamientos y el escarmiento vengativo sobre los perdedores. Los poderes del Estado herederos del franquismo han hecho tan bien su trabajo que, a pesar de que llevamos viviendo más de treinta años de periodo democrático, todavía algunos sólo han aceptado la idea de la II República que el régimen fascista sembró. Ni siquiera se han parado a analizar otras realidades.
Esta semana resultaba me resultaba casi una obligación moral hablar de la República, aunque sólo sea de pasada. Podría haber elegido cualquier otro tema. Pero el domingo es 14 de abril. Cada vez que Izquierda Unida de Rota hace alusión a la República, ya sea con la organización de un torneo de ajedrez con un título apropiado o diseñando la portada de su revista con los colores de la bandera republicana, “voces solventes?” saltan a la palestra con comentarios diversos.
Por eso he nombrado a reconocidos y prestigiosos personajes de la derecha española de aquel momento y que fueron defensores de la República, para que estos personajes anónimos se informen plenamente de lo que la República democrática española significó.
Me he tomado la libertad de incluir un pequeño poema dedicado a la República, en el artículo de esta semana.
Despertó de sopetón la LIBERTAD,
hizo levantar a la ESPERANZA.
Ni siquiera dudó de la amenaza,
ni de traidores refugiados tras la espada.
Con Hambre de aprender
se encuentra el pueblo;
con ansias de enseñar, los magisterios.
Las tierras de cultivo
y de labranza
estériles esperan
las manos que las engendren
y que las quieran.
En esta primavera ya avanzada
de júbilo las calles y las plazas
imaginan ilusionadas
el mañana.
Es catorce de abril
en toda España.
Los aires de alborozo
invaden todo.
los viejos cimientos
se desplazan.
Encuentra la REPÚBLICA
un país empobrecido
en cuerpo y alma.
Halla la REPÚBLICA
un futuro colmado
de trabajo y enseñanza.
Lo que pudo ser
lo impidieron
traidores
refugiados en las sombras.
Como siempre, Salud.












Vaya País | Viernes, 19 de Abril de 2013 a las 10:09:14 horas
Discutir ahora quien tuvo la culpa de lo que ocurrió entonces, no tiene mucho sentido. Pasó lo que tenia que pasar con un gobierno sin personalidad y procomunista, en una Europa de Hitler y Mussolini.
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