Forma parte de la generación más joven de una de las empresas familiares más conocidas de la localidad. Pese a su juventud, está intentando impregnar de nueva savia el negocio que ha dado sentido a la vida de su abuelo y del que también forman parte sus padres, ya que Bodegas "El Gato" ha unido a tres generaciones que luchan por mantener las raíces que han hecho que pese al paso del tiempo, siga viva desde 1957.

Laura López, nieta del conocido empresario bodeguero roteño Juan Martínez, se encarga de todo lo que tiene que ver con la venta y el márketing de la empresa. Aunque a veces le cuesta convencer a sus padres y abuelo de la necesidad de poner en marcha otras líneas de trabajo dentro de la bodega para llegar principalmente a un público más joven, casi siempre acaba consiguiéndolo y con buenos resultados hasta ahora. Está metida a fondo en el mundo del vino y su deseo de mantener lo que con tanto esfuerzo ha conseguido su familia la llevan a intentar abrir nuevos caminos sin olvidar los inicios, algo de lo que se siente más que orgullosa. 

Admiradora de su abuelo y convencida de que él ha sido y será la fuente de  los mejores conocimientos que pueda adquirir, defiende a capa y espada el espíritu familiar de una bodega en la que creció. Para muchos roteños Bodegas "El Gato" es una empresa del pueblo, para otros, aquellos que la conocen más a fondo,  entraña toda una vida de duro trabajo y dedicación, y para Laura López, es su familia y hacia donde proyecta su presente y su futuro laboral.

Está dispuesta a trabajar de forma intensa para que sus vinos puedan ser disfrutados cada vez por un mayor número de personas y en esa línea, abre la temporada primavera verano con una propuesta de catas muy asequibles y realmente tentadoras.

De unos meses a esta parte, Bodegas "El Gato" ha abierto sus puertas a otro tipo de público que normalmente no era consumidor de vino. Estáis apostando fuerte por las catas, ¿con qué objetivos?

La idea es que todo el mundo pueda conocer de la forma que desee nuestra bodega a través de una serie de catas cuyos precios van desde los 3,50 a los 18 euros. Rota ha sido un pueblo con tradición bodeguera, no hay que olvidar que hubo un tiempo en el que había hasta 19 en el centro de la localidad, así que estoy convencida de que muchas personas conocen el mundo del vino a través de su propia familia, de un vecino o un conocido.  Rota olía a vino por todos lados, es algo muy nuestro y creo que para la gente joven que no ha conocido esos años esta es una buena oportunidad. Las nuevas generaciones no prestamos atención al mundo del vino, preferimos otro tipo de bebidas para compartir con los amigos, sin embargo, estoy convencida, como me ha pasado a mí, que cuando te metes de lleno es un mundo que te atrapa. Mi objetivo es dar a conocer mi bodega, la bodega de mi abuelo y en la que trabajan mis padres.

¿Y para ese objetivo son una buena vía las catas?

Hasta hace unos meses, la Bodega "El Gato" que tiene más de 50 años de historia, nunca había hecho catas, no se había planteado esta forma de vender nuestro producto, y en noviembre de 2012 decidimos probar. Era una forma distinta de acercar nuestros vinos a personas que nunca se habían atrevido a entrar en la bodega porque piensan que acaba en el bar que se ve desde la avenida San Fernando, y cuando la gente entra ve los entresijos de la empresa, cómo se trabaja, la forma artesanal que tenemos de hacer las cosas y el resultado, muchos no se lo esperan. La gente joven cree que un vaso de vino es cosa de personas más mayores, pero no es así, una buena copa de vino se puede disfrutar en cualquier momento y con una buena conmpañía. Lo que intentamos acercar a través de nuestras catas no sólo son nuestros productos, sino también parte de la historia de Rota.

Para quienes estén interesados en conocer vuestra bodega habéis planeado tres formas distintas de hacerlo...

Pues sí, sabemos que la cosa está mal de dinero para todo el mundo, por eso hemos propuesto tres tipos de catas que se pueden ajustar al bolsillo de cada uno sin necesidad de tener que renunciar a uno de los mayores placeres: saborear un buen vino. Por eso tenemos por ejemplo, una visita guiada a la bodega que cuesta 3,50 euros que incluye una degustación de vinos (fino y dulce) acompañada de un aperitivo compuesto por productos de la zona. En esta visita a nuestras instalaciones, se puede ver los entresijos de la bodega, y a través de ella mostramos cómo trabajamos en el día a día. Por otro lado tenemos la cata de un día en la que las personas que asistan podrán disfrutar de dos vinos dulces y dos secos que irán acompañados de productos típicos y que cuesta sólo 10 euros. Por ese mismo precio hemos ideado otra forma de conocer nuestro trabajo algo más completa, es decir, ofrecemos una visita guiada a la bodega recorriendo todas nuestras instalaciones de la avenida San Fernando, se degustan algunos vinos y se termina con un almuerzo o cena en la Freiduría "La Pepa".

Para los que tengan algo más de tiempo y realmente quieran probar una variedad más amplía de nuestros vinos, ofrecemos por 18 euros dos días de catas. Cada una de esas jornadas está destinada a un tipo de vino: por un lado, el primer día, se ofrecen cuatro vinos secos acompañados de productos de la zona, y por otro, al día siguiente, otros cuatro, en este caso dulces -entre ellos la Tintilla- acompañados por tapas que han sido elaboradas con Tintilla para que los asistentes comprueben el buen resultado que nuestros productos dan también a la hora de cocinar. De momento, las catas y las visitas están siendo todo un éxito y se nota que a la gente le gusta aprender, con lo que para mí es un orgullo.

¿Entonces las catas son una buena excusa para atraer a nuevos clientes?

Para mí es una buena forma de hacer que gente que nunca entraría en una bodega lo haga y entienda el trabajo que se hace aquí dentro. Date cuenta que a pesar de que la Bodega "El Gato" es muy céntrica, no se conoce el fondo que tiene, piensan que es el rinconcillo del bar, y no es así, es mucho más. Para mí es un orgullo que mi abuelo lo haya mantenido todos estos años y que ahora confíe en nuestro trabajo, que también nos ha costado porque no ha sido fácil para él confiar en las mujeres de la casa, pero bueno, ve que lo hacemos con empeño y al final lo lleva bien.

¿Quiénes trabajáis en la bodega?

Pues mi abuelo es el único bodeguero, aunque ya está retirado viene por aquí todos los días porque no puede evitarlo, esta ha sido su vida, pero ya no está en activo. Estamos mi madre, que se dedica a la administración de nuestros bares y de la bodega, mi padre que con Ángel, Carlos y Antonio se encargan de elaborar el vino, llenar las botellas... y yo que me he centrado en la parte del márketing y venta de la empresa. Somos seis en la bodega aunque trabajando un total de 14. Mi abuelo es el gran jefe indio y aunque ya ha delegado en nosotros, se le consulta todo lo que hacemos.

¿Cómo responde la gente joven ante vuestras propuestas?

Pues la verdad es que me soprende porque hay mejor aceptación de la que esperaba. Veo que los que nos visitan se interesan por acercarse al mundo del vino, por conocerlo y luego siempre se quedan con la información que se da en las catas sobre cómo se elabora el vino, su sabor... Yo tengo que reconocer que me he criado prácticamente en esta bodega, pero no lo conocía o no le daba la importancia que le doy hoy. cuando empiezas a trabajar aquí es cuando ves el trabajo que hay detrás de una botella en una estantería de un supermercado o un bar. Son horas de dedicación que en nuestro caso, al ser una empresa pequeña y familiar, se multiplican.

Pese a la llegada de las nuevas tecnologías, vosotros seguís apostando por la forma tradicional de trabajar...

Aquí se rellena botella a botella, la embotelladora sólo la utilizamos para los vinos "El Mayeto" y  "Fino", los demás, el etiquetado, la cápsula, el tapón... se pone a mano, con lo cual, el precio debería ser más caro y sin embargo, cualquiera puede comprobar que son más que competitivos porque entendemos la situación y porque además, al ser una empresa familiar no te pesa ponerle horas al producto.


Pero aunque mantengáis lo artesanal lo tradicional... estáis trabajando para darle aires nuevos a la bodega, ¿no?

Nosotros respetamos todo lo anterior pero sí, se quiere dar otro aire para que no se quede la idea de que una bodega es un lugar para personas mayores que beben vino sino  que la gente joven se anime y se involucre. Por ejemplo, una de las propuestas que tenemos es que nos ayuden a cambiar el nombre de algún vino, aunque todavía tenemos que trabajar cómo plantearlo.

Siendo parte de la generación más joven de esta empresa familiar, queda claro que tu apuesta es abrir público

Claro, volvemos a lo de las catas. A nosotros realmente las catas no nos interesan económicamente, no le ganamos dinero, pero sin embargo, es una forma muy buena de publicitarnos, de vender la bodega, ya que las personas que vienen, que hasta ahora salen muy contentos, hacen de altavoz en la calle para nosotros y cuentan su experiencia que nos traen nuevos interesados. Nuestro principal objetivo es que la gente confíe en nosotros, en lo que intentamos hacer. Seguimos manteniendo nuestras instalaciones en pleno centro, mi abuelo empezó aquí con el despacho de vinos y poco a poco fue ampliando. Yo me recuerdo de pequeña fregando las botellas que se reutilizaban para despachar el vino, algo impensable ahora por Sanidad, jugando por aquí mientras mis padres trabajaban y hoy veo a mi sobrina. A veces venir a la bodega es como venir a mi casa y yo quiero contar la historia de esta bodega que la gente de Rota la conozca.

Vuestro nuevo eslogan es "De la vid a tu boca"

Es que así se condensa nuestro proceso porque aquí lo hacemos todo nosotros. Pisamos el vino, se fermenta en nuestra nave del polígono industrial y aquí, en la avenida San Fernando se embotella, el vino no pasa por otras manos que no sean las nuestras. Tampoco tenemos un espacio de almacenamiento muy grande con lo cual, el vino va siempre fresco a la botella.


Tú estas dispuesta a asumir el testigo de la bodega cuando haga falta y para ello, tu principal referente es tu abuelo...

Mi abuelo me sigue enseñando cada día y los mejores momentos de mi trabajo son los que comparto con él cuando me explica cosas o cuando me tomo una copa de vino que él ha elaborado para mí y que nadie más puede probar. Como nieta, es un orgullo ver a mi abuelo como sigue enamorado de su trabajo. La diferencia entre él y yo es que a mí me encanta lo que hago pero lo diferencio de mi tiempo libre, sin embargo, para él, su trabajo es su vida y en esa parte lo admiro. Es un cambio de generación importante y tiene que haber diferencias pero lo más importante para mí es ver cómo trata Rota a mi abuelo, para mí es un orgullo que se reconozca su trabajo porque yo al fin y al cabo ya me lo he encontrado todo hecho, pero mi abuelo es el que de verdad ha luchado. Yo sólo estoy dando color a esto.

¿Planteáis sacar nuevos vinos que se sumen a vuestros secos y dulces?

Nuestro vino se vende, de hecho hemos empezado a exportar nuestra manzanilla a Japón, la primera vez que un vino nuestro se exporta al extranjero y para nosotros es un paso muy importante, pero también estamos planteando sacar algún rosado, bálsamo de vinagre que ahora están de moda... abrir el mercado pero sin olvidar nuestros productos de siempre.

Entre ellos, imagino que la Tintilla seguirá teniendo un sitio especial, ¿no?

La Tintilla es como la niña pequeña que tengo que cuidar porque he escuchado tanto de la Tintilla desde que era pequeña que sé que es el vino que tengo que mimar. Es un vino típico de Rota y mi abuelo Juan lo elabora, lo produce y le ha costado pero nunca ha abandonado. Poco a poco intento convencer a algunos mayores para que se animen a la siembra de la uva tintilla, estamos también en conversaciones con el Consejo Regulador del Vino para que la acepten y conseguir además la denominación de origen de la Tintilla de Rota. Queremos que la gente venga hasta aquí no sólo por la playa sino que se pueda vender un paquete turístico donde el vino tenga protagonismo... y para eso también estamos hablando con empresarios y hoteleros de la localidad. Muchas ideas que iremos trabajando poco a poco.

Como bodega, lo principal para subsistir es vender el vino, ¿qué le dirías a los roteños?

Pues sobre todo que lo prueben, y si les gusta que repitan. A los bares, invitarlos a que ofrezcan nuestros productos y que los tengan bien conservados, bien cuidados y visibles; a las pequeñas tiendas  y a las amas de casa que se animen a  usar por ejemplo el vino "El Mayeto" para la comida, que es un buen vino y además tiene mucha rotación... En definitiva, que conozcan productos de su tierra, no sólo de nuestra bodega, pero hay que apostar por lo nuestro.

En esta nueva andadura, Laura López ha querido agradecer públicamente la colaboración de Pilar y Rocio de la oficina de Turismo del Ayuntamiento de Rota, de la delegada de Turismo, Ana Luna, de José Antonio Rodríguez "Peque", sumiller que se encarga de las catas y le enseña a comprender mejor el vino y sobre todo a su familia de la que dice siempre le apoya aunque al principio, algunas de sus ideas les cueste entenderlas, pero como es una bodega familiar, están obligados a entenderse.