Unidos contra los recortes y la corrupción
Pasan los días y en este país, en lugar de asomar alguna lucecita que empiece a iluminar este sombrío panorama, aunque sea con un tenue y pálido destello, advertimos como oscuros nubarrones se ciernen sobre nuestras cabezas. ¿Para qué citar los escandalosos que salpican continuamente las portadas de los medios de comunicación, si estamos hastiados de ellos? No, no parece que esto tenga fin. Es más, diría yo que, una vez perdido el pudor, se jactan de su condición miserable, e incluso se ríen de la expectación que provocan, teniendo la desfachatez de dedicarles una peineta a cualquier ciudadano que tenga la dignidad de preguntarles o recriminarles. Es como si se sintiesen comodos en su desvergüenza y mostrasen impúdicamente su orgullo por la notoriedad adquirida con su deleznable conducta.
Incluso, cuando la ciudadanía, harta de tanta provocación, se moviliza para expresar públicamente su hartazgo es como si se multiplicaran los casos de corrupción, en un ejemplo de provocación; como diciendo “ A ver si tenéis valor para salir a la calle” (Puro matonismo) “Que no se os olvide, que hagáis lo que hagáis seguimos aquí, con la sartén por el mango”.
Como resulta excesivamente reiterativo no tiene sentido dar más detalles, pues seguro que cuando se publique esta carta habrán surgido más casos para engordar la lista de la ignominia. Así que, el mensaje debe ser otro. En mi infancia me enseñaron que ante casos así, igual era mejor hacer como que no se les observa, pues evitando la notoriedad se evitaba que los interfectos repitieran los hechos. No es este el caso: no caería esa breva.
Entonces, ¿qué hacemos? Como tampoco me considero autoridad alguna para indicar al resto lo que tiene que hacer, no voy a dar ningún consejo; pero, sí diré lo que yo voy a hacer. Si hay alguna enseñanza que se puede extraer de estos tiempos oscuros que vivimos es que han servido para desenmascarar la caterva de sinvergüenzas que, en lo político y en lo económico, rigen nuestros destinos. Esta grey de indeseables ha provocado que el hartazgo de la ciudadanía se traduzca en movilizaciones donde al menos expresar nuestra indignación, nuestra frustración y nuestra rabia. Por esta razón y por otras más serias, como son cumplir con mi deber moral de denunciar estas tropelías y luchar por un futuro que cada vez me corresponde menos, por mi edad, pero que en cambio las siguientes generaciones lo necesitan como el aire y como el agua, voy a participar en las movilizaciones que se convoquen para gritar muy fuerte que estamos hartos de tanta corrupción, de tanta mentira, de tanta manipulación, de tanto engaño, de tanto abuso, de tanta injusticia, de tanto.., pero también de tanto sacrificio inútil, de tanta sufrimiento innecesario, de tanta falsa promesa, … como veréis las listas se pueden hacer eternas.
A veces, en la dura empresa de ponerte en la calle para ser el blanco de las miradas de quienes no comparten contigo la necesidad de actos como éstos, te puedes sentir poco arropado, pero no es en este caso. Esta vez los colectivos que se han decidido a convocar son cada vez más numerosos, todos los sectores de la sociedad han movido ficha para que la manifestación que se celebrará el día 23, sábado, en toda España, los participantes se acerquen cada vez más a ese 99 por ciento de ciudadnos a quienes sólo se les tiene en cuenta para hacerles víctimas de sus políticas erráticas y sus desmanes financieros, y toda su aportación en el ejercicio democrático se limita a depositar una papeleta de votación cada cuatro años, en base a una Ley Electoral que necesita de un cambio radical, según el clamor popular.
Por eso, tengo la esperanza de que compartiré con la amplia mayoría de la ciudadanía de Rota una movilización histórica para la que se ha llamado a convocar a todas las asociaciones, colectivos, partidos y sindicatos que han querido participar.
Es hora de que todas esas proclamas que desde las coplas de carnaval suelen arrancar tantos aplausos en la gente que las escucha se traduzcan en una participación masiva, a la que no deberán faltar todos esos copleros que se van a comer el mundo por la justicia desde arriba de un escenario. A nivel de suelo hay otro escenario más importante y que precisa de todos los actores.
Ánimo, que el futuro espera.
Manuel García Mata

































porreta | Domingo, 24 de Febrero de 2013 a las 18:36:25 horas
Los prejuicios son las excusas de los tontos
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