Luis Bárcenas acaba de aplicar un torpedo en la línea de flotación del Partido Popular y el barco se escora peligrosamente. La publicación de las hojas del cuaderno con la contabilidad B del tesorero de Génova por parte de El País, ha puesto en evidencia la duda razonable que anidaba en el subsconciente colectivo: los partidos políticos se financian de forma ilegal. Al menos el Partido Popular va a tener muy difícil demostrar lo contrario. Además como agravante, la libreta refleja en numerosas partidas interpretables como cobros de sobresueldos por parte de los máximos dirigentes del PP.

La historia se destapó con la publicación de El Mundo de que Bárcenas tenía 22 millones de euros en una cuenta en Suiza. Más tarde la publicación por El País de las hojas de la famosa libreta ha puesto contra las cuerdas a la cúpula del PP y más aún su credibilidad. Tratar de andar buscando si la entrega de los documentos se debe al mismo Bárcenas o a cualquier otra persona no es lo más relevante: puestos a imaginar no es difícil creer que sea una venganza por el abandono en el que se ha sentido Bárcenas tras su imputación en el caso Gürtel, como hay quien apunta; otros se atreven a insinuar que está detrás doña Esperanza, buscando un rédito con la mirada puesta en la Moncloa.

Como era de esperar la lógica respuesta ha sido negar la noticia. No se podía esperar otra cosa, pero no deja de ser curioso el nerviosismo que se observa en quienes salen a la palestra a tratar de lavar la imagen del partido. Desde la amenazante aparición del vicesecretario Carlos Floriano, tratando de coaccionar voluntades con los anuncios de querellas a quienes se atrevan a hablar del tema, hasta la atropellada y curiosa declaración del presidente, digna de Groucho Marx, aunque éste siempre sabía lo que quería decir. En el caso de Rajoy, dudo que le saliera lo que pretendía. En la misma línea González Pons y Dolores de Cospedal, defendieron la postura negacionista.

Pero entre la gente del PP no todo el mundo ha seguido la línea marcada: el mismo Feijóo (presidente de la Xunta de Galiza) no respetó el guión, lo mismo que Monago (presidente de la
la Junta de Extremadura) que pidieron transparencia a su partido; algo similar la declaración de Manuel Fernández, presidente del PP canario. Incluso la misma Esperanza Aguirre, de quien según el diario El Mundo Cospedal piensa que se trata del topo, ha salido hoy hablando de oportunidad para regenerar la democracia. Otros en cambio, han ido más allá otorgando con sus declaraciones mayor credibilidad a los sobresueldos: el primero Jorge Trías, que para la cúpula del PP es el mayor sospechoso de la filtración, ha confirmado la existencia de la doble contabilidad y de los sobresueldos; también la confirmación del préstamo a García Escudero, la de Jaime Ignacio del Burgo, o la de los representantes de Basta Ya!, lo que relaciona a UPyD con las cuentas. El ex diputado popular Carlos Mantilla que, después de confirmar los sobresueldos, lo justifica como normales.

En otro nivel, la primera que salió pidiendo transparencia a Rajoy fue la diputada autonómica por Madrid, María Teresa Gómez-Limón, que además quiso dejar claro que ella no tenía nada que ocultar y que por tanto no quería que se le calificase como a quienes sí lo necesitan. Esto le costó la crítica enérgica del paladín de la cotundencia popular, Carlos Floriano, acusándola de insolidaria. Otro ejemplo han dado los concejales populares Eduardo Junquera de Gijón y David Pasarin-Gegunde de Galdakao abandonando sus cargos como protesta ante esta situación, siguiendo el ejemplo de todos los concejales de Honrubia, aunque el motivo de éstos últimos era la supresión de las urgencias nocturnas en Castilla-La Mancha.

Como se ve diferentes sensibilidades, diferente maneras de interpretar la situación, distintas maneras de posicionarse. Sin ninguna duda, estamos ante Héroes y Villanos. Dependiendo de nuestras propias reflexiones asociaremos a los protagonistas en una u otra categoría. Como se puede vaticinar yo no voy a expresar la mía.

Lo que no puedo dejar de señalar es que 22 millones de euros no los gana uno de gerente o de tesorero de un partido, por muchos años que lleve trabajando. Y puestos a interpretar las palabras de nuestro presidente, “...no es cierto, salvo alguna cosa que es la que han publicado los medios de comunicación...” Se podría pensar que “alguna cosa” es la información de la libreta.

Bueno pues esto estalló: ¿Para cuándo estallaremos nosotros?


Manuel García Mata