El fin del trabajo
Entre la sarta de golfadas con que nos ha premiado la semana, léase PP, caso Bárcenas; CiU, caso Pallerols; PSOE, caso Mulas, Presidente de la Fundación; han surgido otras noticias muchísimo más importantes como para tener que seguir hurgando entre la basura.
Una, a la que no le voy a dedicar mucho, pero que me parece muy gratificante, por las pocas alegrías que se lleva este país, ha sido la consecución del campeonato del mundo por parte del equipo nacional de balonmano. No voy a caer en el tópico de “Pan et Circenses”. Que nos guste que pasen cosas como esta, no reduce ni un ápice la preocupación por temas de mucho mayor calado.
Si ahora ya pasó la buena noticia, no queda más remedio que meter mano a la mala. Por cierto, más que mala es horrorosa. La Encuesta de Población Activa nos viene a cuantificar lo que aumenta la desgracia en este desdichado país: 5.965.400 personas en este país carecen de empleo, 691.700 más que en el 2012. Cerca de seis millones de sueldos que no se convierten en comida para las familias, en ropas, en calefacción, en pago de viviendas, en pago de una sanidad que antes era gratis, en pago de unos costes escolares que antes eran menores gracias a las becas y ayudas que se han suprimido, en atención a los mayores, que curiosamente ahora son ellos quienes atienden a muchas de estas personas desempleadas, en pago de unos servicios a personas dependientes que han visto recortadas, y en muchos casos suprimidas, las ayudas que recibían y que les son imprescindibles, en tener un ratito tranquilo para tomar una cerveza con las amistades, o en comprar una chuchería a las criaturas, o en educarte, o en divertirte, que también es necesario para la salud mental de aquellos que tanto padecen, y que con todo ello, permiten que otras puedan seguir trabajando y generando algo de riqueza. Pero todo esto se acaba, ¿Quién se lo va a poder permitir?
Eso sí, nadie se va a cuestionar la política que estamos llevando, nadie quiere decir entre los gobernantes y sus ciegos discípulos, que no entre la gente de la calle que cada vez está más harta. Ahora parece que se vuelve a sacar a la palestra la idea de un pacto que si se firma entre la oposición y el gobierno, tendrá como objeto dar tranquilidad a los mercados. Pues mire usted que bien, les damos todo el dinero y ahora les daremos tranquilidad, ¿Se puede saber por qué no dan el dinero y la tranquilidad a esos cerca de seis millones de parados? Lo único que tienen que hacer es crear las condiciones necesarias para que se invierta y se creen puestos de trabajo.
Ahora trataremos de aterrizar del viaje más airado que es donde te lleva tanta injusticia y pongamos los pies en el suelo. Si, como dicen, esto no tiene vuelta de hoja (Aquí confesaré que lo que voy a poner se debe a la inestimable ayuda que me envió un amigo sobre el tema, conocido de todos aquellos que se interesan en temas actuales en nuestra prensa), habrá que buscarle una solución, que se me antoja la última razonable llegados a este punto. Si nos ponemos a analizar cuál ha sido la causa fundamental de la caída del empleo, aparte de hechos coyunturales, aunque gravísimos como pueda haber sido la burbuja inmobiliaria, observamos como un factor determinante la incorporación de la tecnología moderna, aquella que creíamos que nos iba a hacer más fácil nuestro trabajo y lo que nos ha traído ha sido la sustitución de la mano de obra por la robotización, con el agravante de que al no necesitar al trabajador se prescinde de él, y para éste no haya más salida que el desastre que estamos viviendo. Si lo que estamos sufriendo ha sido una prueba para mostrarnos que tenemos que vivir con menos, que paren que ya lo hemos aprendido. Creo, y mira que me ha costado aceptarlo, que la única solución pasa por repartir el poco trabajo que hay entre todos (Es la idea fundamental de “El Fin del Trabajo”de Jeremy Rifkin). No soñaré pidiendo que mantengan los sueldos que teníamos y reduciendo las horas de trabajo, todos tenemos que perder algo para que ganen quienes no tienen nada. El resto, ya saben, optimizar recursos, acabar con los ladrones, con los corruptos, con los tramposos, con los evasores, con los defraudadores, … y si no es así, vuelvan a leerse la carta de la semana anterior, que allí hay otra solución más gratificante para quienes están más que hartos.
Manuel García Mata

































Hermano Lobo | Domingo, 03 de Febrero de 2013 a las 16:38:12 horas
Nunca he estado más de acuerdo con algo que como con la última parte de su artículo. Buen artículo.
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