Calle Charco, con Antonio Franco
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LA POBREZA VUELVE A SER NOTICIA
El último año del siglo XX, en el 2000, la Fundación Banco de Alimentos de España dio a conocer su informe anual sobre las cifras de la pobreza en nuestro país alcanzadas ese año. Según dicha Fundación, un quince por ciento de la población total que habitaba España hace trece años, más de seis millones de personas, vivían por debajo del umbral de la pobreza, y de ellas, casi novecientas mil declaraban pasar hambre.
En aquellos momentos, nuestro país alcanzó unas cifras históricas (por lo positivo que resultaban los datos) en el número de parados. Nunca la cifra del paro había sido tan baja. Los españoles vivíamos un sueño. Una época de bonanza nunca disfrutada. La burbuja inmobiliaria comenzaba a hincharse.
La noticia dada por la Fundación Banco de Alimentos de España pasó casi desapercibida. Bastaría consultar la hemeroteca para darnos cuenta de ello.
También preguntando directamente a la Fundación Banco de Alimentos de España. A lo que se puede comprobar, ésta no ha nacido hace unos días. Ya tiene una trayectoria. La pobreza no era noticia.
El nuevo siglo llegaba cargado de ilusiones. Las ideologías de ese nuevo mercado, instrumento del neoliberalismo económico, no tenía rival. ¿Cómo competir con ella? Sólo los grupos ecologistas alzaban la voz para denunciar los atropellos medioambientales de ese salvaje sistema capitalista. Casi todos se engancharon al carro de las ideas económicas neoliberales. Parecía no haber otra.
Cada vez más voces predicaban que las ideologías habían muerto. Lo que importaba era la gestión. Saber gestionar era el axioma del programa electoral, tanto de conservadores como de socialdemócratas. Ni un pero que poner a lo que se estaba viviendo. Nadie sospechaba lo que ocurriría sólo ocho años después de haberse iniciado el nuevo milenio.
Y ahora estamos aquí. Instalados en una crisis económica que parece no tener soluciones más allá de las estrictamente marcadas por los que nos llevaron a ella. Una crisis económica que nadie previó. Ningún Nóbel de Economía elevó la voz para intuir el futuro. Hasta la gran potencia económica comunista, China, copiaba lo peor del capitalismo, explotación laboral y degradación del medio ambiente.
Y ahora, la pobreza vuelve a ser noticia. Ya no se trata de que dos tercios de la Humanidad pase hambre, ahora el hambre y la pobreza se ha instalado en nuestras vidas. Ahora, tienen rostros vecinos y cercanos.
Los que siempre han estado alojados en la miseria, los países del Tercer Mundo, han perdido ya la esperanza de que los países ricos cumplan los objetivos para erradicar la pobreza en el planeta en todas esas cumbres que estos países desarrollados celebran de vez en cuando.
Ahora los mandatarios de los Estados ricos tienen que atajar el déficit público de sus cuentas y no pueden “entretenerse” en esos otros menesteres. Porque, la pobreza que, por otra parte, siempre existió en los países occidentales ve agrandada sus cifras también. Empieza a extender sus tentáculos por unas capas sociales, la clase media, impensable a comienzos de siglo.
Los actos de solidaridad se han multiplicado estas pasadas fiestas navideñas.
Hasta en nuestra población se ha creado un Comedor Solidario con el fin de dar de comer, una vez al día, a aquellos vecinos que no tienen nada, o que se han quedado con muy poco. Algo impensable hace tan sólo unos años.
La solución ya es conocida: recortes y ajustes.
Cuando se equilibren el déficit económico, el fin será mantener el equilibrio presupuestario años tras año. Por eso, ya nada será igual. Se podrá aplicar el dicho de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, con total seguridad de que los estamos usando sin exageraciones.
Recortan derechos, suben impuestos y tasas, aplican expedientes de regulación de empleo a diestro y siniestro, bajan las ayudas al estudio…Volvemos, como si de una película de ficción se tratara, al pasado. La ficción, en este caso, está basada en hechos reales.
Volvemos a ser emigrantes. Volvemos nuestra vista al oeste, como hemos estudiado en los libros de Historia.
A no ser que la Europa que han construido cambie su estrategia económica y vuelva también a aplicar viejas reglas económicas keynesianas y se convierta de paso en una Europa social y ciudadana, en una Europa por los pueblos y no por el Mercado, en una Europa solidaria.
De esta forma, la pirámide social cambiará totalmente su dibujo. Su base se alargará, se está alargando de forma considerable, y su centro menguará a época decimonónica. La cúspide, ya se sabe, será estrecha, pero cada vez más fuerte.
Sé que estoy en plan pesimista, pero es lo que hay. Y mira que el inicio del año fue esperanzador. Oír que el paro bajaba, que la prima de riesgo también lo hacía y que se vislumbraba ya un punto de luz a seis meses vista, me alegraba. Pasado ya los efectos armoniosos, la ilusión resultó pasajera y vuelvo a colocarme el vestido del pesimismo.
También puede ser que he tenido una mala semana. Sí, quizás también ese hecho haya influido.
Salud.












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