ESPAÑA BRAHMÁNICA



   
 

Si bien se mira, tiene hasta mérito. Estamos en tránsito, en plena transformación, crisalizando, como el asesino de El silencio de los corderos. Estamos pasando de ser un país privilegiado, un país puntero en derechos sociales y prerrogativas para los trabajadores a convertirnos en un modelo para las repúblicas bananeras. De seguir así, la división por castas de la antigua India se va a quedar corta en la España de Rajoy. Y lo que más miedo me da es que ni se molestan en disimular sus intenciones.

El objetivo es el añorado ideal de los reaccionarios españoles: el rico que siga siendo rico, el pobre pobre y el mediano a llevarse tortas de todos lados. Ando, precisamente, leyendo ahora la excelente e ideológicamente terrible novela de José María de Pereda, Don Gonzalo González de la Gonzalera. José María de Pereda escribía a finales del siglo XIX, y sostenía especies como que la educación sólo era recomendable para las clases acomodadas y que nadie debía aspirar a salir de su condición social. Uno lee esas cosas y se dice: “bueno, después de todo, esto se podía soltar tan lindamente hace ciento y pico de años, ahora el mundo ha cambiado”. ¿Ha cambiado? ¿Son los reaccionarios actuales seres más evolucionados que los de los tiempos de José María de Pereda? Pues yo diría que no.

Escucho a dirigentes del PP insinuar ideas parecidas casi todos los días, cada vez con menos disimulo y sin cortarse, y quien crea que exagero que se dé una vuelta por Internet y lo vaya comprobando.

La privatización sanitaria de Madrid es el último – de momento – eslabón de la cadena que podríamos llamar brahmánica. El mundo que quieren imponernos (y ya digo, no se recatan de manifestarlo) es un mundo donde aquellos que no sean ricos sólo podrán aspirar a salir de su condición social en casos muy, muy excepcionales. Dicho en otras palabras: el fin de la clase media tal y como la conocemos.

Esta gente que nos gobierna, por lo que deduzco, contempla el mundo con una venda en los ojos. La venda, curiosamente, está estampada con la bandera americana. Se piensan que España es tierra de guiris. Es verdad que allí, en EEUU, los trabajadores tienen pocos derechos y nulas prestaciones sociales. Pero su ventaja es un entramado empresarial muy poderoso, de forma que el trabajador que no esté contento puede abandonar su empleo con esperanza razonable de encontrar otro mejor. Aquí, donde no existe esa posibilidad, parecemos destinados a ser siervos de la gleba, esclavos incapaces de chistar, porque una vez en la calle no salimos de ella.

Y no entiendo a quienes los apoyan. La mayoría de ellos está tirando, no digo ya piedras, sino bombas sobre su propio tejado. Cuando seamos un país dividido en castas, como la India, sin movilidad social ninguna, abocados a una existencia plana, que se acuerden del presente. Y que se peguen otro tiro en el pie.