Yo estuve,  junto a otros compañeros y compañeras de la Bahía de Cádiz, en Marinaleda, donde asistímos, el dia 21 de octubre, para ver la realidad de este pueblo que tiene la utopía como bandera y con mucho orgullo. Fuimos recibidos por Gloria, delegada de Asuntos Sociales de ese municipio,   a quien se les hizo muchas preguntas en el salón de plenos, entre  ellas la que ha dado mucho que hablar en los medios de comunicación para desprestigiar a este pueblo luchador que tanto molestan a los gobiernos de España y al de  Andalucía: ¿En Marinaleda existe  jefe de policía? Ella contestó que no, porque no tenemos  policías. En Marinaleda no hay policías.

Otro asunto que llamó la atención fue la construcción de las viviendas para aquellas personas que lo solicitan. La vivienda es propiedad del Ayuntamiento y el  que va a vivir en ella  solamente colabora en su construcción y paga una renta de quince/dieciocho euros al mes de por vida, aunque existen otras que son de propiedad privada, dijo la delegada.

La guardería, que abre a las siete de la mañana, es gratuita y la comida cuesta noventa euros el trimestre, treinta euros al mes.

La entrada para el disfrute de las diferentes piscinas en verano es de tres euros toda la temporada. Las instalaciones deportivas como las pistas de tenis, baloncesto y campo de fútbol son gratuitas.

Lo  importante de este municipio con poco más de tres mil quinientos habitantes es la forma en presentar los proyectos y presupuestos para el día a día de Marinaleda.  Se reúnen en asambleas generales o por barrio para hacer los proyectos, que se presentan al equipo de gobierno para su posterior votación por el pueblo.  Las asambleas las  llevan a cabo entre veinticinco o treinta veces al año.

El pueblo participa en todo lo relacionado con la política de Marinaleda e incluso deciden los presupuestos y hacen las listas que van a conformar el equipo de gobierno.  Aquí el pueblo no está solamente para votar cada cuatro años como ocurre en los demás sitios de España, son los ciudadanos y ciudadanas los que deciden. Los concejales no cobran nada por asistir a los plenos.

Aunque Marinaleda también está pasando por la crisis económica que otros creó, el paro se siente menos en proporción a otras poblaciones ya que cuenta con unas organizadas  cooperativas agrícolas basadas principalmente en el cultivo del olivo, cuya última cosecha la ha comprado Venezuela,  alcachofas, habas, pimientos verdes y rojos, etc.

En definitiva, todos los asistentes a esta visita nos trajimos un buen recuerdo de Marinaleda, a cuyos  ciudadanos y ciudadanas les deseo todo lo mejor, sigan en la lucha y con su utopía, porque ésta, como bien dijo un compañero, es como el horizonte, nunca se llega a ella, pero hay que seguir teniéndola porque la lucha por conseguir un mundo mejor nunca termina.

También, les deseo suerte en sus justas reivindicaciones a todos y a todas las  personas que con sus hijos e hijas ocupan la Finca Somonte, en Palma del Río (Córdoba), especialmente a Lola Álvarez, con sonrisa amplia y piel curtida por el sofocante sol andaluz de este último verano y por sus largas marchas junto a sus compañeros y compañeras jornaleros reclamando lo que dice la Constitución: Un puesto de trabajo, nos comentó los proyectos que tienen de plantaciones para que esta finca dé ocupación a los que solamente quieren trabajar para poder vivir y que si están en el paro es por las nefastas políticas y distribución de la tierra, no solamente del Gobierno de España, ni el Andaluz sino de la Unión Europea, que prefieren subvencionar a propietarios de terrenos que no producen.

Este capitalismo tan brutal, tan salvaje, que no le importa las hambrunas ni los desahucios, ni el paro   y que impone sus condiciones para conseguir ayudas a los Estados, está acabando con la democracia porque, lo estamos viendo, votar cada cuatro años solamente sirve para continuar con lo mismo: Dinero a los bancos, a la especulación para ganar más y más sin importarles el cómo, y recortes a la sociedad que está viendo cómo  desmantelan el estado del bienestar, como si de un golpe de estado se tratara, pero sin tiros, aunque en Marinaleda se está consiguiendo, poco a poco, lo que siempre debe ser “la utopía.”  Y mientras, el Partido Popular apuesta por el bipartidismo.

Juan Manuel Pizones Rico