La Alternativa ha nacido
Al hilo del comienzo de este escrito me asalta la tremenda preocupación por esto que quiero haceros llegar. Si todas y cada una de mis experiencias, como alguien que se abre para que los demás puedan conocer mis exposiciones, me las planteo con la máxima seriedad y con la lícita intención de aportar algo clarificador, en este caso me siento abrumado por la responsabilidad. Me parece tan serio que no me puedo arriesgar a no presentar esto como algo importante.
Ya lo he escrito más de una vez: corren malos tiempos, muy malos tiempos. No sé, si para buscar el origen de la actual situación, empezar por la caída del Muro de Berlín y la política de “glásnost” que impulsó la “perestroika” del nunca suficientemente reconocido Mijail Gorbachov, o sencillamente olvidar el proceso y partir del efecto. Tampoco resulta nada original hacer referencia al “fin de la historia” con el triunfo del capitalismo, o la caída de éste, que cuantos nos atrevimos a creerlo hemos saboreado la amarga experiencia del error, y si no del error, del abatimiento porque el monstruo que ha nacido de esta época convulsa es mucho más atroz, más ávido y más cruel que el viejo sistema.
Estos nuevos “malos tiempos” golpean continuamente a la indefensa sociedad, parasitándola hasta el agotamiento. En tanto que ella no es capaz de reaccionar y se consuela en confiar en sus falsos profetas que la utilizan como alfombra a pisotear por este nuevo y terrible neoliberalismo que nos machaca.
Pero como ya dije en mi escrito anterior, ya se ha pasado el tiempo de las lamentaciones y sólo nos resta la venida de la esperanza de la acción social que subvierta esta pesadilla y nos abra el camino que la sociedad ansía.
Nuestra clase política en ejercicio, para empezar a ceñirnos en nuestro caso particular, nuestros falsos profetas, deambulan dando bandazos como si estuvieran en los Autos Locos esperando que les salve la bocina. Por este motivo ya no nos vale ninguno, no tienen nada que ofrecer, y si lo tuvieran, ya no nos merecen confianza. Sólo algo nuevo, algo ilusionante que nos haga despertar del soporífero letargo que padecemos, nos puede dar la salida, nos puede devolver la esperanza.
Este “algo nuevo” se está gestando. Posiblemente necesite todavía varias mutaciones para dar su cara definitiva, pero está ahí. Si el Movimiento 15-M rompió con el tedio, con el fatalismo y demostro que se puede, ahora surgen movimientos que dan un paso más. El 15-M fue, es y será el alma de la revuelta; pero ahora hace falta avanzar más. Hace falta la concreción del espíritu transformador en busca de la alternativa que sea cauce para quienes confiamos en que esto tiene que saltar ya, que no todos tenemos todo el tiempo y menos aquellos que están desesperados por la necesidad.
El movimiento que empieza a crecer ha partido de la exigencia de aglutinar a "todo aquel" que quiera el cambio ya. Para ello precisamos de todas las fuerzas; desde los referentes que como Julio Anguita ya ha dado su primer paso, a otros más tan esenciales como él, tan acreditados y tan respetados, como puedan ser J.L. Sampedro, F. Mayor Zaragoza, Vicens Navarro, Arcadi Oliveres, Baltasar Garzón y tantos y tantas más, a quienes simplemente les pedimos que acepten ser también referentes, que colaboren en disipar las dudas y que nos ayuden a superar la tradicional división que tanto nos duele y nos perjudica. Necesitamos del 15-M, de su reconocimiento y de su apoyo; necesitamos de estas decenas de partidos progresistas con uno u otro matiz ideológico, para que antepongan el interés de la tarea común que entre todos vamos a construir a su lícita posición ideológica que desgraciadamente les está llevando al ostracismo; necesitamos de todos aquellos que decepcionados porque su compromiso no se ha visto correspondido por la respuesta de los colectivos a los que pertenecen; necesitamos a todos aquellos que luchan en defensa de causas justas, que no están solos; necesitamos a esa amplia mayoría insatisfecha, descontenta y preocupada para que asuma su propia responsabilidad de participar de verdad en su destino. Aquí cabemos todos, con el único limite de creer que la sociedad que defendemos sea de verdad justa y solidaria, que se va a preocupar de acabar con toda esa lacra de corrupción y que va a cortar la sangría que supone el sacrificio que cada vez nos va ahogando más, para que unos pocos se sigan enriqueciendo de forma escandalosa.
Es el tiempo del compromiso. Nunca antes ha sido tan necesario. Todos juntos somos capaces de alcanzar el sueño; si no seguiremos largo tiempo en esta trágica pesadilla. Ha llegado el momento.
Manuel García Mata

































Alberto Niño | Lunes, 10 de Septiembre de 2012 a las 18:46:09 horas
Que baje los pies al suelo... Ver lo que se hace en países mucho más avanzados como España, e intentar implementarlo aquí, es ser un utópico que vive en una nube. ¿No quiere que se cumpla la Constitución Española de 1978? Porque dice que la soberanía reside en el pueblo español, y que todos los poderes emanan del pueblo español. Si el pueblo español está más que harto de los políticos, ¿no se puede cambiar esto? Ah, que quizás usted se beneficie de esta partitocracia. Va a ser eso...
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