Balsa Cirrito
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EL MISMO SUELDO
A menudo oímos que el nivel ha bajado mucho. Que en los años de la transición los políticos eran mejores. Pudiera ser. Siempre hay tendencia a considerar el pasado mejor de lo que realmente era. Hace no mucho cayó en mis manos un folleto de la candidatura del PSOE para las primeras elecciones municipales, año 1978, y, aparte de una notable ingenuidad en los planteamientos, había algo que ahora nos sorprende bastante. Yo diría más, algo que nos desagrada bastante: no vemos ninguna mujer en la lista. Supongo, aunque no las tengo a mano, que el resto de las candidaturas andarían igual de machificadas o poco más o menos, lo cual, sobre todo, nos da un indicio de cómo era la sociedad española de entonces: las mujeres pintaban muy poco.
He dicho que los planteamientos de aquel folleto nos parecen ahora ingenuos. Yo añadiría más, casi infantiles. Sin embargo, y supongo que a eso se refiere ese tópico de que los políticos aquellos eran mejores, hay algo que uno no puede dejar de admirar. Y es que, entonces, al menos aparentemente, quienes se presentaban a las elecciones (y hablo de todas las siglas), se dirían cargados de un alto sentido moral e ideológico. Repletos, nos parece, de ideas y de filantropía. No tenemos la sensación, al menos sobre la mayoría de ellos, de que fueran buscando un apaño laboral.
Porque – y entramos ahora en la zona de arenas movedizas – mirando las listas de candidatos de nuestros tiempos, podríamos pensar que la condición esencial sea la de que sus componentes no tengan trabajo. No vamos a señalar, y cada uno puede comprobar si le apetece estas cosas, pero algunos partidos parecen elegir a sus candidatos con dos características fundamentales: gente sin empleo y sin estudios. Por lo visto no se busca a personas con unas ideas determinadas, sino con unas carencias muy concretas.
Entendámonos, no trato de dar lecciones de ética; no quiero colocar ningún sermón a nadie; no pretendo repartir las manzanas del árbol del bien y del mal. Pero está claro que los políticos que andan metidos en el ajo por un empleo, son políticos que tragan con lo que les echen. Son gente que cuando ven una corruptela en su partido, se encuentran sin posibilidad de denunciarla. Conozco algún caso, y el tipo al que me refiero se encontró con la disyuntiva de que si se iba de la lengua se quedaba en el paro. Por supuesto, se calló la boca.
Muy probablemente es éste el origen de muchos de nuestros males. De la corrupción, ya digo, y del despilfarro. Resulta evidente que alguien que depende del cargo para vivir: a) Trinca todo lo que puede. b) Gasta el dinero público de manera desesperada, tratando de demostrar que es un político que hace cosas y al que deben reelegir.
No sé si los de la transición eran mejores, pero algunas cosas no las hacían. Fernando Tejedor fue el primer alcalde democrático de Rota. No ganó las elecciones, pero llegó a la alcaldía gracias a un pacto del resto de los partidos (algunas cosas, como vemos, ya se practicaban entonces). A lo que voy, ¿saben qué sueldo se puso Fernando Tejedor como alcalde? ¿Se lo imaginan? ¿Podrían adivinarlo? Pues el mismo que tenía en su trabajo como maestro. ¿Harían lo mismo los políticos de ahora? Difícilmente: la mayoría se quedarían sin nada.












El Ceuta | Jueves, 16 de Agosto de 2012 a las 11:56:43 horas
Hay veces que no hacen falta dar nombres, ya se sabe de quién se habla. Como diría aquel, "no es por ti, pero valiente mierda de albañil que m´an mandao"
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