Balsa Cirrito
![[Img #17023]](upload/img/periodico/img_17023.jpg)
HIROSHIMIZACIÓN
Tradicionalmente nos han visto - los extranjeros – como un país lleno de gente rebelde, ingobernable y violenta. Como una nación repleta de individuos levantiscos y listos para echarnos a la calle a la menor oportunidad. Como un lugar donde los hombres llevan una navaja en el bolsillo (las mujeres escondida en la liga) que blanden ante cualquier provocación.
Posiblemente, esta imagen proviene de los dos hechos más conocidos de nuestra historia en los últimos siglos, es decir, el levantamiento contra Napoleón y la Guerra Civil. (Aunque también es cierto que durante las dos o tres últimas décadas esta imagen se ha desvanecido bastante, por más que permanezcan algunos rescoldos.)
Sin embargo, algunos mantenemos exactamente la idea contraria. Es decir, algunos pensamos que hay pocos pueblos en el mundo que sean capaces de tragar en la medida que el español. Que en escasos lugares los ciudadanos aguantan tanto y tan seguido como en España.
Un ejemplo podría ser la dictadura de Franco. Durante las casi cuatro décadas que gobernó, el general no tuvo que sufrir siquiera un atentado contra su persona. Hitler, con una tiranía mucho más severa y, por tanto, con un pueblo más amedrentado, aguantó media docena de intentos de liquidarle. Hasta sus últimos años, Franco apenas hubo de soportar una mínima oposición democrática. Y no es opinión mía, dicho sea de paso, sino del propio Caudillo, que consideraba que los españoles eran un pueblo sumamente sufrido y difícil de movilizar.
Otro ejemplo, aparentemente de distinto signo, pero en el fondo síntoma de lo mismo, es la transición democrática. La tan alabada “madurez del pueblo español” en aquel periodo no era, en el fondo, sino indiferencia de la gran masa del país. Un sentimiento acendrado de no meterse en líos, de que se la juegue el vecino, de “mientras yo vaya tirando…”, fue la filosofía dominante en aquellos años.
¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que esa expresión de: “esto va a reventar” que tanto escuchamos en estos días, no tiene sentido. Aquí casi nunca revienta nada. Pese a lo mucho que gritamos, en España somos tiernamente dóciles. Haremos, como siempre, lo que nos digan. Pasaremos por el aro que tengamos que pasar. Bajaremos la cabeza y marcaremos el paso, porque, como cuerpo colectivo, somos sumamente cobardes. Los españoles somos bastante echados para delante como individuos pero, ya digo, mirados como conjunto, somos algo acojonados.
Por supuesto, no lo declaro ni con resignación, ni con enfado, ni con alegría; simplemente con la asepsia de una observación casi científica. Así somos.
Sólo una apostilla. He dicho que aquí casi nunca revienta nada. O sea, casi. Pero lo cierto es que, cuando lo hace, explotamos de verdad. Como quien dice, hiroshimizamos. Pues a saber.












ROTEÑO | Jueves, 09 de Agosto de 2012 a las 00:10:04 horas
Gracias Doña Concha como se nota que tienes carrera, hasta te ha salido un palmero y tó.
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