MEJOR QUE HARTARSE DE COPAS (QUE TAMPOCO DEBE DESCARTARSE)


  

Éste es el tercer verano en el que tengo la satisfacción de dirigirme a los amables lectores de este periódico (hasta este punto, no existe ninguna ironía). En veranos anteriores me he permitido realizar algunas sugerencias literarias para las vacaciones. Repito este año. Se trata, como en otras ocasiones, de libros relacionados con la política  -aunque sin ser específicamente libros políticos – o la historia. No son obras de rabiosa actualidad, pero, por eso mismo, creo que estas proposiciones pueden resultar  más pertinentes aún.
Vamos allá.

Comienzo con Stefan Zweig. Este autor austriaco tiene una auténtica legión de adeptos ocultos. En mi opinión, su libro más destacado es Fouché. Se trata de la mejor biografía que yo haya leído nunca, entre otras cosas porque casi no parece una biografía, sino un ensayo, aunque tampoco parece un ensayo, sino una biografía (¿se entiende?). En el fondo es un tratado sobre el cinismo y la falta de principios que  se produce en los círculos del poder. Zweig logra hacernos interesante, incluso simpático, a un personaje tan miserable como Fouché, al que, de todas formas, no dejamos de despreciar. Como todo Zweig, se trata de una obra que se lee de una sentada, mismamente en una tarde playera.

Hemos empezado con una biografía, vayamos ahora con una novela. Imperium de Robert Harris junto con su segunda parte, Conspiración (o sea, en realidad, dos libros). Harris es un autor que se encuentra a medio camino del best seller y la novela – digamos – más seria y exigente, lo cual dota a algunos de sus trabajos de un curioso interés. En estas obras, Harris narra la vida de Cicerón (casi toda la vida, deberíamos decir, ya que andamos a la espera de la tercera parte, aún no publicada). Entre la marea de novelas históricas de escaso interés de los últimos veinte años, podríamos otorgarle un lugar especial. La recomiendo con fervor a todo político en activo: en esta narración el mandatario inteligente encontrará numerosos motivos de inspiración y sugerencias para su propia actividad. Digo más, debería ser una obligación su lectura para todos los políticos en ejercicio. Tendrían mucho donde aprender. Claro, que Cicerón era Cicerón.

Termino con uno de historia. Aquellos que se toman la molestia de seguirme todas las semanas habrán observado una gran afición a temas relacionados con el nazismo. Pues en este campo no conozco nada como Auge y caída del III Reich, de William Shirer. La gracia de este grueso volumen (porque, eso sí, es un libro bastante gordo) estriba en que Shirer cuenta como testigo muchas cosas. Ejerciendo de periodista, vivió en Alemania hasta diciembre de 1941, cuando Estados Unidos entró en guerra. De esta forma, nos narra visualmente, los discursos del Führer y de otros dirigentes nazis. Shirer se encuentra presente en el Reichstag durante muchas de las diatribas hitlerianas. Estaba en Berlín cuando estalla la II Guerra Mundial, y nos muestra la reacción absolutamente falta de entusiasmo de los berlineses. Se hallaba también en el bosque de Compiègne cuando los franceses firmaron su rendición en la misma guerra, y describe allí la mirada alucinada de un Hitler ebrio de victorias… Por supuesto, cuando los americanos entran en Guerra, Shirer tiene que salir de Alemania, y aunque sigue siendo una obra interesante, el libro, con toda lógica, pierde algo de su fuerza a partir de ahí.
En fin, un paquete variado (novela, biografía, historia), bueno para un verano de crisis. Después de todo, la lectura es una actividad extremadamente barata.


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PD: Hace un par de semanas un lector comentaba que no había logrado hacerse aún uno de los libros que recomendábamos el año pasado, El intruso, de Blasco Ibáñez. Puedo decirle que lo he visto hace un par de semanas en la librería de segunda mano Raimundo, en Cádiz, frente al hotel Francia París. También lo tienen en la Biblioteca Municipal, aunque es muy posible que lo no sepan, porque se encuentra en el depósito de los libros antiguos que, a veces, no están catalogados.