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Martes, 03 de Julio de 2012

La Roja y el César


Por fin fuimos de nuevo campeones. Esta generación de futbolistas y este seleccionador, tan alejados todos ellos del típico divismo que caracteriza a los encumbrados por la fama, nos han inoculado un antídoto contra tanto sufrimiento. Ha sido muy bonito y no me he de olvidar de darles las gracias, por hacer felices a todo el pueblo español. Ahora sí, a disfrutarlo que nos lo merecemos para consuelo de la que tenemos encima. Aunque siempre hay quien se empeña en amargarnos la existencia.

Pero no nos engañemos, al fútbol lo que es del fútbol y al César lo que es del César. Y es que este césar nuestro confunde las churras con las merinas o el culo con las témporas, que viene a ser lo mismo. Fui inolvidable la despedida de Rajoy pidiéndoles que trajeran eso, lo que han conseguido, la Copa; pues esa sería una alegría en estos tiempos tan complejos y difíciles. El Sr. Del Bosque, tan señor y tan marqués, le contestó que lo intentarían pero que esto sólo es fútbol.

Desgraciadamente, qué razón tenía. Ellos cumplen; Rajoy, no. Para que nos dure la alegría, ya se ha encargado de imponer el repago sanitario a los españolitos, reducir cerca de 500 medicamentos de los financiados, subir los precios de la luz y del gas, y no sigo por no provocar más depresión. Entre tanto viene presumiendo de lo que ha logrado en Europa, queriendo hacernos creer que ha convencido a los mandamases del euro para que nos ayuden gratis.

Bueno, no todos debemos estar tristes, aparte de arreglarles el cuerpo a esa sarta de banqueros corruptos, chorizos e incompetentes con los cien mil millones de euros, se les facilita el perdón a los peores delincuentes de este país, a los defraudadores para que luego no aflore ni un sólo euro, que hay quien sostiene que el monto del fraude se eleva a setecientos cincuenta mil millones de euros, entre lo que han evadido, lo que han ocultado o dejado de pagar. Mientras el resto de los españoles nos hacemos cruces porque unas señoras echan horas en una casa sin darse de alta, o los trabajadores cobran sus “chapús” sin factura, o aceptamos que nos cobren sin IVA.

Así que Gloria a la Roja que nos aporta felicidad, pero no olvidemos que hay quien se empecina en quitárnosla.



Manuel García Mata



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