Las noticias surgen de forma tan caótica, tan desordenada y tan caprichosa que a veces resulta difícil decidir qué tema elegir. Esta carta anuncia ser un popurrí, pues cada trozo irá por su lado con su idea y su intención. Algo así debió ser el caos primigenio del que nos hablan los filósofos griegos de la Antigüedad.

Bien estará empezar por lo cercano: La celebración de la más pagana de las fiestas, la que pone de nuevo en las calles a la gente de Rota, la que se diversifica en múltiples escenas de diversión y disfrute, la que derrocha imaginación, ocurrencia, desparpajo y alegría, tuvo su broche final en una cabalgata en la que los colegios han tomado el protagonismo, y que cada año se supera en brillantez, colorido y participación, fruto del ingente trabajo de las AMPAS, consiguiendo una mejora evidente y una mayor aceptación, tanto por los participantes como del público que también la disfruta. Quizá si hay que ponerle un pero sea la falta de coordinación que se produjo en la primera parte del recorrido, que hizo creer a muchos de quienes esperaban que había terminado, más tarde solucionada.

Un segundo asunto será una pequeña pasadita por la política del pueblo. Da gusto ver a la alcaldesa y a algunos concejales mezclados con el pueblo, ofreciendo de ellos la cara que nos agrada; muy lejos del tono desabrido y del desdén que en otras ocasiones frecuentemente manifiestan. Creo, que sin abandonar las justas quejas que su labor genera entre muchos de los habitantes de Rota, también será justo traer aquí una valoración positiva de algunos concejales, de los que tengo suficientes elementos de juicio para calificar su actuación, que a pesar de que sus concejalías se ven condicionadas de forma aplastante por la falta de dinero y no poder completar lo que seguramente ellos pretenden, dejando por tanto mucho por hacer, se esfuerzan de continuo en su cometido, estando siempre a disposición de quienes les soliciten, o apareciendo en todos los actos que tiene que ver con su cometido, haciendo milagros para realizar actividades, dejándose la piel, como son Francisco Laynez “Machuca” y Ana Luna, el mayor y la más joven, ejemplos de cómo cumplir aunque no se pueda, para ellos mi felicitación. Tampoco quiero olvidar hacer extensiva mi felicitación a los responsables del cambio de los espejos en los cruces, que después de tanto tiempo puede uno cruzar con seguridad.

Las otras piezas de este puzzle son distintas: vuelvo a un tema conocido. El Tribunal Supremo ha absuelto a Garzón en la causa por los delitos del franquismo. Seguro que hay quien argumentará que la justicia es ciega y nos recordará nuestro error a quienes mostramos nuestro desacuerdo con la sentencia anterior. ¡YA! El Tribunal Supremo, después de acabar con la carrera de Garzón se permite esta sentencia absolutoria, que no sirve de nada. Bueno sí, pero con otra lectura. Primero evita el malestar en la Comunidad Internacional y el descrédito que esto significa para nuestro país, y segundo desarma los argumentos del colectivo que pide el enjuiciamiento de los crímenes del franquismo, que son quienes han mantenido la movilización de apoyo a Garzón durante todo este proceso. Bonita jugada. Esta es la Justicia.

Para concluir, no se puede dejar de tener un emotivo recuerdo para el diario Público. El fin de su corta vida deja huérfanos a quienes de él recibíamos su compromiso, su valentía y su rigor, que se había convertido en la voz de quienes luchan por cambiar esta injusta sociedad de la que tanto los unos como muchos de los otros se jactan de presumir de ella. Mientras libelos de menor tirada, pero con sólidos soportes económicos, el capital no abandona a sus abanderados, capean el temporal sin mayores problemas. La derecha esta feliz: tienen el poder económico, monopolizan el poder político, dominan con amplísima mayoría el poder judicial, controlan la práctica totalidad de los resortes de la información. Hay muchas razones para que disfruten.

Disculpen por la ensalada.



Manuel García Mata