Víctor Maña
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RUMANOS
Reconozcan que sólo ha sido leer la palabra “rumanos” y ya han representado en su mente a un grupo de gitanos (de “etnia gitana”, para los lectores más sensibles…) que tocan en la calle el acordeón o que son arrastrados a comisaría tras haber robado cobre de los cables de telefonía.
No les culpo de esa imagen distorsionada de Rumanía, en realidad basta teclear la palabra “rumanos” en el buscador de imágenes de Google para que un buen 70% de las fotos –nada menos…- a las que podrán acceder las copen los rumanos gitanos. Si se entretienen en buscar, en cambio, en el Google inglés la palabra “spaniards” (españoles) verán aparecer ante sus ojos variados grupos de connacionales, la selección campeona de fútbol, Antonio Banderas, soldados de los tercios de Flandes, juerguistas estudiantes erasmus… o sea, españoles “payos”, y sólo rebuscando con mucho detenimiento, ya en la cuarta página de resultados, aparecerá el primer gitano español, con guitarra, eso sí, por supuesto.
Se podría pensar que bueno, que vale, pero que es que en Rumanía hay muchos gitanos. Y es verdad, pero no tantos como para que la palabra “rumanos” nos proyecte de inmediato sólo a personas errantes de tez oscura originarias de la India. Establecer el número de gitanos nacionales de Rumanía no es tarea fácil. Se calcula que sólo un tercio de los “romi” –como les gusta denominarse- declaran expresamente en el censo pertenecer a esa raza, dos tercios de ellos, por razones de prestigio social, se declaran en cambio simplemente “rumanos”. Sí, porque curiosamente al confeccionar cada censo en Rumanía se le pregunta a cada ciudadano por su identidad racial, y así del tal censo resulta una mayoría de rumanos eslavos (89%) y el resto de otras etnias (húngaras, alemanas, gitanas…). Según los estudios más fiables, sin embargo, podría hablarse de una población gitano-rumana de un millón y medio, la mitad aún vive en aquel país y la otra mitad ya ha emigrado en los últimos 15 años hacia los países de Europa Occidental, preferentemente hacia los cálidos del Mediterráneo, principalmente, y muy especialmente hacia España.
Hace un mes fui testigo de cómo dos chicas rumanas (pálidas de piel y de ojos azules, para entendernos) buscaban piso llamando desde una cabina de teléfono. La que estaba al aparato dijo “sí… no somos españolas… somos polacas” . Es de imaginar que ya habrían padecido alguna que otra situación desagradable al sólo declarar su verdadera nacionalidad. Ocurre que al menos en España, cuando los rumanos son mencionados en los medios de comunicación, no se suele hacer hincapié en la etnia de los ciudadanos en cuestión. Lo cual suele estar en consonancia con lo que se llama “la ética periodística”. Y está bien que así sea. La paradoja es que esa actitud no es tan frecuente cuando, por ejemplo, se trata de ciudadanos españoles. Es difícil leer en la prensa acerca de una trifulca entre españoles, en tal o cual barrio de cualquier ciudad, en que antes o después no se haga referencia, en caso de serlo, a la condición étnica gitana de los implicados. Cuando en cambio los gitanos son de nacionalidad rumana tal especificidad no es anunciada. Con decir rumanos ya se da por entendido...
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Les presento, y así centramos el asunto, una foto de jóvenes que podrían ser fácilmente representativos del aspecto racial mayoritario de los habitantes del país. Los rumanos son eslavos de piel clara y de cabello moreno con alguna tendencia al castaño claro, aunque sin llegar al rubio de los vecinos polacos del norte o aún menos de los rusos, de la misma manera que los españoles somos de media más oscuros que los franceses y no digamos que los holandeses. Hablar de razas en Europa hoy día es posible sólo por aproximación, tantos siglos de mezclas en un continente tan revuelto no permite demasiadas consideraciones de pureza. En los dos chicos de la derecha se atisba sangre asiática en uno y quizás gitana en el del extremo (¿o es sólo que recuerda a nuestro Joaquín Cortés?). La chica de rojo en el centro de la imagen, en cambio, es la que más nos sugiere el característico aspecto eslavo, con rostro hexagonal de pómulos separados.
En el 107 d.C. el emperador Trajano impuso la ley romana en el territorio que entonces era llamado Dacia y hoy en día Rumanía. Los dacios asimilaron con sorprendente rapidez la cultura de los colonos llegados de Italia, tanto que aunque la ocupación sólo duró 150 años, fueron suficientes para que aún hoy -tan lejos y dos mil años después- resuene por las calles del país un idioma completamente latino, y también suficiente para que aquel rincón de Europa, de población racial eslava, haya mantenido el nombre de România, que significa “país de los romanos”.
Pueden pensar ustedes que este artículo tendría por finalidad la de separar unas razas de otras. Y habrían acertado. Separar conceptualmente, claro. Para muchos aspectos sociales hilamos muy fino pero para otros sólo trazamos separaciones con punta gruesa. Ocurre que hay personas que cuando oyen hablar de razas tensa el cuello y empieza a buscar a quién acusar de racista. Deben leer menos periódicos, tal vez. O deben mezclarse más con personas de otro aspecto para relajar el ánimo. Un servidor sólo pretende que la próxima vez que oigan hablar de “rumanos” atinen con la imagen que de la oreja les debe llegar al entendimiento.
Escribo esto también para reproducir la queja de un rumano conocido mío –ya quince años en España- que me cuenta cómo fue testigo en cierta ocasión, junto a algunos otros clientes, de un robo en la terraza de un restaurante. La típica estrategia mil veces repetidas: unos gitanos llaman la atención tocando unos instrumentos y distrayendo a los comensales hasta que, de repente, uno atrapa un bolso que cuelga de una silla y sale corriendo con el botín. En el revuelo ocasionado en la terraza tras el robo varias veces fue pronunciada la palabra “rumanos”. En cambio según Nicu, que es rumano, el ladrón era con total seguridad –porque le escuchó algunas palabras- búlgaro. Gitano, sí –o sea, traduciendo para el vulgo: “rumano”- pero búlgaro. Se quejaba Nicu de que no solamente una gran proporción de españoles escuchando la palabra “rumanos” se representa de inmediato sólo a los rumanos de etnia gitana, sino que todos los gitanos extranjeros, procedan de Bulgaria, de Macedonia o de Eslovaquia terminan siendo directamente “rumanos”.
Queda expuesta su queja.












nicolas | Lunes, 28 de Mayo de 2018 a las 00:34:59 horas
LOS RUMANOS SON GITANOS O NO que porcentaje de rumanos son gitanos he oido que la mitad de los rumanos tienen genes gitanos
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