Pedro Cardeñosa
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COMPRAR CON “CABEZA”
Cuando ir de compras se convierte en una necesidad imposible de controlar, el impulso causa sentimientos de culpa, vergüenza, ansiedad, irritabilidad e incluso problemas familiares y económicos graves; hablamos de una adicción.
Según un estudio europeo, una tercera parte de los consumidores tiene problemas de control en la compra. Este estudio realizado en cuatro regiones europeas, entre ellas la Comunidad Castellano-Manchega, aclaró que el porcentaje es ligeramente superior en las mujeres (34%) que en los hombres (32%).
La población joven es más proclive a la adicción consumista. La actual generación de jóvenes podría convertirse en adultos con graves problemas de compra compulsiva, sobreendeudamiento y adicción al consumo.
Las causas principales están en los rasgos psicológicos que combinan el ser "caprichoso" con la impulsividad, un alto nivel de ansiedad, insatisfacción personal, mayor aceptación de valores consumistas y la influencia de mensajes que relacionan el consumo con la felicidad, el éxito y el prestigio personal (lo que les enseñamos los adultos).
Ante este trastorno, es fundamental que el sujeto tome conciencia de que padece una adicción. Es imprescindible la ayuda especializada y el afecto de los familiares y amigos más cercanos, haciéndose uno cargo como “voluntario controlado”. Son frecuentes los tratamientos en grupo, sesiones individuales y otras con familiares. La terapia busca, ante todo, estabilizar al paciente y ayudarle a salir de la sensación de vacío que a veces le acompaña.
Sin embargo, es necesario que la sociedad tome conciencia y se realicen campañas de prevención, ya que la situación está fuera de control, a pesar de las dificultades económicas. Las familias han de hacer hincapié en la educación de sus hijos para el autocontrol. Aprender a tolerar la frustración es imprescindible para convertirse en consumidores responsables. Sería necesaria una regulación de la publicidad y de las ofertas comerciales.
La atracción por los estímulos de consumo como pasar el tiempo en hipermercados y grandes centros comerciales, ver anuncios, mirar escaparates, entrar en comercios aunque sólo sea a mirar... son actividades que por sí mismas no pueden considerarse consumo, pero que en los jóvenes provoca un efecto muy intenso de incitación a la compra y predisponen a la adicción al consumo. Los adictos al consumo, en general, reconocen ver mucha televisión, bajo nivel de autoestima y desconfianza hacia las propias aptitudes o habilidades.
Según los expertos, la compra compulsiva empieza a ser un problema cuando:
- No se puede controlar el impulso de comprar algo.
- Se pierde el autocontrol en el momento de entrar en un establecimiento.
- Se adquieren constantemente productos innecesarios.
- Se gasta siempre más dinero del que se había previsto.
- Existen sentimientos de culpabilidad después de haber comprado.
Las soluciones que proponen:
- Reconocer el problema y busca ayuda.
- No comprar nada con el objeto de relajarse, porque este efecto sólo será momentáneo.
- Anotar en un papel las cosas que se necesita comprar y no comprar nada más.
- Planificar bien lo que se va a hacer con el dinero y contemplar la posibilidad de gastarlo en otras cosas que apetezcan (viajes, entradas de teatro, cine...)
- Ser crítico con la publicidad.
- Evitar acudir a lugares que invitan a comprar y planificar el tiempo de ocio de otra forma.












mj | Martes, 06 de Diciembre de 2011 a las 18:51:59 horas
Me cuesta entender como la gente puede pasear por un centro comercial y además hacer participes de la excursión a sus hijos. ¿No estarían mejor en el campo o en la playa disfrutando del aire libre? Será que no se les ocurre emplear el tiempo de esta forma mucho más sana en todos los aspectos.
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