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Sábado, 19 de Noviembre de 2011

Pedro Cardeñosa

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A VER SI NOS ENTENDEMOS…



 
  
Los últimos movimientos anti-sexistas vienen a decir que todos somos personas; sólo que habría que puntualizar que unos somos personas macho y otras, personas hembra. El error que hemos cometido hasta ahora ha sido primero considerar el sexo del sujeto y después su condición humana. Sin embargo, en ocasiones, la exacerbación feminista, en un intento por recuperar el justo y necesario equilibrio social, nos lleva a pensar que afirmar que existen diferencias entre hombres y mujeres es machista, antisocial y poco menos que un crimen contra la Humanidad. Y, sin embargo, somos diferentes...

Las emociones están más desarrolladas en el cerebro femenino, sobre todo la tristeza. Con esta base se podría explicar la propensión de las mujeres a la depresión, con una incidencia dos veces superior en ellas que en los hombres.

El cerebro femenino tiene también más empatía, pudiendo identificar emociones ajenas con más precisión. La neuropsiquiatra Raquel Gur realizó un experimento en el que hizo tomografías a los cerebros de un grupo de voluntarios mientras que éstos veían fotografías de actores representando distintas emociones. Tanto hombres como mujeres reconocieron perfectamente la felicidad, pero a los hombres les costó más trabajo identificar la tristeza.
Otra cosa que sabemos ya es que las mujeres son más hábiles para el lenguaje. Por norma general las niñas empiezan a hablar y a leer antes que los niños. Esto se explica porque la mujer utiliza regiones de ambos hemisferios para el procesamiento verbal, mientras que los hombres emplean únicamente parte del hemisferio izquierdo.

No admitir estas diferencias puede ser contraproducente a la hora de ligar, en el momento de acudir a una entrevista de trabajo o si quieres vivir en pareja. En el primer caso, es evidente. En cuanto al segundo, las últimas investigaciones en Psicología demuestran que, en una entrevista de trabajo, existen claras diferencias en el trato dependiendo de los sexos de entrevistador y entrevistado. Se ha confirmado que las entrevistadoras son más exigentes con las mujeres aspirantes que con los varones y que los varones son más competitivos y agresivos a la hora de luchar por un ascenso. En definitiva, el sexo, como valor añadido a la condición humana, determina nuestra relación con los demás, incluso en el trabajo.
Son, precisamente, las diferencias, las que nos hacen iguales.

En cualquier caso, como la Naturaleza nos ha hecho “compatibles”, aquí van algunos consejos para entendernos:
Según los expertos, para saber si somos compatibles con nuestra pareja es necesario fijarse en algunas características personales: 1-El tipo de humor. Es muy importante estar frente a una persona positiva y que vea la vida desde una perspectiva simple. 2-La sintonía sexual. La persona elegida debería ser, supuestamente, la única con la que tendríamos sexo de por vida, por lo tanto, es muy imprescindible la compatibilidad en ese terreno. 3-La manera de ver la vida. Polos opuestos se atraen, pero sólo al principio; posteriormente cada tema discutido termina convirtiéndose en un conflicto. Cuidado con la religión y principios de cada uno. Sobre todo cuando se tienen hijos ¿con qué ritual lo bautizaríamos? ¿Nos casamos por la Iglesia o convivimos?. 4-Que sus conversaciones tengan fundamento. Respetar lo que cada uno piensa y dice. Si lo que uno habla no tiene sentido para el otro o, incluso, sentimos vergüenza de lo que dice en público, el futuro de la pareja está condenado al fracaso. 5- Apasionado en lo que haga. En la medida que nuestra pareja muestre pasión en lo que hace, será más fácil respetar cada una de sus actividades y, lo más importante, será admirad@, algo que es fundamental para mantener vivo el amor.  6- Disfrutar de las mismas distracciones. Salir por la noche juntos puede ser uno de los panoramas más entretenidos, siempre y cuando sea compartido, de lo contrario pasará a ser una de las más grandes frustraciones o, en definitiva, la llave que nos conducirá a otra pareja.



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  • María

    María | Sábado, 19 de Noviembre de 2011 a las 18:32:50 horas

    ¡Claro que somos diferentes! Podemos aspirar a tener los mismos derechos, como es de justicia pero somos distintos, ni mejores ni peores, simplemente diferentes. Y tengo que reconocer que en mi época de adolescente y un poco después estuve confundida con este tema. Después, ya con más lucidez y sin influencias externas seguí mi intuición para llegar a esa conclusión, “simplemente diferentes”
    Por otro lado, ni el machismo en primera instancia ni el feminismo en última nos han traído algo positivo. Y por poner un ejemplo, hablaría del rol de ama de casa. Y de cómo muchas señoras, que bien podrían ser nuestras madres, que no tuvieron la oportunidad de trabajar fuera de casa, de no tener una segunda profesión, se han sentido frustradas con el paso de los años por ser, nada más y nada menos que eso, “amas de casa”. Y todo por ese afán de algunas feministas de convencer al resto de las mujeres de que lo que ellas piensan, no sé si también lo que siente, es lo mejor para todas. Gran error. Te puedes sentir tan realizada siendo ama de casa como trabajando en una oficina, siempre que sea eso lo que tú realmente quieres y siempre que tengas la oportunidad de probar y la libertad de decidir.
    El feminismo pasó hace mucho de moda y espero que el machismo también.
    Saludos.

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