El ocio juvenil es tan necesario como otros muchos servicios que se presta a los jóvenes y sin embargo, en Rota, esta es una parcela que de un tiempo a esta parte, por la confluencia de varias circunstancias que nadie atina a poner en orden, ha quedado descuidada hasta tal punto que los jóvenes de determinadas edades tienen que salir de la localidad si quieren disfrutar de algo de ambiente.

Lo curioso de esta situación no es que la queja venga de los propios chavales que se tienen que ir a municipios vecinos en busca de diversión, sino que son cada vez más los padres de hijos adolescentes y jóvenes los que reclaman una oferta de ocio para ellos, con el único fin de evitar que tengan que ponerse en carretera para ir a Sanlúcar, Chipiona o El Puerto de Santa María, por citar los sitios reclamados más cercanos. Municipios que tienen más opciones que Rota siendo esta una localidad de 29.000 habitantes censados y que en verano triplica su población.

El tema no es baladí porque los jóvenes no tienen dónde ir y de forma paralela, la preocupación aumenta en los padres, muchos de los cuales recuerdan una juventud en la localidad con tal variedad de bares de copas y ocio que faltaba noche para disfrutar de todos. A eso se unían las terrazas de verano, alejadas del núcleo urbano donde era fácil que llegara el amanecer antes de cerrar. Ahora no hay ni una.

A día de hoy, los chavales de entre 18 y 22 años por poner un rango de edad concreto, en plena Costilla apenas tienen un par de bares para bailar y alternar -aunque la mayoría señala más bien uno como predilecto-. Es pequeño, por lo que en los meses de verano no caben todos y haciendo cola para que el aforo se relaje y poder entrar, se les pasa la segunda mitad de la noche.

¿Dónde va mi hijo?

Y la gran pregunta de los padres es ¿dónde va mi hijo de noche?. La respuesta es tan sencilla como que si Rota no te da opciones, te vas fuera. Puerto Sherry, según ha podido saber Rotaaldia.com a través del testimonio de algunos jóvenes, es de los sitios más reclamados. En la vecina localidad de El Puerto de Santa María está esta zona con amplia variedad de chiringuitos, música y los jóvenes roteños acaban encontrándose allí  porque todos se las ingenian para poder llegar de una forma u otra. Destacan la variedad de ambientes y la oferta de música.

Alguna empresa, que se ha percatado de la escasez de alternativas de ocio juvenil ha montado un negocio que funciona, y bien. Son autobuses que salen de la estación de Rota, -pero también los hay en Jerez, por ejemplo-, que con reserva previa, y por el pago de unos 15 euros de media, te lleva a Puerto Sherry a eso de las 5 de la tarde,  y te trae de vuelta a Rota sobre la una de la madrugada. Se reduce el ocio en horas nocturnas como tales, pero es una opción que ya lleva unos veranos funcionando y de la que suelen hacer uso los que rondan entre 19 y 23 años y sobre todo, los días entre semana.

La otra, es tener la suerte del  amigo que no bebe y conduce para aprovecharlo de conductor o que  ante el miedo de que cojan carretera de noche, estén siendo los propios padres los que se organicen para llevarlos y traerlos. El taxi sería otra opción, pero pocos la eligen.

Ana, madre de una joven de 22 años, entiende que su hija tiene que salir y que busque alternativas porque tiene edad para no quedarse un fin de semana en el sofá, pero le preocupa cuando se marcha a eso de las  once de la noche, dónde va a ir. Este verano le cuenta que hay un chiringuito nuevo en la playa del Chorrillo que parece que está acaparando parte del ocio juvenil nocturno, pero cierra a las 2 de la madrugada. Si quiere prolongar algo más la noche, ya no encuentra nada más y empiezan a barajarse las opciones de salir  fuera de Rota.

Esta madre, que coincide con otras que han podido sobrepasar no hace mucho los 55 años, no sabe cómo Rota ha llegado a este punto y recuerda con nostalgia cómo eran aquellos veranos de su juventud con un ambiente que era envidia en la provincia. La falta de ocio de su hija le afecta, ya no solo en preocupación, sino que muchas veces es ella la que se ofrece a acercarla con sus amigos a localidades vecinas. El riesgo de exponerse cada fin de semana en la carretera ha empezado a ser un quebradero de cabeza entre padres e hijos por diversas circunstancias.

Por eso, Mercedes madre de varios hijos, con edades entre los 16 y los 24 años, no sabe a quién dirigirse pero quiere creer que hay soluciones, que Rota es un pueblo maravilloso que debería tener esta parte de ocio juvenil más que cubierta. Con su hijo mayor ya lo vive y se ha ido "medio acostumbrando", pero el menor de 16, está empezando porque tampoco a esas edades tiene opciones.  Ni son niños ni mayores de edad, quieren tener un espacio para alternar con amigos, con gente de su edad, pero nada. En estos casos, los parques, los pinos, la playa o las quedadas en casa o campo de algún amigo que tenga más espacio suele ser una alternativa, pero reclaman algo más para su edad porque para colmo, en muchos sitios "molestan" y acaban perseguidos por la Policía ante quejas vecinales.

Alicia, otra joven que no llega a la veintena de años, echa de menos ambiente propio, coincide, como han trasladado a Rotaaldia.com otros chicos y chicas, que Rota no tiene ambientes separados y que en el mismo bar de la Costilla te ves a un grupo de gente de 19 a 22 años, junto a uno que la media ronda los 50 años. No ocurre, dicen, en otras localidades cercanas, y vuelven a referirse a El Puerto (Vistahermosa o Puerto Sherry) donde cada franja de edad parece tener su espacio propio de diversión.

En general, todos reclaman sitios dónde ir a pasarlo bien y no entienden que con la demanda que hay, ningún empresario privado apueste por ellos. "Todo lo que se monta en Rota de unos años a esta parte es igual, un bar en el que lo mismo puedes tomar una cerveza al mediodía, que un café por la tarde o una copa de noche... y siempre en un ambiente tranquilo. Queremos poder bailar, movernos, alternar y el único bar que hay en toda la calle Higuereta que se adapta, es pequeño y se llena enseguida", sentencia decidida otra joven roteña que, junto a una amiga que veranea en Rota, coincide en lo mismo. Y es que el problema se traslada a esas familias veraneantes que empezaron a venir  a Rota con hijos pequeños y que con el paso del tiempo se han convertido en jóvenes que tienen más dificultades para pasarlo bien en julio y agosto que en invierno. También es un problema para ellos, porque soportan las quejas de qué hacer más allá de ir a la playa. Saben que son años pasajeros, pero sus hijos les reclaman cambiar de destino vacacional, lo que ocurre, es que tienen casa en Rota como segunda residencia y eso, aparte de que el pueblo les gusta, les ata. Por eso, piden soluciones, facilidades a quien haya que darlas y dar con la clave en la que los jóvenes vean en la localidad un pueblo que no es solo para jubilados o familias con hijos muy pequeños. 

El cierre de bares en el puerto deportivo marcó el principio del fin

Sin saber poner una fecha exacta, porque no la hay, no hace falta remontarse muy atrás en el tiempo. A finales de los 90 se empezó a popularizar la zona de la muralla, primero con algunos bares de copas y luego con el gran movimiento juvenil que supuso el botellón. Aprovechando esa concentración de jóvenes, se abrieron en el puerto deportivo varios locales amplios, agradables, para verano e invierno, con sitio interior para bailar y terraza para charlar,  pero se terminaron las concesiones de la Junta de Andalucía a los adjudicatarios que tenían los bares, se registraron denuncias de vecinos con quejas por ruidos y aquello derivó en el cierre de los recordados Portobello o Mamajuana, que nunca más se sacaron a licitación para su explotación. Fueron locales que atraían a mucho público de fuera.

Aún así, duraron varios años más los bares de la zona de la muralla como tal, donde estaban el Sur Copas, Bar Neptuno, Pub La Muralla, Diamond... y aunque fueron decayendo  poco a poco, el principio del fin comenzó en 2015 cuando en toda España se prohibió de facto hacer botellón.

A raíz de ese cambio, que ya llevaba aún a menos jóvenes a la muralla, los bares que quedaban abiertos fueron cerrando y otros aguantaron pero llegó  la pandemia y les dio el tiro de gracia. Aunque en algún caso algún empresario tenía margen de tiempo para continuar su actividad unos meses más e incluso un año antes de renovar, todos decidieron que las restricciones de la pandemia -que por si la memoria es corta, se llevó por delante la normalidad en los veranos de 2020 y 2021 con horarios de cierre y aforos restringidos-, decidieron que era mejor entregar las llaves al Ayuntamiento de Rota, dueño de esos locales. Lo hicieron de forma voluntaria, viendo que la muralla ya no era lo que fue y en noviembre de 2021, empezaron a desmantelarse los cinco locales ocupados por bares que ya llevaban intentando sobrevivir unos años. Fue una decisión propia de los empresarios, donde no intervino el Ayuntamiento de Rota en su cierre pese a que muchos ciudadanos se lo recriminen el gobierno local.

Las restricciones horarias actuales no dan margen a los bares

Rotaaldia.com ha hablado con algunos empresarios que en su día tuvieron bares de copas o que tienen actualmente en la Costilla. La reclamación es la misma. Es imposible que Rota tenga ocio nocturno si la mayoría de los bares con terraza tienen que desalojar a los clientes a las 2 de la madrugada como manda el decreto de la Junta de Andalucía 155/2018 por el que se regula el cierre de establecimientos de ocio.

Según la normativa, los bares con o sin licencia de música tienen que cerrar a las 2.00 horas de lunes a jueves y domingos; y viernes, sábados y víspera de festivos a las 3.00 como máximo. Aquellos establecimientos especiales con música, los conocidos como pubs que en la Costilla solo habría dos, tiene que cerrar de lunes a jueves a las 3.00 y viernes, sábados y víspera de festivos a las 4.00. El único con licencia de discoteca tiene  horario de cierre de lunes a jueves y domingo a las 6.00 horas, y viernes, sábados y víspera de festivo a las 7 de la mañana.  Los chiringuitos están obligados todos a cerrar a las 2.00 horas.

Con estos horarios, y viendo la generalidad del perfil de locales en Rota, la localidad se queda sin ambiente un sábado de verano a las 3 de la mañana. Se entiende por parte de los empresarios el difícil equilibrio entre descanso de vecinos y ocio del resto, pero así no creen que se pueda poner en marcha una oferta de ocio competitiva como sí tienen otras poblaciones cercanas.  La gente en general sube tarde de la playa, se arregla, da una vuelta, cena y cuando acaba para tomar una copa, a veces no tienen tiempo ni de repetir.

No piden el incumplimiento de la ley, pero sí agradecerían algo de flexibilidad porque cuando en realidad empiezan a poder vender y hacer funcionar el negocio, tienen que llevar a cabo la desagradable tarea de desalojar a sus clientes que están disfrutando.

Echando la vista atrás para analizar la situación actual, coinciden en que Rota ante tenía varias rutas para el ocio: estaba la Costilla como siempre, la zona de la muralla que se prolongaba hasta las  5 o las 6 de la mañana, e incluso aquellas terrazas de verano a las afueras hasta las 7, lo que hacía que quien salía por la localidad tenía toda la noche cubierta. Pero llegaron las restricciones, las quejas vecinales y ahora solo está la Costilla, pleno centro, con vecinos a los que se molesta y visita de la Policía Local en cuanto se acerca la hora de cierre. "Es normal que si a las 2 de la mañana alguien se queda sin opciones, se plantee irse fuera a divertirse".

A eso se suma que en paralelo, ha ido creciendo otro tipo de ocio, y en especial, tras la pandemia. Es la oferta de terrazas grandes, situadas muy alejadas del núcleo urbano entre Rota, Chipiona y Sanlúcar o El Puerto, que ofrecen actuaciones musicales potentes en muchos casos y que ha hecho variar la hora de salir. Aunque están montados a modo de chiringuito, la gente ya va arreglada o preparada desde las 5 de la tarde. Son jóvenes que han optado por cambiar el horario de ocio.

Un empresario reconoce que es difícil competir con este tipo de ofertas de DJ o cantantes potentes a plena luz del día en terrazas donde se baila como si fuera la noche, y pone el punto de inflexión en la pandemia del Covid-19, donde el cierre de bares animó más a salir de día y es una rutina que se ha convertido en tendencia, reforzada por los límites de cierre de bares. Por eso, hacen hincapié en la necesidad de una mayor flexibilidad horaria en un municipio de costa como este porque al final, ganan otras poblaciones y Rota se queda muerta.