Sobre las 21.00 horas de este miércoles, 31 de mayo, la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Rota ha llegado a la localidad poniendo así fin al Rocío 2023 que empezaba el pasado martes, 23 de mayo. Esta vez, el cortejo que acompañaba a la carreta que porta el Simpecado era mucho más reducido, como suele ser habitual, que el que acompañó en la ida donde este año se contabilizaron hasta 450 rocieros. Esta tarde, algo más de un centenar eran los que volvían y una representación de ellos, han formado comitiva cuando han llegado a la avenida de la Libertad.

Tres caballos abriendo paso, las banderas portadas por mujeres y una decena de niños como muestra de la cantera que tiene la hermandad,  además de miembros de la junta de gobierno, han precedido a la carreta blanca y de plata engalanada para esta entrada y su recta final antes de que empiece su desmontaje hasta el año que viene.

Tras el Simpecado, un grupo cantando, apenas ya sin voz tras largas jornadas de mucho cante y baile que traen a sus espaldas y, para terminar, una larga fila de unos 40 vehículos que han hecho el camino de vuelta de los 109 que partieron. Como es tradición, desde las ventanillas de los coches, los rocieros han ido repartiendo romero a los vecinos que los han esperado pacientemente este año, en un punto diferente al habitual ya que el recorrido, debido a las obras de la avenida María Auxiliadora, se ha visto modificado.

En esta ocasión, el punto de encuentro ha sido la explanada frente al polígono industrial, donde se han organizado para el camino a pie por un recorrido que ha pasado por un tramo de la avenida de la Libertad hasta la rotonda dedicada a los voluntarios, y de ahí, a la avenida América, para coger la calle Cibeles, Duque de Ahumada, San Antonio y Calvario hasta llegar a la parroquia de Nuestra Señora del Carmen. A su paso, algunos vecinos saludándolos y familiares dándoles un caluroso recibimiento.

Con la llegada a la iglesia, ha terminado para los rocieros este Rocío 2023, lleno de buenas experiencias y momentos de alegría, rezo y devoción. Ahora toca deshacer el equipaje, descansar y volver a la rutina con la satisfacción de haberse reencontrado un año más con la virgen del Rocío.