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Antonio Franco 1
Sábado, 01 de Abril de 2023

Fábula del gorrión y el canario

[Img #188394]El hombre coloca la jaula en el alféizar de la ventana de su cocina en el momento en que el sol se aplana y pierde fortaleza.


Al rato, un gorrión merodea por la jaula, introduce su cabeza entre los barrotes de la pajarera y comienza a picotear dentro del comedero.

 

─¡Buenos días! ─saluda el canario.
─¡Buenos días! ─contesta el gorrión.

 

De verse casi a diario, excepto aquellos días en que por mor de la lluvia la ventana permanece cerrada y la jaula ubicada en otro lugar de la casa, el gorrión y el canario se han hecho amigos. Y como ocurre cuando alguien se hace amigo de alguien, con el paso del tiempo comienzan las confidencias.

 

─¡Cómo me gustaría salir de esta jaula y volar libre como haces tú! ─confiesa el canario en un idioma que sólo los pájaros conocen.

 

Porque tienen que saber que los pájaros, aunque sus trinos suenen diferentes, se comunican entre ellos. Da igual el lugar donde tengan sus hábitats y a la familia a la que pertenezcan. Todas las aves se entienden. Ya graznen, grajeen, trisen, ululen, chillen o píen; su idioma es universal entre ellas.

 

─¡Pero, si tienes la comida asegurada! Además, ahí no pasas frío ni calor. No te falta el agua ni la comida ─contesta el gorrión.
─Tú también la tienes asegurada. A mí no me importa que picotees en el comedero. El hombre, cada vez que ve que falta alpiste, lo vuelve a rellenar.
─Sí, pero cuando el cielo está plomizo y amenaza con llover, me veo obligado a buscar comida en otro sitio porque esos días tu dueño no coloca la jaula en la ventana.

 

En una ocasión, en un despiste del hombre, la puerta de la jaula quedó abierta. El canario no se lo pensó. Salió volando de su encierro. Merodeó por los alrededores de la ventana durante unas horas hasta que vio aparecer al gorrión.

 

─¡Amigo, soy libre! ─cantó el canario.


El gorrión lo miró. No parecía muy feliz.


─¡Enséñame a vivir como tú! ─le suplicó el canario.


No se pudo negar.


─¡Sígueme! ─y echó a volar seguido del canario.

 

El vuelo de este era rápido y en un principio voló junto al gorrión. Pero sus alas no estaban ejercitadas para un vuelo largo, así que pronto perdió velocidad y se fue distanciando hasta perder de vista a su amigo.

 

Pese a la llamada desesperada, el gorrión siguió su vuelo hasta dar con unas migas de  pan que estaban esparcidas por el suelo. Entretenido, picoteando aquel manjar, se olvidó totalmente del canario. Este intentó seguir el trayecto del gorrión, pero su deseo por encontrarlo resultó infructuoso. Anduvo perdido hasta encontrar un árbol. En una rama descansó de su ajetreado revoloteo.

 

El gorrión acabó encontrando otra jaula, en otro alféizar de la ventana de otra casa, para picotear dentro del comedero de otro pájaro con el que acabó entablando  amistad.

 

El canario nunca se aclimató del todo a buscarse la vida de aquel modo. Es probable que muriera de inanición por no estar acostumbrado a soportar las inclemencias del tiempo.

 

Como han leído, esta semana he optado por transcribir una fabula que compuse hace unos meses observando el comportamiento de algunos humanos.  

 

Todas las fábulas tienen su moraleja. Esta quizás tenga más de una. Todo depende de cada lector.

 

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  • Roteño

    Roteño | Martes, 04 de Abril de 2023 a las 08:33:22 horas

    Muy bien, menos subvenciones y más buscarse la vida.

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